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Eternidad del Alma. Spinoza

Imagen conceptual de la eternidad del alma: Un resplandor de luz dorada se eleva desde una silueta humana, simbolizando la esencia eterna del alma que persiste más allá del cuerpo físico, con un fondo de reloj de arena detenido, representando el tiempo y la eternidad entrelazados.


PROPOSICIÓN XXIII 

El alma humana no puede destruirse absolutamente con el cuerpo, sino que de ella queda algo que es eterno. 

Demostración: Se da en Dios necesariamente un concepto o idea que expresa la esencia del cuerpo humano (por la Proposición anterior), y esa idea de la esencia del cuerpo humano es, por ello, algo que pertenece a la esencia del alma humana (por la Proposición 13 de la Parte II). Desde luego, no atribuimos duración alguna, definible por el tiempo, al alma humana, sino en la medida en que esta expresa la existencia actual del cuerpo, que se desarrolla en la duración y puede definirse por el tiempo; esto es (por el Corolario de la Proposición 8 de la Parte II), no atribuimos duración al alma sino en tanto que dura el cuerpo. Como, de todas maneras, eso que se concibe con una cierta necesidad eterna por medio de la esencia misma de Dios es algo (por la Proposición anterior), ese algo, que pertenece a la esencia del alma, será necesariamente eterno. Q.E.D.

Escolio: Esa idea que expresa la esencia del cuerpo desde la perspectiva de la eternidad es, como hemos dicho, un determinado modo del pensar que pertenece a la esencia del alma y es necesariamente eterno. Sin embargo, no puede ocurrir que nos acordemos de haber existido antes del cuerpo, supuesto que de ello no hay en el cuerpo vestigio alguno, y que la eternidad no puede definirse por el tiempo, ni puede tener con él ninguna relación. Más no por ello dejamos de sentir y experimentar que somos eternos. Pues tan percepción del alma es la de las cosas que concibe por el entendimiento como la de las cosas que tiene en la memoria. Efectivamente, los ojos del alma, con los que ve y observa las cosas, son las demostraciones mismas. Y así, aunque no nos acordemos de haber existido antes del cuerpo, percibimos, sin embargo, que nuestra alma, en cuanto que implica la esencia del cuerpo desde la perspectiva de la eternidad, es eterna, y que esta existencia suya no puede definirse por el tiempo, o sea, no puede explicarse por la duración. Así, pues, solo puede decirse que nuestra alma dura, y solo puede definirse su existencia refiriéndola a un tiempo determinado, en cuanto que el alma implica la existencia actual del cuerpo, y solo en esa medida tiene el poder de determinar según el tiempo la existencia de las cosas, y de concebirlas desde el punto de vista de la duración.  


La Idea de la Esencia Humana en la Eternidad

Una representación abstracta de la relación conceptual entre Dios y la esencia humana, simbolizando la idea de que en la mente de Dios existe una percepción eterna de la esencia de cada cuerpo humano. La imagen utiliza colores y formas etéreas para indicar la naturaleza divina y eterna, con figuras humanas entrelazadas en una danza de luz y sombra, sugiriendo la interconexión entre lo divino y lo mortal desde una perspectiva de eternidad.


PROPOSICIÓN XXII 

En Dios se da necesariamente una idea que expresa la esencia de tal o cual cuerpo humano desde la perspectiva de la eternidad. 

Demostración: Dios no es sólo causa de la existencia de tal o cual cuerpo humano, sino también de su esencia (por la Proposición 25 de la Parte I), que debe ser necesariamente concebida, por ello, por medio de la esencia misma de Dios (por el Axioma 4 de la Parte I), y ello según una cierta necesidad eterna (por la Proposición 16 de la Parte I); ese concepto, entonces, debe darse necesariamente en Dios (por la Proposición 3 de la Parte II). Q.E.D.

Optimiza tu Mente: Spinoza y el Poder del Entendimiento en la Gestión de Emociones

Ilustración conceptual del poder de la mente para organizar las emociones a través de la comprensión. Presenta un cerebro con engranajes interconectados que simbolizan los procesos de pensamiento, rodeado de símbolos positivos como corazones que representan el amor y la generosidad, superando las emociones negativas representadas como nubes oscuras. Los rayos de luz penetran las nubes, lo que representa la claridad y la razón, lo que genera equilibrio emocional.

 

PROPOSICIÓN X 

Mientras no nos dominen afectos contrarios a nuestra naturaleza, tenemos la potestad de ordenar y concatenar las afecciones del cuerpo según el orden propio del entendimiento. 

Demostración: Los afectos contrarios a nuestra naturaleza, esto es (por la Proposición 30 de la Parte IV), los que son malos, lo son en la medida en que impiden que el alma conozca (por la Proposición 27 de la Parte IV). Así, pues, mientras no estamos dominados por afectos contrarios a nuestra naturaleza, no es obstaculizada la potencia del alma con la que se esfuerza por conocer las cosas (por la Proposición 26 de la Parte IV); y, de esta suerte, tiene la potestad de formar ideas claras y distintas, y de deducir unas de otras (ver Escolio 2 de la Proposición 40 y Escolio de la Proposición 47 de la Parte II); y, por consiguiente (por la Proposición 1 de esta Parte), tenemos la potestad de ordenar y concatenar las afecciones del cuerpo según el orden propio del entendimiento. Q.E.D. 

Escolio: Mediante esa potestad de ordenar y concatenar correctamente las afecciones del cuerpo, podemos lograr no ser afectados fácilmente por afectos malos. Pues (por la Proposición 7 de esta Parte) se requiere mayor fuerza para reprimir los afectos ordenados y concatenados según el orden propio del entendimiento que para reprimir los afectos inciertos y vagos. Así, pues, lo mejor que podemos hacer mientras no tengamos un perfecto conocimiento de nuestros afectos, es concebir una norma recta de vida, o sea, unos principios seguros, confiarlos a la memoria y aplicarlos continuamente a los casos particulares que se presentan a menudo en la vida, a fin de que, de este modo, nuestra imaginación sea ampliamente afectada por ellos, y estén siempre a nuestro alcance. Por ejemplo, hemos establecido, entre los principios de la vida (ver Proposición 46 de la parte IV, con su Escolio), que el odio debe ser vencido por el amor o la generosidad, y no compensado con odio. Ahora bien, para tener siempre presente este precepto de la razón cuando nos sea útil, debe pensarse en las ofensas corrientes de los hombres, reflexionando con frecuencia acerca del modo y el método para rechazarlas lo mejor posible mediante la generosidad, pues, de esta manera, uniremos la imagen de la ofensa a la imaginación de ese principio, y podremos hacer fácil uso de él (por la Proposición 18 de la Parte II) cuando nos infieran una ofensa. Pues si tuviésemos también presentes la norma de nuestra verdadera utilidad, así como la del bien que deriva de la amistad mutua y la sociedad común, y el hecho, además, de que el supremo contento del ánimo brota de la norma recta de vida (por la Proposición 52 de la Parte IV), y de que los hombres obran, como las demás cosas, en virtud de la necesidad de la naturaleza, entonces la ofensa, o el odio que de ella suele nacer, ocuparía una mínima parte de nuestra imaginación, y sería fácilmente superada; o si ocurre que la ira, nacida habitualmente de las ofensas más graves, no es tan fácil de superar, con todo resultará superada —aunque no sin fluctuaciones del ánimo- en un lapso de tiempo mucho menor que si no hubiéramos reflexionado previamente acerca de estas materias, como es evidente por las Proposiciones 6, 7 y 8 de esta Parte. Del mismo modo, para dominar el miedo se ha de pensar en la firmeza; esto es, debe recorrerse a menudo con la imaginación la lista de los peligros corrientes de la vida, pensando en el mejor modo de evitarlos y vencerlos mediante la presencia de ánimo y la fortaleza. Pero conviene observar que, al ordenar nuestros pensamientos e imágenes, debemos siempre fijarnos (por el Corolario de la Proposición 63 de la Parte IV y la Proposición 59 de la Parte III) en lo que cada cosa tiene de bueno, para, de este modo, determinarnos siempre a obrar en virtud del afecto de la alegría. Por ejemplo, si alguien se da cuenta de que anda en pos de la gloria con demasiado empeño, deberá pensar en cosas como el buen uso de ella, el fin que se persigue al buscarla y los medios para adquirirla, pero no en cosas como el mal uso de ella, lo vana que es, la inconstancia de los hombres u otras por el estilo, en las que solo un ánimo morboso repara. En efecto: esta última clase de pensamientos aflige sobremanera a los muy ambiciosos, cuando desesperan de conseguir el honor que ambicionan, y quieren disimular los espumarajos de su ira bajo una apariencia de sabiduría. Es, pues, cierto que son quienes más desean la gloria los que más claman acerca del mal uso de ella y la vanidad del mundo. Y esto no es privativo de los ambiciosos, sino común a todos aquellos a quienes la fortuna es adversa y son de ánimo impotente. Pues el avaro, cuando además es pobre, no para de hablar del mal uso de la riqueza y de los vicios de los ricos, no consiguiendo con ello nada más que afligirse y dar pública muestra de su falta de ecuanimidad, no solo para sobrellevar su propia pobreza sino para soportar la riqueza ajena. Así también, los que son rechazados por su amante no piensan sino en la inconstancia y perfidia de las mujeres, y demás decantados vicios de ellas, para echarlo todo en olvido rápidamente en cuanto ella los acoge de nuevo. Así, pues, quien procura regir sus afectos y apetitos conforme al solo amor por la libertad, se esforzará cuanto pueda en conocer las virtudes y sus causas, y en llenar el ánimo con el gozo que nace del verdadero conocimiento de ellas, pero en modo alguno se aplicará a la consideración de los vicios de los hombres, ni a hacer a estos de menos, complaciéndose en una falsa apariencia de libertad. Y el que observe y ponga en práctica con diligencia todo esto (lo que no es difícil), podrá sin mucha tardanza dirigir en la mayoría de los casos sus acciones según el imperio de la razón.

El fantasma de lo que sucederá

 


Después del mayo francés la corriente política cambió por completo, el pueblo notó una forma de ejercer poder y sus consecuencias, sean quienes sean los que las proponen. La lucha se desarrolla ahora desde el anonimato, así debe serlo. Algunos lanzan señales como faros de identidad para tratar de sobrellevar una existencia afectada por diversidad de contingencias, lo que tienen en común es poner a prueba la teoría del bosque oscuro, o corregir los posibles errores que, filosóficamente, como resistencia, estén cometiendo en sus vidas. La respuesta es el silencio. Lo saben. Así debe ser, es la mejor de las opciones. El anonimato se ha vuelto el caballo de batalla de las personas de bien, ellos son los más fuertes intelectualmente, ejerciendo lo correcto de manera íntegra, sin presiones ni pretensiones, existe un grupo, una comunidad, una legión, dispuesta a conquistar el mundo, a no dejarse dominar por todo aquello que vaya en contra del bien humano. Este bien no esta escrito en ningún lado, muta con la historia, con los acontecimientos, con las capacidades tecnológicas de boicotear el sistema para la restitución humana.

Es anónima, pero no tiene nada que ocultar. Se manifiesta en esta nada una esperanza, un acontecer, una empatía, un regreso a la tribu de la que pertenecemos todos. Se trata de la redención, reparación y sanación de todas las cosas. Una lucha abierta contra el mal y una admiración ferviente por lo justo. Es anónima por amor a los suyos, por lealtad familiar por amistad. De todos modos, servir a nuestra comunidad puede que sea lo más ético que podemos intentar. Si las personas no toman las riendas por sus destinos y los destinos de sus hijos, el mundo entero les dominará.

El dinero, los recursos antinaturales se han robado nuestra capacidad de mantenernos sanos, justos, abiertos. Allí donde el dinero más penetra es donde se separa más entre sí; encontramos capitales aislados que siguen un posible único camino, fácilmente rastreable sin tener que usar el espionaje que usa el estado contra nosotros. Entre estos capitales habitan todavía seres humanos que sobrevivieron a las eras imperialistas, precapitalistas o poscapitalistas. Encontramos en estas comunidades lo más cercano al “Ethos sustancial”, navegando por realidades que tratamos de comprender desde perspectivas capitalistas; negocio o no negocio, códigos binarios que poco describen conciencias que apenas podemos apreciar por su conexión intima con el mundo. Entre estas raíces no hay suelo firme, es una realidad que escapa a la sensación de seguridad de la que muchos están acostumbrados.

Formamos parte de esta inestabilidad, por eso el anonimato. Ya no se entiende este mundo, por eso es hostil. Se pierde el gusto por vivir y se prefiere vivir ausente, ausente en el trabajo, en la sala de clases, ausente en la familia, ausente de la carnosidad que alguna vez nos antecedió. La ausencia se volvió un arma de sobrevivencia. El mundo ya no se conquista, no hay nada que dominar, no hay nada que controlar, nos transformamos en sombras y polvo que el nihilismo remató con un contingente de acontecimientos que nos sobrevinieron como especie; una especie luchando como especie, una especie matando a su especie, por ello el anonimato… Los que se presentan a escribir esto no son más que bufones que relatan una comedia con un aparente final feliz. Ignoramos este final. Pero aún existe la imaginación, el color, las luces y los contrastes. Aún existe una conexión con algo que desconocemos. En algún lugar de todo esto se encuentra un chiste.

Al no ser nada se puede ser todo. El disimulo y el peligro se transformaron en condiciones de la unidad para la bondad, no por el hecho de hacer daño, sino para ahuyentar a los demonios que día a día vienen a asechar los corazones de quienes se les impusieron las normas sin dictárselas, de los bautizados sin razón, de los que están expuestos en las tinieblas de su presente. Lo único que podemos conquistar es el anonimato.

Los poderes necesitan más que nunca de nuestra participación, de nuestra voz, de nuestro voto, de nuestra palabra, de nuestro entusiasmo, de nuestra energía, de nuestra movilización total. La potencia de abstención será clave en esta lucha, la mejor abstención la tiene quién no tiene nombre. La justificación total de la maldad se manifiesta por la consecución de aquello que nos ganamos, de aquello por lo que luchamos; si se le llama bien, terminará por convertirse en mal, su legitimidad es usada. No se intenta de que del proletariado salga una clase privilegiada, que se aprovechará para dominar a sus pares, se trata de que la voluntad del mal se aprovechará de aquello que el bien conquistó. Esto lo debe tener claro la comunidad anónima. No va de entender a unos cuantos, se trata de entenderlos a todos.

Esta ausencia es solo un punto de partida, es la presentación de un sistema complejo que está recién explicándose. La ausencia, el ausentismo involucra permanecer entendiendo el desastre que provocamos con nuestra presencia, a niveles éticos, ecológicos, simbólicos, no podemos rehuir. Donde nos ausentemos dejaremos huella, es esta huella el fantasma al que los poderes dominaran.

Un fantasma está recorriendo Europa y todos los rincones de la tierra, el fantasma de la capacidad del individuo libre por provocar todo lo imaginario y todo lo real. Una explosión que se llevará todo, que no tendrá un centro fijo, terrorismo puro desde la bondad, desde la ética en contra de todo lo que pretenda dominarnos. Se trata de traicionar la ciudadanía para luego interpretarla, traicionar la libertad para poder redefinirla; esto volverá a hacernos personas libres, que por lo menos definan aquello que hacen y que buscan.

Dejar la generación de los niños involucra traicionar la niñez para conquistar los símbolos nuevamente, para volver a escribir fantasías y epopeyas; encontrar nuestros traumas, nuestras sombras desde el ataque despiadado que nos hace el mercado. Ser actores de una mala trama desde dentro, reconocer la falta de talento, la falta de inteligencia, la falta de astucia, la falta de estrategia, por estar ya metidos con el fango hasta el cuello. Luego, perdonarnos, redimirnos, resignificarnos. Los que atacan desde fuera morirán rápido, serán identificados y neutralizados. La bondad nace en el corazón de la maldad, en el abismo mismo del averno, en la última decisión, en la última cena.

Quien pierde el anonimato para hacer el llamamiento no es ningún héroe, es un tonto, lucha desde dentro. Debe tener cuidado en no acartonarse en identidades. Es un escritor a veces, y dado que el mundo es cambio, esta lucha no puede ser fija. Mirar la nada es entonces siempre el comienzo de una red de acontecimientos que se enlazan para volver a ser nada. Una revolución de paso es la cadena que hará más daño a cualquier intento imperialista, una revolución anónima, sin nombres, compleja desde cada instante, para los instantes que dure, luego morir. Una historia triste como siempre si se le romantiza. Podemos ser románticos, podemos ser humanos, podemos volver a sentir. Lo bello nacerá de la normalidad, de su corazón, desde ahí perdurará la resistencia, lo nuevo, la historia de una cualidad ante el todo.  


Defensa de la nostalgia

Un supuesto filósofo, de cuyo nombre no quiero acordarme, sermonea por la radio nada menos que este lema: «La nostalgia es una irresponsabilidad». Desde su pedestal, a este predicador solo le ha faltado decretar la hoguera para los reos de melancolía. Y, como puntilla de su hibris, añade: «Un filósofo tiene que ser tajante, no puede quedarse en medias tintas».

Hombre nostálgico mirando el oleaje del mar.

Dudo que los dicterios de este riguroso moralista tengan la menor veta de filosofía. Porque si algo caracteriza al pensador honesto es la duda y el matiz. Precisamente la complejidad de las medias tintas. Para sentencias terminantes ya tenemos la fácil temeridad de la ignorancia. En la convicción inamovible se está muy bien: la lucidez empieza en el cuestionamiento, y por eso resulta incómoda y aguafiestas. 

Así que yo me permito pasar los axiomas de este señor por el cedazo de mis interrogantes. Ciertamente, la nostalgia es una tristeza, y eso bastó para que Spinoza y Nietzsche la rechazaran. El budismo tampoco la acogería, en tanto que dolor causado por un apego. Sin embargo, la inclinación de la añoranza es blanda y está impregnada del tenue resplandor de los recuerdos afables. Quizá la nostalgia sea la tristeza más noble: por lo que tiene de gratitud y de ternura, por su humilde trabajo arqueológico. 
Por supuesto que todas las tristezas tienen sus excesos, y la nostalgia no es una excepción. Hay algo de histrionismo en la exaltación del pasado, como si en él no hubieran anidado tantas sombras como en el futuro. Muchas viejas glorias lo son solo porque son viejas, del mismo modo que hay nombres que no se alaban hasta que forman parte de los muertos. Si el ayer deja de ser esa estación abandonada que vemos pasar por la ventanilla, y se convierte en espectral morada, deja de enriquecer la vida con la experiencia y se limita a confinarla en una celda de recuerdos idealizados. Así le sucede, por ejemplo, al patético Davenne de la película de Truffaut La habitación verde, un hombre anclado en los recuerdos de su mujer fallecida porque ya hace mucho que murió con ella. 

Sin embargo, acusar a la nostalgia de irresponsable implica ponerla en la picota dogmática del moralismo. Habrá, seguro, una nostalgia irresponsable, que, como argumenta don filósofo, quiera justificar la inacción (o la reacción) escudándose en ese socorrido pasado que siempre fue mejor. La memoria usada de componenda contra el futuro constituye un recurso más bien mísero y tosco: la vida se abre paso de todos modos, y arrojarle pedazos de pretérito no hace más que astillarla. Hay una nostalgia reticente que se aferra a lo malo conocido para no afrontar la intemperie de lo bueno por conocer. Hay una nostalgia cobarde, timorata, que inundaría el presente de pasado solo para ahogar los inciertos brotes del futuro. 
Pero, si vivir es perder, la nostalgia es, ante todo, la obligada ternura que nos inspira la felicidad perdida, la punzada de congoja por los páramos marchitos que evocan antiguos vergeles. El tiempo se lo lleva todo, lo bueno y lo malo, y abre la puerta a todo lo que, malo o bueno, aguarda en el porvenir; pero la gratitud y el amor dedican sus atardeceres al resignado desmantelamiento de las ruinas, venerándolas como sagrados testigos de regocijos que un día estuvieron vivos y ya no volverán. Hay una nostalgia benévola y devota que echa un vistazo atrás antes de encarar el futuro, que ejercita con afecto la cálida poesía de la memoria. 

¿Irresponsable la nostalgia? Irresponsable es no honrar la felicidad donde se nos dio; irresponsable es demoler la casa de los padres sin una lágrima, y no llevarles flores a los muertos. 

                                                    Artículo publicado también en mi blog Filosofías para vivir.

Explorando la Magia Urbana y la Deriva Chamánica: Cómo los Símbolos y Espíritus Influyen en la Transformación Personal

Un mundo mágico lleno de espíritus, encrucijadas, dioses y símbolos, que representa un viaje a través de estados mentales y emocionales, con un enfoque en la transformación y la comunicación con los espíritus, ambientado en un contexto urbano, que combina elementos antiguos y modernos.
Un mundo mágico lleno de espíritus, encrucijadas, dioses y símbolos, que representa un viaje a través de estados mentales y emocionales, con un enfoque en la transformación y la comunicación con los espíritus, en un contexto urbano.

 

El texto de Stephen Grasso que más adelante se muestra, es complejo y místico, la práctica de la deriva urbana es una técnica que trasciende el simple paseo por la ciudad para transformarse en una exploración mágica y espiritual. 

Pero, ¿es un potencial peligro la complejidad de internalizar y reinterpretar este vasto simbolismo? Que algo pueda encontrarse en cada cruce de caminos, cada espíritu invocado y cada hechizo lanzado. La deriva, como método, no busca solo entretener mientras interactúa con el entorno urbano, sino que desafía al practicante a redefinir su realidad, enfrentándose a los riesgos de la desorientación mental y la alienación social. 

Este análisis ofrece una visión sobre cómo esta práctica "mágica" puede servir tanto como herramienta de cambio personal como de desconexión con la realidad convencional, entrando en esa delicada línea que el practicante debe caminar puesta entre la magia y la locura.

Y es que me parece algo peligroso, en cuanto que tienes ante tus manos miles de símbolos a interiorizar: “cruce de caminos, Dioses, magia, espíritus…” otorgándole a cada uno una función para conseguir algo, muy lioso, y perturbador, pues lo más difícil de cambiar, es el significado antiguo… que pueden hacer que el trayecto hacia el cambio quede a medio camino … Depresiones, ansiedad, …


Me da la impresión de que la deriva, trata de conseguir un estado de ánimo distinto ante una situación específica, el texto te induce a visualizar una imagen perturbadora, con el contra-sentido de no tenerla en la mente para experimentar ese ánimo, por lo que después de haber estudiado el significado de cada símbolo, y de posicionarse el lector de estos peligrosos textos en un cruce de caminos, se decide a avanzar absorbiendo cantidad de estímulos cargados de significado, y este debe estar con la mente en blanco, y que al dar con uno que nos afecte positivamente, después se ha de volver al cruce de partida, —dice el texto—.

El peligro principal se encuentra en la idealización a la que obliga la temática, lo que propicia un distanciamiento en vocabulario entre individuos de la sociedad, probablemente al utilizar estas palabras en un contexto occidental, acabarías siendo “el brujo” del barrio, cerrándose el círculo de encuentros a unos pocos individuos.

Es un peligro pues, después de aceptar estas palabras con los significados y las experiencias que se pueden asociar a ellas, no sé yo en que momento se puede tener dificultades para diferenciar la paranoia de la recepción estimular. 

Aquí dejo una muestra de un texto para combatir la desinformación, sirva para defenderse de este tipo de trampas esotéricas que abundan en internet.

—Stephen Grasso, Más allá del pavimento, la bestia. —



Una vez has pelado la cáscara de grisez urbana del mundo y descubierto un mundo mágico lleno de espíritus, la siguiente fase es ver lo que puedes hacer con ese mundo, cómo puedes hablar con estos espíritus y averiguar qué podrían hacer por tí. La técnica de la deriva no sólo revela magia, sino que es un proceso de vínculo con ella. Tiene muchas aplicaciones distintas, y puede usarse en variedad de contextos. Puede usarse como un método de comuniacción directa con el “genus loci” o espíritu de un lugar en particular o de un área geográfica más ámplia, o como forma de diálogo con cualquier entidad con la que estés trabajando. Puede servir como un método de recoger potentes ingredientes y materiales para rituales, o para buscar respuestas a cuestiones adivinatorias. Las aplicaciones prácticas de la deriva son numerosas, y el mago imaginativo descubrirá sin duda muchas más. Puede llevarse a cabo practicamente en cualquier sitio y momento; así, es ideal para esas situaciones en las que no estás preparado y quieres improvisar alguna forma de magia poderosa.


Los mecanismos de la deriva son sencillos. Estás intentando caminar entre mundos y traer algo útil. Es en esencia un viaje chamánico que tiene lugar en tiempo real, como el opuesto al concepto de viaje interno (como los trances de percusión de tribus indígenas como los jíbaros). La deriva te fuerza fuera de tu cómodo templo con calefacción central y te pone en el mundo como muy pocas prácticas en lo oculto. Saca tu magia al mundo, en un sentido muy real y muy físico.


Una deriva puede empezar de muchas maneras, dependiendo de la situación y el intento. A veces las derivas pueden ser espontáneas. Si has internalizado la práctica lo suficiente, no es raro verte arrojado a una deriva chamánica virtualmente en cualquier momento. Salir a por un brik de leche, volver a casa desde el pub o ir de tiendas pueden transformarse a menudo en magia fuerte de un minuto al otro. La deriva espontánea puede afilar tu sensibilidad y adapatabilidad a un grado muy alto, pero para obtener los mejores resultados, tienes que ser capaz de recibir y filtrar “información” de forma efectiva. La deriva es una práctica oculta de alto riesgo en lo que respecta a tu salud mental, ya que favorece un nivel de apertura a la comunicación espiritual que puede dar miedo. Antes de que te des cuenta, eres ese tipo loco que habla con cosas invisibles por la calle y busca en las papeleras secretos ocultos. Esto va bastante unido a esta forma de trabajar, así que para empezar, es bastante útil aprender un método de activarlo y desactivarlo.


Es importante recordar que lo que estás haciendo es intentando “caminar entre mundos”, con el énfasis en la palabra “entre”. Es relativamente fácil acabar en caída libre con esta práctica y convertirte rapidamente en un paranoico lunático, pero no es lo que se pretende. Es tu habilidad como hechicero lo que te permite navegar con seguridad las áreas más salvajes de la consciencia y traer algo útil de vuelta. Para conseguir asentar la práctica de la deriva, has de desarrollar suficiente capacidad a la hora de mediar entre tu existencia normal del día a día y la experiencia hiper-real chamánica.

MacIntyre tras la virtud o la recuperación del Ethos




José Rafael Herrera

@jrherreraucv


A Dora, mi esposa, por todos estos años




“Lo que importa ahora es la construcción de formas locales

de comunidad, dentro de las cuales la civilidad, la vida moral

y la vida intelectual puedan sostenerse a través de las nuevas

edades oscuras que caen sobre nosotros”.

                                           Alasdair MacIntyre, Tras la Virtud




texto filosófico sobre la narrativa filosófica, su importancia y desarrollo histórico según MacIntyre


La narrativa filosófica es una cuestión mucho más densa de lo que puede llegar a imaginar el entendimiento abstracto y su ya frecuente uso y abuso continuo de los conceptos. De hecho, en sus manos escleróticas, el término ha quedado reducido a guindajo de quincalla, con lo cual se le ha ido confiscando su real valor onto-histórico. Y es que cuando se menciona en sentido enfático la idea de una narrativa filosófica, conviene tomar en cuenta el estudio de la “lógica específica del objeto específico”, un estudio en virtud del cual las determinaciones inmanentes, propias de cada contexto, permiten comprender el hilo conductor que las entrama y del cual deviene su historicidad concreta. No se trata, pues, de una expresión grandilocuente en boga, y nisiquiera de un método -de un instrumento o de un medium- a través del cual se pretende presuponer y fijar la llegada del conocimiento al objeto o de este a aquel. Más bien, se trata de la compenetración en “la cosa misma” o, lo que es igual, de la acción de “seguir pensando” desde el presente lo ya pensado, en medio de la complejidad de su recorrido. En suma, se trata de la consciente recuperación de los dos principios, de factura nuclear, a partir de los cuales pudo florecer la cultura occidental, y especialmente de la necesidad del recíproco reconocimiento de la unión de la Elea parmenídica y de la no-unión del Éfeso heraclíteo, cabe decir: del ser y del devenir simultáneamente comprendidos, como resultado.  

En realidad, más allá de la conversión del lenguaje en mercancía -y a la luz de la adecuación del orden de las ideas y de las cosas-, la narrativa filosófica comporta nada menos que el “sistema de la narración histórica” o, más simplemente, el telos de “la filosofía narrativa”. Esta configuración hermenéutica de la narrativa filosófica ha sido, por cierto, la mayor contribución hecha por Alasdair Chalmers MacIntyre a la filosofía contemporánea. Filósofo y escritor de origen escocés, MacIntyre es un asiduo seguidor -y continuador- del pensamiento de Collinwood, Croce, Marx, Hegel, Tomás Aquino y Aristóteles, en ese mismo orden, es decir, del presente al pasado y del pasado al presente, según el modo historicista de investigación y exposición. No por casualidad, su obra principal lleva por título Tras la virtud, en la que expone el desarrollo crítico e histórico del concepto de Ethos aristotélico como resultado de la formación cultural -la Bildung- de cada pueblo, de su particular Volksgeist, a diferencia de los “modelos universales” -abstractos y, por eso mismo, falsos- que suele postular la reflexión del entendimiento, sobre todo a partir de la consolidación de la modernidad y particularmente después del triunfo de la Ilustración, con lo cual las “formas puras” de la racionalidad analítica son descontextualizadas y elevadas al rango de verdades “absolutas” que terminan siendo sobreestimadas e impuestas como “leyes naturales” que van siendo progresivamente instrumentalizadas y puestas al servicio del corpus jurídico-político de las sociedades, propiciando su inevitable desgarramiento. De ahí que sus estudios en esta dirección lo lleven a afirmar que “no hay estándares neutrales disponibles por apelación a los que cualquier agente racional pueda determinar las conclusiones de la moral”.

Ni la ética deontológica ni la moral utilitarista, ni el legalismo ni el normativismo, han sido capaces de ofrecer una solución efectiva a la crisis orgánica que padecen las sociedades del presente. Una sociedad que ha sido víctima de su propia barbarie no se reconstruye con preceptos animados por el “deber ser”. Solo el estudio reconstructivo de su proceso histórico, en busca de la precisión del punto de ruptura -precisamente, la narrativa filosófica- de su entramado ético, permite dar cuenta de la necesidad de abandonar el camino de los postulados formales que, con absoluta independencia de los contenidos específicos, son presentados como verdades absolutas. Siguiendo a Marx, a Hegel y a Aristóteles, MacIntyre rechaza la presuposición de una sociedad liberal que se sustenta sobre la abstracción del individualismo, representado, además, como el origen natural de la sociedad. El ser humano es -y no puede no ser- un zoon politikón, un animal político y social, por lo que no puede prescindir de la vida en comunidad, la misma que, por cierto, sentó las bases para la existencia de los derechos individuales. Pero, de igual forma, rechaza el marxismo soviético, orientalizado, que, en nombre de los intereses de la sociedad, reprime y aplasta a los individuos, conculcando sus libertades para terminar en el mayor de los individualismos mediante la fantástica identificación del pueblo con el líder. El totalitarismo es, en efecto, la contracara del individualismo, el lado oscuro de la luna neo-liberal.

Con MacIntyre, la filosofía de Aristóteles deja de ser una reliquia del pasado, una “interesante” pieza arqueológica del museo de los antiguos pensamientos en extinción, para devenir juicio, exigencia crítica e histórica del presente. La Prima philosophia de Aristóteles irrumpe, de este modo, como una legítima filosofía del aquí y ahora, inescindiblemente vinculada a la historia del pensamiento en sentido enfático que es, en realidad, su propio desarrollo. Y es a partir de la reconstrucción de su idea de virtud, comprendida como la consciencia de la necesidad del cumplimiento de las costumbres ciudadanas -el Ethos-, como el pensamiento de Aristóteles se transforma no solamente en el imprescindible interlocutor de una época que ha hecho del la razón instrumental, del individualismo y la futilidad la ruta más expedita para el advenimiento de la barbarie, el totalitarismo gansteril y la pérdida de sí mismo. 

Ni la moral ni la política se pueden sentenciar desde un sillón, afirma MacIntyre.. Hic Rhodus, hic saltus. Después de todo, Tras la virtud es una exhortación a dar el salto cualitativo (Aufheben) ético y político, el salto que va desde el yo al nosotros. Se trata del compromiso histórico por la recuperación de las virtudes públicas, la responsabilidad ciudadana, la solidaridad y el sincero compromiso con los derechos humanos que son, en primera instancia, derechos inmanentes a cada individuo.                 

       




Una paradoja que define la imaginación

 




La paradoja de Aquiles es un problema que propuso Zenón de Elea, en el que se aprecia una complicación lógica dentro de lo que en Física se llama: Movimiento Rectilíneo Uniformemente Variado. En esta paradoja se presenta el problema de los instantes. Si una tortuga tuviera la ventaja en una maratón siendo que su competidor, Aquiles, partiera más tarde, ¿en qué momento Aquiles superaría esta ventaja sin importar una eventual mayor velocidad? ¿Cómo explicar el concepto de la extensión lineal geométricamente? Dado que, por más que avance Aquiles, la tortuga lo hará igual en menor dimensión de manera indefinida. Proporcionalmente avanzaría, estaría por delante de Aquiles siempre en términos lineales y dependientes del tiempo; aunque la tortuga no tendría la ventaja en función de sí misma, sino en función de Aquiles, es decir, por cada punto que avance Aquiles, la tortuga estaría en una  permanentemente victoria hasta el límite del infinito. Una especie de cero absoluto. En estos términos la paradoja es mucho más configurativa de lo que se creía inicialmente, mucho más simbólica. Es en tiempos infinitos introvertidos, donde no hay diferencias competitivas entre el mayor de los guerreros griegos, y uno de los animales más lentos de nuestro reino. El resultado está predicho, la oportunidad no se puede superar a no ser que haya una "nada temporal".

 

El tiempo en términos marxistas es la condición estructural que impide que una cualidad supere una cantidad, la superestructura le responde en formas espectrales. Se divide dentro de tres acontecimientos que son la base del sistema que definió Karl Marx, y que impiden que "Aquiles alcance a la tortuga": La Economía, la Sociedad y la Política. Tres patas de la mesa que sirven de apoyo para la forma en que se plantea el banquete humano (Platón); sobre ellos, la educación. 

La economía según Althusser, es mucho más versátil que la función simple de estructura, es interdisciplinaria, puede formar parte del conjunto completo de los sistemas de control y manipulación, pero a la vez ser la piedra que dé soporte a la pobreza material humana, la solución universal, la única respuesta pragmática.

El aparato ideológico del estado es vital para mantener la estructura y la superestructura en mantenimiento vigente. Lo hace por la razón o la fuerza. Es una forma enemiga-amistosa para sobrellevar-se y sobrevivir como sea; una relación dialéctica que puede afectar a cualquier institución, desde la más básica como la familia, hasta las grandes instituciones, como los sistemas penales, fiscales, legislativos, etc. Problemas eternos y olvidados, como los apagones informativos, las deudas históricas, la ilegalidad, son parte de algunos de los medios desde donde se camufla el poder.

La falsa conciencia distorsiona la realidad. El siglo XX convivió con un fantasma, con el fantasma de su propio potencial, el miedo, el terrorismo, las amenazas nucleares, las primaveras político-religiosas, la búsqueda de justicia, el industrialismo, el toyotismo, el internet de las cosas, la contracultura, e innumerables factores que formaron parte de la contingencia (real o no), hasta su culminación como ideologías activas o pasivas. En el primer caso, se pueden llevar a la acción interpretaciones del mundo completamente erróneas, en el segundo, se lleva a la historia y a la psiquis colectiva posibles hechos amenazantes o gratificantes sobre las consecuencias de vivir en sociedad.

 

Economía

Los países de Latinoamérica durante la gran depresión económica de la década de los 30, fueron profundamente afectados, al ser economías dependientes se vincularon estrechamente a las consecuencias de su dependencia, como gran parte de los países del tercer mundo. Esta crisis trajo dramáticos aumentos del desempleo y el cierre de muchas empresas. Los esfuerzos más decididos de los individuos languidecieron, pendiendo del factor económico, que llevaba a una imposibilidad latente de superación.

La estructura se va haciendo más oscura entre más abajo en la escala económica se presenta. Interpretar el mundo y cambiarlo partieron como premisas de algo bastante concreto, el enfrentamiento de la economía naciente con la era de la industria. Se comenzó por interpretar la filosofía como una forma de lenguaje que no era útil; su falta de verificabilidad otorgaba la ilusión de su inutilidad. Ideología. El problema de la burocratización pasó por dejar de ser la falta de velocidad, o el parasitismo; la agilidad puede ser burocrática en las manos correctas. La burocracia se volvió el lucro sobre el proceso. Hoy, se debería redefinir este concepto que nos controlará a la velocidad del instante, y retardará, a la antigua usanza, algo elemental del ser humano: su individuación. El extractivismo fiscal se viene como fuerza aniquiladora de gobiernos punitivos, la fiscalidad opresiva y dictatorial es la base de esta superestructura. 

A mediados del siglo XIX se le pagaba al obrero lo necesario para su subsistencia, lo que implicaba una nula capacidad de ahorro… A fines del siglo XX se le pagaba al obrero lo necesario para consumir insanamente hasta la deuda, desde la deuda. No es que el individuo ya no quiera ser libre, éste siempre se enfrenta a la libertad, salvo que no sabe qué hacer. Sobre las bases en que se instituyó la libertad quedan deseos ahogados, el soporte que permitió la economía para que los contribuyentes siguieran bebiendo de su seno sin dejar de llamarla madre. Como diría Nietzsche, la libertad la alcanzamos para ser hombres sin libertad, cuando aseguramos la libertad, la perdemos. El poder de la lógica, de sus números, avasallan cualquier intento por enverdecer nuestras conciencias. La fuerza de la necesidad desertifica todo, queda un susurro hablando, una voz fantasmal, una fantasía, nada científico, nada económico. Desde ahí nacerá una humanidad.

 

Sociedad

“Yo no puedo jugar contigo. Dijo el zorro al principito. Porque tú no me has domesticado. ¿Qué significa domesticar? preguntó el principito. Es una cosa demasiado olvidada. Significa crear lazos. Para mí no eres más que un muchachito, semejante a diez mil muchachitos. Entonces, no te necesito. Y yo no soy para ti más que un zorro, semejante a diez mil zorros. Pero si tú me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mi único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo” (Antoine de Saint-Exupéry).

La palabra es fuente de mal entendidos. La sociedad es una total extraña, separada, y aún más separada entre sí. Se busca, a través de muchos medios, que se haga perpetuamente extraña, que existan eternas diferencias, diferencias estructurales, geométricas, clases, estrados, castas; como objetos que no pueden ser vistos, una partícula cuántica de la que no se puede calcular ni su posición ni su tiempo. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada, compran cosas a los comerciantes, pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. La estructura es una jaula social llena de prejuicios impuestos desde hace décadas y que pueden durar muchas generaciones; prejuicios nacidos por la fuerza, cohecho. ¿Quieres conocer la estructura? hay que escuchar a nuestros ancianos. Las posiciones de las sociedades con respecto a sus creencias dependen de Patrones universales que se pueden rastrear para entender cualquier comportamiento estructural antropológico (Claude Lévi-Strauss).

A una sociedad se le engaña mejor que a un hombre (Pio Baroja). La telaraña de la sociedad atrapa cualquier verdad que pueda ser ingresada, la enreda, la modifica de maneras muy variadas hasta el punto de alterar todo pacto que se pueda hacer con ella, convenientemente. El contrato social como estructura no sirve, no es; no porque las propuestas sean del todo erróneas, sino porque la sociedad por su falta de forma degenera cualquier verdad, cualquier pacto, de acuerdo a la red cultural que se le implantó, la que se desarrolla y sigue complicándose en propuestas y farsas. De no ser por la sociedad el hombre sería una bestia salvaje, o, lo que viene a ser lo mismo, un santo (Bakunin).

 

Política  

La estructura política es un acto de equilibrio entre aquellos que quieren entrar y los que no quieren salir (Jacques Benigne Bossuet). Antes de ser estructura, la política no podía ser para cualquiera, después de serlo, tuvo que serlo para todos.

Si existen, como tanto se ha comentado, los “no lugares”, es decir, los sitios urbanos en los que los individuos son "objetivos" que pasan por los espacios comunes sin ningún tipo de subjetividad o de capacidad creativa, desde la no observación de los espacios que le rodean en el "atrapamiento móvil", rutinario, enajenante, es sin duda una oportunidad política. Luego, ¿Quién escucha realmente la ciudad? Los que nos la recuerdan, los políticos. Si no hay ciudad no hay ciudadano, y la política se vuelve una repetición constante, un punto concurrido, una estrategia, un lugar de asalto, una agujero negro, un centro supermasivo. Así como los mismos contantes edificios, automóviles, locomoción pública, veredas, vitrinas, que retrasan la estética del urbanismo, de la libertad y de su abandono. Se hace constante en la mente ciudadana una leve sensación de orfandad, de engaño, de sumisión ante la nada. 

La política es una de las más eminentes estatuas ensuciada y vejada por los que se le acercan; hay algunos que intentan limpiarla con el manto de la excelencia, se mantiene incólume a veces. Los que se salvaron en el arca eran buenos, los que se quedaron abajo eran malos, pecadores. Un filósofo debe evitar hablar de culpas, hablar de culpas es tarea y afán políticos. Quizás, cuando el planeta esté en un eventual desastre, el relato del diluvio sea el relato de la élite para justificar que no quepan otros, otra clase, otra economía, otras ideas, ninguna salvación. ¿Quién dijo que no tienen teorías para justificarse? Si es necesario, la política traumatiza el oído, argumentando que el problema es el lenguaje. El arca es una estructura. 

¿Qué es la utilización de la paradoja del tiempo en términos estructurales sino una manipulación de la metafísica para fines productivos? La metafísica sólo existe sin fines, alejada de la perpetua concatenación de consecuencias, inmóvil del completo movimiento de la repetición. La existencia, el ser, no es un pulso causal pendiente del lenguaje, de graficas estructurales ni superestructurales; no es un tiempo que se extiende hasta el infinito, internamente, como la paradoja... es una vida que se acaba, sistemas que se acaban, modelos que se acaban, ideologías que se acaban. Posverdad a veces, verdad siempre. 

Que exista una tortuga completamente invencible sólo puede pertenecer a una aberrante ideología, a geometrías imprecisas, a planos no circulares, a dichos sin contradicción. Es el mundo un constante anhelo de aquello que cambia para lo marginal, un debería, un imposible, un inimaginable. No queda otro medio que escapar por las rendijas, por los recovecos, por la nada.  


Desigualdad y Poder: La Evolución del Capitalismo, Socialismo y Fascismo en la Historia Moderna

¿Fascismo o Socialismo?


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La revolución industrial (1760) generó grandes riquezas para los pocos que habían invertido capital en los medios de producción. Esto dio cabida al surgimiento de una nueva clase social a la cual se le denominó Burguesía. A su vez, para los trabajadores y obreros, que generaban estas riquezas, a través, de su esfuerzo y trabajo, dentro de las industrias emergentes, se produjo una gran desigualdad. A esta clase se le denominó proletariado (Clase trabajadora, denominada así por Marx). Una gran parte de su producción iba a parar a los bolsillos de los dueños de las industrias, y sólo una pequeña parte como salario para los trabajadores. De esta manera se generó El Capitalismo, una forma de relación de producción desigual, que favorecía a las clases económicamente más  poderosas.


Es por esto, que finalmente surge el Socialismo Científico (Marx-Engels, siglo XIX) como respuesta a esta desigualdad que padecían los trabajadores y así poder reivindicar su valor dentro de las relaciones de producción que imponía El Capitalismo. Este planteaba una relación de producción justa entre lo que el trabajador producía y lo que cobraba como salario. Por otra parte, proponía la regulación de las horas de trabajo que invertía el trabajador en dicha producción, permitiendo un espacio libre para que los obreros pudieran contar con el tiempo suficiente para compartir con sus familias y cultivarse como ser racional, si así lo decidían, en otras palabras, poder contar con tiempo de ocio bueno. Esto ocasionó cambios profundos en el mundo, que estuvieron plagados de muchas luchas para poder conseguir esta reivindicación. El socialismo apostaba por la igualdad de condiciones. Planteaba que a través de la lucha de clases se alcanzaría la justicia. Condenaba profundamente la tiranía, la represión, la explotación y la discriminación en todas sus formas. En especial, intentaba restituir lo que se le había arrebatado al proletariado; La propiedad privada burguesa. El marxismo estaba íntimamente relacionado con La Democracia, que es el gobierno del pueblo, el gobierno de todos.


Por otro lado, El Fascismo nace del odio y la venganza de un Estado contra el mundo. Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los países europeos quedaron muy afectados económica y socialmente. El Tratado de Versalles en 1919 creó resoluciones que perjudicaron profundamente a la Alemania de entonces, imponiendo reparaciones, por los daños causados, a otros países, en la guerra.  El desempleo, la inflación y la pobreza aumentaron inconmensurablemente. Muchos sectores de la sociedad comenzaron a perder la confianza en las democracias liberales, incapaces de resolver dichos problemas. La población europea, desesperada, buscaba otras alternativas para cambiar su situación. Adicionalmente a esto, las clases media y alta se alarmaron con el triunfo de la Revolución Rusa (1917) y la consolidación de la Unión Soviética - Con bases políticas basadas en El Socialismo Cientifico - Que representaba una amenaza para estas clases dominantes.


El Fascismo se presentó como una tercera alternativa, opuesta tanto al liberalismo como al marxismo. Planteaba una unidad nacional, para reconstruir al Estado y ofrecerle a todos los ciudadanos seguridad y prosperidad, acabando con todos los problemas socio-económicos que había producido la guerra. Como consecuencia, rechazaba la lucha de clases, contraria a la unión nacional. Debía posicionarse el Estado antes que a cualquier individuo, institución, empresa o clase social. Este Estado estaba representado por una figura única y carismática, toda poderosa y autoritaria que pudiera controlarlo y mantenerlo unido, aplacando y neutralizando a todos sus enemigos. Por esto, era exterminada toda forma de disidencia contra dicho Estado y era discriminado todo extranjero que no perteneciera al mismo.


En Italia con Mussolini se instauró El Fascismo, inspirado en el antiguo Imperio Romano y con la sed de venganza de los veteranos de guerra y el pueblo hambriento, no recompensados después de sus esfuerzos y sacrificios en la guerra. En Alemania fue inspirado por la supremacía de la raza Aria y como venganza a lo impuesto por el Tratado de Versalles, adicional a todos los problemas socio-económicos, nombrados anteriormente, que sufrieron todos los países europeos, tras la primera guerra mundial.


El Fascismo rechaza profundamente los derechos individuales y a la democracia parlamentaria, que la considera una debilidad para el estado, porque siempre tiende a corromperse. Además se opone al pluralismo político, es decir, no concibe distintos partidos políticos, sino un partido único, persigue, neutraliza y extermina cualquier tipo de oposición. En otras palabras, todos los poderes del estado están supeditados al ejecutivo. Por esto cualquier disenso es visto como una traición a la patria. La lucha está manifestada a través de la represión y persecución de los opositores, porque el Estado fascista busca dominar todos los aspectos de la vida política, cultural y social que están sometidos al fin único del bien del Estado.


El gobierno actual de Venezuela, manifiesta una alta afinidad con El Socialismo y condena profundamente al Fascismo. De hecho, hace pocos días se realizó un congreso anti-fascista en Caracas y se creó la primera internacional anti-fascista de la historia, en ese mismo encuentro. Si se evalúan las acciones que ha llevado a cabo este gobierno durante la última década, se podría observar fácilmente, a cuál praxis política se le ajusta más, si a la socialista o la fascista. En su doble moral, su doble discurso y la hipocresía descarada con la que se muestra al mundo, podríamos encontrar la respuesta. 


En primer lugar se puede resaltar el resultado sospechoso de las elecciones, donde el gobierno fue violando varias fases de la transparencia y la eticidad del proceso electoral, incluyendo la información de los escrutinios finales y fidedignos. Declarando, a su vez, ante los medios, que nunca entregaría el poder. Persiguiendo y encarcelando a toda forma de oposición que reclamara y exigiera fuesen develados los verdaderos resultados de las elecciones presidenciales. Además acometiendo imnumerables violaciones de derechos ciudadanos y de derechos humanos, en pro de un Estado que quiere perpetuarse a la fuerza. Proclamando a un líder único como representante de un partido único, eliminando la pluralidad política de partidos, dejando tan sólo unos pocos para enmascarar sus verdaderas intenciones. Teniendo a los poderes públicos subordinados al ejecutivo, sin independencia entre estos, por lo tanto, concentrando todo el poder en el líder único y con poder casi absoluto. Se sabe también que ha invalidado por completo a la asamblea nacional. El tribunal supremo de justicia, sólo es un parapeto para encubrir todas sus fechorías, entre otras muchas más características, que describe la práctica política que realmente lleva a cabo, a pesar de que, sus discursos anuncian una praxis política distinta. Juzguen ustedes mismos cuál es la verdadera cara de la política actual en Venezuela y llámela por su verdadero nombre.