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El Humanismo: Una Cosmovisión para la Coherencia y la Justicia


Humanismo como cosmovisión
En este artículo se afirma que el humanismo es la cosmovisión necesaria para dar coherencia a nuestras ideas acerca del mundo y se defiende dicha alternativa frente a los dogmatismos, por un lado, y los relativismos, por otro

Hombre practicando filosofía y deportes, con un fondo caótico, mostrando un enfoque ligero y alegre hacia la filosofía.

Desde un punto de vista materialista y evolucionista, hay que reconocer que la razón, como todas las cosas, también tiene su propia historia. Si la ciencia y la filosofía se apoyan en la razón, pero la aceptación de ésta no puede ser un absoluto, entonces es lógico suponer que debe haber un suelo previo, no directamente racional, sobre el que se asienta la propia razón: las creencias.

Ortega diferenció entre ideas y creencias. (1) En las creencias se está, se vive -decía él. Las ideas se tienen. Sobre las creencias es dificil discutir, porque provienen a menudo de un fondo inadvertido de oscuridad del que no podemos ser del todo conscientes. No obstante, podemos traerlas a la razón y entonces las "racionalizamos". Lo que nos queda, pues, es hacer explícitas esas creencias para poder cotejarlas con las de los demás.

Un sistema de creencias (o cosmovisión) se diferencia de una ideología en que tiene una mayor proyección social y no está ligado a la división de la sociedad en grupos heterogéneos (es decir, no incluye formalmente la referencia a esta relación de unos grupos contra otros).

La pregunta es: ¿a qué suelo de creencias no queremos renunciar bajo ningún concepto porque entonces haríamos saltar por los aires todo lo -mucho o poco- que consideramos valioso? Mi respuesta es: el humanismo. Y concretamente el humanismo secular tal como Mario Bunge lo caracteriza. (2) Dicho humanismo, en palabras del filósofo argentino, comprende las siguientes tesis: 1) todo lo que hay es natural o construido por el ser humano, 2) lo que es común a los seres humanos es más importante que las diferencias, 3) existen valores universales básicos, 4) es posible y deseable hallar la verdad y ésta se alcanza gracias al uso de la razón, la experiencia, la imaginación, la crítica y la acción, 5) debemos disfrutar la vida y ayudar a los demás a disfrutarla, 6) debemos apostar por la libertad, la igualdad y la fraternidad y 7) es necesaria la separación de la Iglesia y el Estado.

Sostengo que el humanismo ha de ser el sustrato básico de creencias sobre el que debemos movernos. Ante la tentación escéptica y relativista, tan recurrente entre nosotros como a lo largo de toda la historia, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿existe algún otro tipo de concepción del sujeto, alternativa al humanismo, que permita dar legitimidad a las pretensiones de validez de todos aquellos que, en multitud de situaciones de la vida, y en los más variados lugares, expresan de una u otra forma sus protestas y ansias de justicia? No la hay. Si renunciáramos al humanismo, entonces no tendríamos argumentos para oponernos a la barbarie, a la guerra, a la opresión, a la esclavitud... Y como no queremos esto, no queremos renunciar a defender que existen algunos límites irrebasables, y hemos de postular una idea de sujeto que sirve para ejercer una crítica del presente al mismo tiempo que como motor para la acción.

La universalidad de la razón (sin la cual no habría fundamento para el conocimiento, pero tampoco para la moral) es una exigencia del humanismo, en tanto que éste se propone salvar algunos mínimos puntos de apoyo para la experiencia del común de los mortales. Puntos de apoyo sin los cuales nos veríamos abocados a renunciar a todo juicio acerca de lo correcto y lo verdadero. En último término, por tanto, el humanismo tiene que ver con una necesidad práctica: la de preservar la identidad de la conciencia como fundamento de toda actividad.

Es notable que en el ámbito del conocimiento toda expresión formulada como verdadera exige de iure que cualquier ser pensante la admita o pueda admitir como tal, lo cual conlleva, además, que dicha expresión remita a una objetividad. En el caso de la moral, la pretensión de universalidad es un requisito inexcusable de toda persona cuando se esfuerza en aducir razones para justificar públicamente sus acciones ante los demás.

Que la universalidad de la razón sea una exigencia del humanismo significa que es un ideal regulativo necesario para dar coherencia a la multiplicidad de lenguajes y formas de vida que pueblan el vasto mundo de lo humano. Por eso el humanismo está tan vinculado a la defensa de unas "decencias comunes" como a la defensa de la racionalidad científica, y no tendría sentido abogar por una filosofía humanista enfrentada con la ciencia:

"El humanista de este fin de siglo no tiene por qué ser un científico en sentido estricto (ni seguramente puede serlo), pero tampoco tiene por qué ser necesariamente la contrafigura del científico natural o el representante finisecular del espíritu del profeta Jeremías, siempre quejoso ante las potenciales implicaciones negativas de tal o cual descubrimiento científico" Francisco Fernández Buey, Filosofía pública y tercera cultura

El humanismo es una cosmovisión totalmente congruente con la práctica del conocimiento científico. Recordemos que un sujeto racional, libre, igual y solidario es el que está a la base de la construcción de la ciencia, si hacemos caso del análisis de Robert Merton, según el cual el "ethos" de la ciencia se caracteriza por la universalidad, el escepticismo organizado, el altruismo y el comunismo epistémico.

No admitir ningún conocimiento revelado, ninguna creencia que no pueda ser racionalmente fundamentada, es tanto un principio intelectual como un principio moral. Se apoya en el supuesto de que todo ser humano, convenientemente inserto en un determinado medio social y cultural y guiado a través de una práctica argumentativa, dispone de los medios necesarios y suficientes para aceptar por sí mismo la verdad de una determinada proposición, sin necesidad de buscar la razón de esa verdad en algo superior a sí mismo.

La razón, el logos, la argumentación, sustituyó a la explicación mítica cuando surgió la polis en la Grecia Antigua. La razón aparece ligada desde su nacimiento al estilo de argumentación propio del ágora. El helenista Jean-Pierre Vernant sostuvo que "la razón griega es una perfecta hija de la ciudad" (3).

La democracia se construyó sobre el valor de la isonomía, que es la igualdad en la distribución del poder político. De la misma forma que ante el control del poder político todos los ciudadanos son iguales, lo son también ante la determinación de lo objetivo. No hay nada más democrático que la verdad -podría decirse- pues nadie puede poseerla de forma absoluta. El individuo es irrelevante ante la presencia de lo objetivo, lo que quiere decir que algo es verdadero, no porque este o aquel individuo particular así lo consideren, sino porque cualquier individuo puede o podría hacerlo con la sola ayuda de su intelecto, analizando las definiciones de los conceptos y las consecuencias prácticas de los mismos.

El humanismo es, por tanto, contrario a los dogmatismos, autoritarismos, etnocentrismos y esoterismos, pero también se opone a relativismos, subjetivismos y, en general, a todos los que de una u otra manera se desentienden del padecimiento de los que sufren.

Justamente el humanismo es la cosmovisión que se propone someter las creencias (y las ideas) a examen empírico y análisis racional, sin dar por hecho nada más allá de lo estrictamente necesario para hacer posible la vida humana: los principios éticos elementales para la organización de la convivencia y la búsqueda de la verdad como basamento de la actividad filosófica y científica. El humanismo es posible porque creemos en (y deseamos) la viabilidad de la vida humana libre y pacífica. Teoría y praxis quedan, así, conectadas sobre la base de un suelo común de creencias compartidas.

Al fin y al cabo, la mejor forma de ser fieles a la justicia, es profundizar en la búsqueda de la verdad en todos los ámbitos, del mismo modo que únicamente propiciando un comportamiento justo y una sociedad justa velaremos por que la investigación de la verdad, libre de imposturas e impertinentes exigencias, sea factible. 


Notas: 

(1) Véase el ensayo "Ideas y creencias" de Ortega y Gasset, disponible en http://new.pensamientopenal.com.ar/12122007/ortega.pdf 

(2) Véase: Mario Bunge, Crisis y reconstrucción de la filosofía, disponible en http://filosofiasinsentido.files.wordpress.com/2013/05/crisis-y-reconstruccic3b3n-de-la-filosofc3ada-mario-bunge.pdf , pp. 18-19

(3)     Jean-Pierre Vernant, Entre Mito y Política, Fondo de Cultura Económica, D. F. 2002, p. 3



Explorando la Magia Urbana y la Deriva Chamánica: Cómo los Símbolos y Espíritus Influyen en la Transformación Personal

Un mundo mágico lleno de espíritus, encrucijadas, dioses y símbolos, que representa un viaje a través de estados mentales y emocionales, con un enfoque en la transformación y la comunicación con los espíritus, ambientado en un contexto urbano, que combina elementos antiguos y modernos.
Un mundo mágico lleno de espíritus, encrucijadas, dioses y símbolos, que representa un viaje a través de estados mentales y emocionales, con un enfoque en la transformación y la comunicación con los espíritus, en un contexto urbano.

 

El texto de Stephen Grasso que más adelante se muestra, es complejo y místico, la práctica de la deriva urbana es una técnica que trasciende el simple paseo por la ciudad para transformarse en una exploración mágica y espiritual. 

Pero, ¿es un potencial peligro la complejidad de internalizar y reinterpretar este vasto simbolismo? Que algo pueda encontrarse en cada cruce de caminos, cada espíritu invocado y cada hechizo lanzado. La deriva, como método, no busca solo entretener mientras interactúa con el entorno urbano, sino que desafía al practicante a redefinir su realidad, enfrentándose a los riesgos de la desorientación mental y la alienación social. 

Este análisis ofrece una visión sobre cómo esta práctica "mágica" puede servir tanto como herramienta de cambio personal como de desconexión con la realidad convencional, entrando en esa delicada línea que el practicante debe caminar puesta entre la magia y la locura.

Y es que me parece algo peligroso, en cuanto que tienes ante tus manos miles de símbolos a interiorizar: “cruce de caminos, Dioses, magia, espíritus…” otorgándole a cada uno una función para conseguir algo, muy lioso, y perturbador, pues lo más difícil de cambiar, es el significado antiguo… que pueden hacer que el trayecto hacia el cambio quede a medio camino … Depresiones, ansiedad, …


Me da la impresión de que la deriva, trata de conseguir un estado de ánimo distinto ante una situación específica, el texto te induce a visualizar una imagen perturbadora, con el contra-sentido de no tenerla en la mente para experimentar ese ánimo, por lo que después de haber estudiado el significado de cada símbolo, y de posicionarse el lector de estos peligrosos textos en un cruce de caminos, se decide a avanzar absorbiendo cantidad de estímulos cargados de significado, y este debe estar con la mente en blanco, y que al dar con uno que nos afecte positivamente, después se ha de volver al cruce de partida, —dice el texto—.

El peligro principal se encuentra en la idealización a la que obliga la temática, lo que propicia un distanciamiento en vocabulario entre individuos de la sociedad, probablemente al utilizar estas palabras en un contexto occidental, acabarías siendo “el brujo” del barrio, cerrándose el círculo de encuentros a unos pocos individuos.

Es un peligro pues, después de aceptar estas palabras con los significados y las experiencias que se pueden asociar a ellas, no sé yo en que momento se puede tener dificultades para diferenciar la paranoia de la recepción estimular. 

Aquí dejo una muestra de un texto para combatir la desinformación, sirva para defenderse de este tipo de trampas esotéricas que abundan en internet.

—Stephen Grasso, Más allá del pavimento, la bestia. —



Una vez has pelado la cáscara de grisez urbana del mundo y descubierto un mundo mágico lleno de espíritus, la siguiente fase es ver lo que puedes hacer con ese mundo, cómo puedes hablar con estos espíritus y averiguar qué podrían hacer por tí. La técnica de la deriva no sólo revela magia, sino que es un proceso de vínculo con ella. Tiene muchas aplicaciones distintas, y puede usarse en variedad de contextos. Puede usarse como un método de comuniacción directa con el “genus loci” o espíritu de un lugar en particular o de un área geográfica más ámplia, o como forma de diálogo con cualquier entidad con la que estés trabajando. Puede servir como un método de recoger potentes ingredientes y materiales para rituales, o para buscar respuestas a cuestiones adivinatorias. Las aplicaciones prácticas de la deriva son numerosas, y el mago imaginativo descubrirá sin duda muchas más. Puede llevarse a cabo practicamente en cualquier sitio y momento; así, es ideal para esas situaciones en las que no estás preparado y quieres improvisar alguna forma de magia poderosa.


Los mecanismos de la deriva son sencillos. Estás intentando caminar entre mundos y traer algo útil. Es en esencia un viaje chamánico que tiene lugar en tiempo real, como el opuesto al concepto de viaje interno (como los trances de percusión de tribus indígenas como los jíbaros). La deriva te fuerza fuera de tu cómodo templo con calefacción central y te pone en el mundo como muy pocas prácticas en lo oculto. Saca tu magia al mundo, en un sentido muy real y muy físico.


Una deriva puede empezar de muchas maneras, dependiendo de la situación y el intento. A veces las derivas pueden ser espontáneas. Si has internalizado la práctica lo suficiente, no es raro verte arrojado a una deriva chamánica virtualmente en cualquier momento. Salir a por un brik de leche, volver a casa desde el pub o ir de tiendas pueden transformarse a menudo en magia fuerte de un minuto al otro. La deriva espontánea puede afilar tu sensibilidad y adapatabilidad a un grado muy alto, pero para obtener los mejores resultados, tienes que ser capaz de recibir y filtrar “información” de forma efectiva. La deriva es una práctica oculta de alto riesgo en lo que respecta a tu salud mental, ya que favorece un nivel de apertura a la comunicación espiritual que puede dar miedo. Antes de que te des cuenta, eres ese tipo loco que habla con cosas invisibles por la calle y busca en las papeleras secretos ocultos. Esto va bastante unido a esta forma de trabajar, así que para empezar, es bastante útil aprender un método de activarlo y desactivarlo.


Es importante recordar que lo que estás haciendo es intentando “caminar entre mundos”, con el énfasis en la palabra “entre”. Es relativamente fácil acabar en caída libre con esta práctica y convertirte rapidamente en un paranoico lunático, pero no es lo que se pretende. Es tu habilidad como hechicero lo que te permite navegar con seguridad las áreas más salvajes de la consciencia y traer algo útil de vuelta. Para conseguir asentar la práctica de la deriva, has de desarrollar suficiente capacidad a la hora de mediar entre tu existencia normal del día a día y la experiencia hiper-real chamánica.

¿Saber esotérico o exotérico?

 

“El que no cabe en el cielo de los cielos

se encierra en el cláustro de María”.

                                          G.W.F. Hegel

 

 

Saber esotérico

            La tradición histórica y cultural, originalmente establecida por las religiones y, más tarde, institucionalizada por la teología filosofante, estableció un estricto criterio de demarcación entre lo esotérico y lo exotérico. Como se sabe, esotérico -del griego esoterikós, lo que está adentro, lo que es íntimo- es todo conocimiento oculto, hermético, “no revelado” y sólo apto para los “iniciados”, mientras que exotérico -exoterikós- se dice de toda aquella enseñanza extensible, que no se ve limitada a un determinado grupo de seguidores o discípulos sino, más bien, que puede ser abiertamente divulgada, públicamente y sin mayores “secretos”. Los arcanos seguidores del esoterismo mantenían -y, en ciertos casos, aún mantienen- ritos, técnicas y tradiciones envueltas en el misterio, pleno de simbologías iniciáticas, incomprensibles para el resto de los mortales, quienes son considerados por los seguidores de esas Escuelas como simples “profanos”. La magia, la adivinación (los divinari mencionados por Vico), la quiromancia, la cartomancia, las predicciones, el uso de piedras “astrales”, entre otras prácticas, técnicas y -como suele decirse hoy día- “metodologías” de toda suerte, forman parte de esta milenaria tradición ocultista, velada con el sacrosanto y tupido manto del misticismo y el dogma venidos del Oriente.

            Claro que antes de que se consolidara la hegemonía de la teología filosofante -que sin sospecharlo daría lugar al imperio del entendimiento abstracto que rige campante los tiempos presentes-, para la cultura filosófica griega, que fue transitando desde la poiesis oriental hacia la conformación de la episteme occidental, lo esotérico y lo exotérico fueron adquiriendo un significado muy distinto. En efecto, desde la era de los iniciados portadores de túnicas blancas, seguidores de Pitágoras, a los discípulos de Sócrates, Platón y Aristóteles, los aspectos místico-religiosos fueron cediendo espacio al tipo de saber impartido, primero en el Ágora, luego en la Academia y, más tarde, en el Liceo, respectivamente. La plaza pública era del mayor interés para poder comprender los problemas inherentes a la ciudad. Y estos problemas eran llevados a los respectivos centros de formación para ser debidamente estudiados y discutidos en profundidad. Así se producía el saber que, más tarde, retornaba a la plaza pública, para ser presentado sin las complejidades -o complicaciones- del caso. Lo esotérico se transformó, pues, en el objeto de estudio investigado, sometido a discusión y debidamente expuesto intra-muros. Lo exotérico devino, en cambio, ese mismo saber traducido en formato popular, al alcance de todos. Un saber extra-muros, es decir, en forma de extensión o divulgación para la comprensión de la ciudadanía. En el fondo, lo importante era el bienestar del Ethos.        

            Tales son los orígenes de los conceptos de investigación, docencia y extensión universitarias, de los cuales el régimen gansteril que mantiene secuestrada a Venezuela no tiene, tan siquiera, una  representación, a no ser la intuición empírica. Y no se diga un concepto ni, mucho menos, una idea, porque las ideas propiamente dichas constituyen la adequatio de sujeto y objeto. Y es que desde los años '80, las universidades venezolanas, aferradas a la doctrina neo-positivista -y, con ella, a su hijo bastardo: el “materialismo dialéctico” o diamat-, asumieron como única “verdad” la sombra de la racionalidad instrumental, trastocando el saber en “metodología” y despreciando la formación ontológica, ética y estética por un modelo al que llamaron pomposamente “cognitivo”: la delicia de las nuevas cohortes de psicología, sociología, economía, educación, comunicación, entre otras. Mario Bunge se transformó en el Paulo Coelho de aquellos años. Era “la verdad revelada”, la transformación del agua en vino, de los contenidos en formas y de las formas en contenidos. La abstracción suprema llevada al paroxismo. Con ello, la investigación ya estaba perfectamente graficada, con su “marco teórico”, su “marco metodológico” y sus “normas APA”, por lo cual, incluso antes de que comenzara a investigarse, ya se tenía la respuesta para todas las posibles preguntas. De ahí a la elección de un psicópata como rector no hay más que un “salto de la cantidad a la cualidad”.

            Fue así como la cosa a estudiar -el objeto de estudio propiamente dicho- ya no resultaba necesaria, porque el único objeto posible era el “diseño” metodológico mismo. ¡Oh, que maravilla! El sueño del cinismo hecho realidad. Ahora se podía llegar a escribir un paper, una tesis de licenciatura o un trabajo de ascenso con tan solo cumplir con “los requisitos”, o sea, con las vacuas formalidades del caso. De tal modo que se obtenía la respuesta antes de formular las interrogantes. “P > Q”. El resto, más allá de la instrumentalización recibida en las aulas, es ganancia para el ignorante consustancial, para el perfecto idiota. Ese y no otro es el origen del embrión, del huevo de la serpiente gansteril. El llamado chavismo nunca fue un partido, una corriente de pensamiento o una ideología en sentido estricto. En última instancia, siempre fue un modo irresponsable y corrompido de ser, del cual más de un “manito blanca” puede dar testimonio.


 

José Rafael Herrera

@jrherreraucv


Filosofía y astrología en Jupiter

Jupiter en los Filósofos.
Inauguramos un espacio en Microfilosofia que lleva por nombre "buscador filosófico" donde compartimos publicaciones de otros espacios online, hoy nos surge una investigación en el ámbito de la astrología que busca particularidades con el planeta Jupiter -suerte, gracia, claridad- y sus aspectos particulares con el sol -personalidad- o signo cardinal de cada filosofo

Sergio Trallero, filósofo y astrólogo de Cosmograma, hace un interesante estudio sobre los aspectos del planeta Júpiter en las cartas de filósofos capitales de la historia del pensamiento occidental.

Este es un trabajo que pertenece a su libro “Dimensiones de lo real” y que recomendamos por su capacidad de sintetizar de forma comprensible el contexto filosófico y espiritual que acompaña a la Astrología.

Correspondencias astrológicas en los principales filósofos modernos

Se han seleccionado aquí las cartas natales de los grandes filósofos modernos, principalmente los considerados académicamente más importantes en relación al desarrollo del subjetivismo filosófico: Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume, Kant, Fichte, Hegel, Schelling, Marx, Schopenhauer, Nietzsche, Bergson, Husserl y Heidegger. Este ejercicio se ha acotado a los últimos cuatrocientos años puesto que las fechas de nacimiento son más precisas y seguras que en épocas anteriores. Aún así varios de los casos aquí tratados no han podido analizarse en mayor profundidad por desconocerse la hora de nacimiento.

Además de los comunes análisis astrobiográficos, tan didácticos y contundentes (por eliminar todo elemento sugestivo con el que se acusa a la astrología desde ciertos ámbitos), se intenta a continuación buscar las analogías y paralelismos entre las configuraciones astrales de dichos filósofos y sus propios pensamientos y sistemas, tarea evidentemente no tan objetiva. No se trata de un estudio exhaustivo, pues el tema es complejo, sino simplemente dibujar unas pinceladas generales desde la propia y limitada intuición personal.

Algunas correspondencias solares

Primeramente podemos destacar muy a grandes rasgos ciertos paralelismos básicos, simplemente con el signo solar. Nos encontramos de entrada que autores claramente empiristas (Hume, Kant, Russell, Wittgenstein, y también Marx) comparten el signo de Tauro, arquetipo de los cinco sentidos, o una importante presencia planetaria en signos de tierra (Locke es signo de tierra también, Virgo). Los casos de Nietzsche y Heidegger también son interesantes, pues los dos son Libra y en ambos su pensamiento tiende a desembocar en el campo de la estética, ámbito regido por Libra. En Descartes nos encontramos con un Aries puro, el reconocido iniciador del pensamiento moderno mediante su subjetivismo característico (el “comienzo” y el “yo subjetivo” son los rasgos característico de Aries). Pero este subjetivismo primerizo llegará a sus más radicales consecuencias con el solipsismo del Piscis Berkeley, enclaustramiento pisiciano en uno mismo y en Dios a la vez. La otra vertiente de Piscis la traerá Schopenhauer, con su noción de mundo como mera representación que genera la angustiante voluntad de vivir. Similar a Descartes, el otro Aries será Husserl, creador del método fenómenológico y restaurador de cierto cartesianismo, con importante relevancia de la noción de sujeto. Y en Hegel tenemos a un Virgo puro, signo de método y sistema, así como de la concepción orgánica de la realidad.

Contactos Sol-Júpiter

Entrando más en detalle, lo primero que se aprecia con rotundidad es que de estos 16 autores, cruciales en la formación del pensamiento moderno, absolutamente todos tienen contacto entre el Sol y Júpiter por aspectos mayores, los llamados tradicionales o ptolemaicos (además la gran mayoría aplicativos). Pese a todo se podría objetar que en cuatro de ellos (Spinoza, Locke, Hegel y Schopenhauer) el aspecto es de orbe bastante largo (8-13º). Pero sorprende que en estos cuatro últimos casos, muy dudosos y forzados lógicamente, vemos que completamente todos presentan contactos mayores Mercurio-Júpiter, y además muy estrechos. En las restantes 12 cartas la relación angular Sol-Júpiter es bastante clara (menos de 8º). Como constatación menor, es de destacar que 2 tienen la Luna en Sagitario, otros 2 el Ascendente, y aún otros 2 el Medio Cielo en Sagitario, el signo diurno que rige Júpiter, tradicionalmente asociado a la filosofía.

Sorprende también que incluso en los autores más importantes de las filosofías analíticas, no tratados aquí, se dan contactos Sol-Júpiter, como en los casos de Russell, Wittgenstein y Popper; además de otros autores considerados académicamente como filósofos tampoco tratados aquí, como los franceses Rousseau, Voltaire o Foucault.

Pero es más significativo el hecho de que fuera del campo de la filosofía propiamente dicho, en algunos pensadores muy influyentes pero desde otras disciplinas, ya no hay contactos Sol-Júpiter (ni Mercurio-Júpiter), como son los casos del biólogo Darwin, el astrofísico Einstein o del psicólogo Freud por ejemplo.

Veamos ahora la distribución según el tipo de aspecto dado entre el Sol y Júpiter natales:



Con diferencia prevalecen los contactos por cuadratura (90º). Tal vez sean autores en los que la dedicación filosófica se ha tomado como un gran reto de vital importancia y han realizado un laborioso esfuerzo por integrar distintos puntos de vista y conceptos, en pensamientos profundos y abarcadores. La vivencia de la problemática existencial que representa la disarmonía entre estos dos planetas seguramente haya sido la razón que les ha conducido a la búsqueda de respuestas y a dedicarse a la filosofía como tarea primordial. El “sentido de la vida” ha sido lo prioritario para la conciencia.

Sobra decir, a nivel más psicológico, que los contactos Sol-Júpiter suelen agrandar el propio yo y otorgar gran sensación de importancia personal, como pudo tener cualquier filósofo al creerse nada menos la misión de dilucidar el significado de la existencia.

Los dos casos de conjunción (Descartes y Leibniz) podrían apuntar a filosofías fuertemente personales, con toques de genialidad y muy novedosas y originales. Es curioso también resaltar que son precisamente estos dos autores los que además de filósofos son reconocidos por ser grandes matemáticos.

El otro matemático de la lista, Husserl, un caso más complejo, aparece con un aspecto armónico de sextil, que tradicionalmente favorece a nivel mental.

Los dos casos de trígonos (Hume y Marx), el aspecto más armonioso que indica cierta fluidez (a nivel experiencial, por su cualidad ígnea), pueden traducirse por la ausencia de metafísicas o abstractas elucubraciones, quedándose en un sensualismo, empirismo o realismo que como mucho sólo alcanza el escepticismo. No hay conflicto en la visión filosófica, a diferencia de las cuadraturas, que haga profundizar más allá de lo manifiesto. Además en los dos autores los trígonos se dan en signos de tierra.

Respecto a los dos casos de quincuncio (Berkeley y Nietzsche), resultan difíciles de considerar. Tal vez sean casos muy especiales en los que se han dado filosofías incómodas, fuertemente cerradas sobre sí y en las que se busca una cierta transformación desde dentro. El semisextil de Fichte, como complemento del quincuncio, también encajaría en esta descripción.

Únicamente nos quedaría Spinoza, con un aspecto largo y disociado de oposición, un tanto débil ya. Su filosofía se caracterizó por su carácter heterodoxo y provocador, muy acorde al simbolismo de la oposición, dado que sus tesis fueron vistas como un peligroso panteísmo.


Análisis particulares

Ahora veamos muy brevemente y a grandes rasgos algunas correlaciones astrales significativas de sus filosofías según los temas natales. De seis de los anteriores autores (Locke, Berkeley, Hume, Fichte, Bergson y Husserl) no se han encontrado horas y no son analizados aquí, también por motivos de extensión. Por otra parte hay que advertir que algunas de las horas tomadas a continuación, comúnmente aceptadas, son seguramente aproximadas e inciertas.

De entrada Ascendente en Capricornio y Saturno en Virgo: ¿hay una posición más clara para el padre del racionalismo moderno, el mecanicismo y la geometría analítica?

Pero destaca con diferencia el impresionante stellium(Sol, Urano, Júpiter, Plutón y Nodo Norte) en Aries en Casa III, como no podía ser de otra manera para el iniciador del pensamientomoderno. A nivel personal es de destacar que ya de niño cuestionaba y preguntaba por todo, y que en toda su vida realizó numerosos desplazamientos y cambios de casa. Pero sobre todo vemos la correspondencia con su destino y misión (Nodo Norte) en la creación de un original pensamiento (Júpiter) muy personal (Sol), novedoso y rupturista (Urano) y con fuerte influencia y poder (Plutón), todo ello relacionado con lo subjetivo (todo en signo de Aries). Los trígonos a Neptuno pueden referirse a su idealismo metafísico, el engaño de los sentidos o la confianza en Dios y su necesidad axiomática; a su vez Mercurio también está en Aries, acrecentando el liderazgo y personalismo a nivel mental, y en conjunción a la Luna (su tesis principal es el carácter innato de la ideas).

Es importante resaltar que todo este caudal ariano acrecienta considerablemente la posición de Marte, que en su caso está en Géminis (en recepción mutua con Mercurio) en buen aspecto de sextil a dicha cuádruple conjunción. Esto le dotó sin duda de una mente muy peculiar y activa, de talento filosófico y matemático, además de ser reconocido por una filosofía claramente dualista con su separación de pensamiento y extensión, alma y cuerpo (fuerte presencia también en la dual casa III). ¡Con tanto fuego de Aries, si Marte hubiera estado por ejemplo en el fuego de Leo, Descartes podría haber sido un vividor entregado plenamente a sus pasiones!

Observamos una mente matemática y método analítico de desarrollar su pensamiento, consistente en desmenuzar un problema en partes con un orden hasta resolverlo: Mercurio trígono a Saturno en Virgo. También Marte en Géminis en la VI casa nos indica su famosa “duda metódica” con la que construirá todo su filosofía como herramienta de trabajo.

Por otro lado las correspondencias que mantuvo con la princesa Isabel de Bohemia sobre la moral se plasmó en su libro “Las pasiones del alma”, revelador título de su conjunción partil Luna-Venus en Tauro.

Síntesis astral de su filosofía: “Yo (Sol en Aries) pienso libremente (Júpiter conj. Urano en Aries), luego existo radicalmente (Plutón en Aries)”.

Lo primero que destaca del pensador sefardí es su Sol conjunción Saturno en Sagitario: filosofía racionalista estricta, en un intento de “matematizar” el pensamiento, geometrizarlo y derivarlo desde los primeros axiomas, como se ve en el desarrollo de su Ética, su obra más importante. Esta posición también le hizo ser un firme defensor de la razón, casi dogmáticamente, por encima de cualquier otro dominio (religioso, moral, artístico, etc.) así como de una visión del mundo determinista. El sextil a Urano le dotó de originalidad y genio a su sistema.

Aún así su tipo de pensamiento (casa IX) es netamente filosófico y metafísico, en búsqueda de las razones y sentido de la naturaleza (fuerte presencia en Sagitario). La conjunción Marte-Venus en Sagitario en IX le facilitó la Intuición de dos polos, activo y pasivo, en la constitución ontológica de la naturaleza-realidad, con su conocida distinción entre natura naturans y natura naturata. Pero su idea más importante viene de la síntesis que siempre busca Sagitario y que le hace integrar las dos sustancias cartesianas (pensamiento y extensión) en Una única sustancia, constituida por los dos modos antes citados. Y precisamente el regente Júpiter en Tauro nos habla de la Naturaleza, que será identificada con Dios (Deus sive natura).

También Mercurio en Escorpio le dotó de una mente perspicaz, investigadora y muy profunda, acercando su pensamiento a límites fronterizos respecto a enseñanzas esotéricas, y desembocando en un polémico panteísmo filosófico.

La gran preponderancia de oposiciones señala las poderosas reacciones que provocó, sobre todo con su palabra (Júpiter-Plutón oposición a Mercurio), además de condenas, juicios en su contra, adversidades, conspiraciones, procesos oscuros (Luna oposición Neptuno y fuerte casa VIII con Sol-Saturno); acrecentado todo ello por su talante abiertamente combativo, provocador y revolucionario (Marte-Venus cuadratura Urano). Recordemos que fue expulsado, excomulgado y exiliado por la comunidad ortodoxa judía.

Nos encontramos con un Ascendente Sagitario y con la conjunción Sol-Júpiter, dando una vida con una fuerte inclinación filosófica y a los viajes largos. Pero también podemos ver aquí su conocido optimismo metafísico: “este es el mejor de los mundos posibles”; y no podía ser menos pues se trata de la casa VII, sector del equilibrio y justicia, y además en Cáncer, signo del Origen (tesis ontológica sustentada en su teoría de la “armonía preestablecida”, fruto de un Dios perfecto como ordenador primordial). Esta última posición planetaria tiene a su vez incidencia en su concepto de “individualidad monádica”, pues Cáncer, signo lunar, es un todo identitario, no exterior sino cerrado en su intimidad, y refleja la luz del Sol (Mónada Suprema). La Luna como regente, en Acuario, matiza esta visión monádica en un sentido holográfico que integra la pluralidad de substancias.

Su tipo de pensamiento (casa IX en Virgo) se centra en la multiplicidad de lo pequeño en perfecta armonía, además de ser el padre del Cálculo Infinitesimal. También su Mercurio con muy buena cualidad (angular, domiciliado en Géminis y trígono partil a Luna en Acuario) aporta una mente muy rápida y memoria impecable, como posible indicio de su asombrosa precocidad intelectual, inmensa erudición, y gran talento y genialidad, tanto filosófico como matemático. Todo ello además de su Sol conjunción partil a la estrella benéfica Sirio.

El Medio Cielo en Libra le hizo ser reconocido por su trabajo como diplomático en distintas misiones internacionales y como consejero de justicia de importantes gobernantes. En general se supo asociar con gente influyente en su carrera diplomática (Sol-Júpiter en VII).

Marte, Venus y Saturno en conjunción en Tauro en casa V, puede indicar su obstinado trabajo, disciplina y gusto en su pasión intelectual, en tanto realización personal, así como su ingente producción. La Luna cuadrando a todos ellos y a la vez a Urano tiene que ver con la plasmación caótica y errática de sus escritos, tal como él mismo reconoció, por estar en numerosos trabajos a la vez; además con Plutón en VI su dedicación fue obsesiva e impulsiva, pues en cada lugar en el que se encontraba se ponía a escribir de modo apresurado el desbordante brote de ideas que le venían. En contraposición a lo anterior tenemos a Urano en Escorpio y Neptuno en XII, que le dieron cierta apertura hacia conocimientos esotéricos, de forma secreta, o inclinación hacia nociones no racionales: se cree que le influenciaron lecturas de Cábala y siempre valoró las apercepciones oscuras de cierta totalidad como dotadas de sentido fundante y no las desechó como fantasías, a diferencia de Descartes.

Observamos el Medio Cielo en Sagitario, en el que se considera como primer filósofo en sentido exclusivo y profesional, y Júpiter en Acuario con un pensamiento nuevo y revolucionario. En el extremo opuesto es de destacar que la educación familiar (pietista, devocional y muy estricta) le marcó mucho: Géminis en IV, regente Mercurio conj. Luna en T cuadrada cardinal a Saturno y Marte. Esta dura figura astrológica es clave en su tema, y nos puede indicar el laborioso y obsesivo esfuerzo intelectual que llevó a cabo de por vida en su obra filosófica, muy pesada, sólida y evidentemente tardía y de madurez. A pesar del gusto por las conversaciones con colegas (Venus en Géminis en III), le acabó por dominar un profundo aislamiento en la redacción de sus sesudos tratados más famosos, en un incansable trabajo en el hogar (Marte en Cáncer en VI en recepción mutua a Luna en Aries). Adquirió fama de muy estricto, inflexible y preciso en sus hábitos diarios (también su Saturno capricorniano cuadra a Luna, regente de VI), además de no salir de su región natal en toda su vida ni casarse, por su absorta dedicación.

Como filósofo su interés inicial fue por temas científicos de vanguardia (Newton) y especulaciones sobre la formación del cosmos a partir de nebulosas: Júpiter en Acuario en XII y Neptuno en III. Pero es definido su sistema filosófico como Criticismo, como intento de superar al racionalismo y al empirismo en su crítica de la Razón pura práctica, y poner férreos límites al conocimiento (nuevamente Saturno en Capricornio, cuadrando a Mercurio).

Aun así su empirismo de base es claro (Sol en Tauro), pues todo se limita a los datos de la sensibilidad, si bien hay unas formas a priori subjetivas que los condicionan (espacio, tiempo, categorías). De aquí su conocida distinción entre el mundo fenoménico, del aparecer sensible, y el mundo nouménico, de la cosa en sí inaccesible, que tal vez podríamos relacionar con su oposición entre Sol-Tauro-II y Urano-Escorpio-VIII, dialéctica entre lo manifestado-inmanifestado, evidente-oculto. Esta oposición a su vez está en otra T cuadrada, con el ápice de Júpiter en Acuario. Es así que se intenta una salida liberadora (Urano) a esta difícil cerrajón del mundo metafísico incognoscible mediante una ética universal y autónoma (Júpiter en Acuario) donde sí caben ahora las nociones metafísicas, auque desde el campo de la fe hacia un Reino de Dios de moralidad humana (en casa XII).

La proyección pública y reconocimiento (Urano conjunto al Medio Cielo) es claramente como librepensador, con una filosofía muy original e innovadora. Mientras que su tipo de pensamiento (casa IX) es subjetivista e individualista (Aries) pero dialéctico (regente Marte en Géminis).

En la casa IV tenemos la Luna caída en Escorpio, que bien podría hacer referencia al oscuro origen y tiempo primordial del Absoluto, que inmediatamente se transforma en una caída y alienamiento de sí mismo. Además esta Luna está en una oposición angular a Urano, intensificando el deseo de ruptura y liberación del pasado (consideró la Revolución Francesa un avance del proceso del Espíritu). La posición de Júpiter en Sagitario en el mismo sector puede tener correspondencia con la concepción hegeliana del pasado, historicista y ascendente, en la que se suceden tres estadios cada vez más englobantes y universales: el Arte, la Religión y finalmente la Filosofía.

Por otro lado destaca Mercurio con buenos aspectos a los transpersonales, en tierra: supo crear un pensamiento sólido y firme pero no materialista sino abierto a dimensiones superiores, metafísicas, reconocidas como lo más real, aunque otorgándole a su vez un cariz oscuro a su pensamiento. La conjunción mercurial con Neptuno es genuina del pensador moderno por excelencia de la Identidad y el Absoluto: identifica “idea” y “realidad” (“todo lo real es racional y todo lo racional es real”), si bien al formar una T cuadrada con Marte y Júpiter no le salvó de cierta ambición personal, vanidad y pretensión intelectual.

Síntesis astral de su filosofía: Sol-Mercurio-Neptuno en conjunción en Virgo en Casa I, en analogía al proceso que sigue el Espíritu (Neptuno) en su Autoconciencia (Sol) hasta culminar dialécticamente (Mercurio) como un todo sistémico-orgánico (en Virgo) en la propia filosofía hegeliana (casa I).

Matizando más aún esta configuración observamos los trígonos que recibe de Urano, como liberación final a la que aspira el Yo o Absoluto; las cuadraturas de Marte en Géminis, como fricción que genera el motor dialéctico de dicho proceso, por la contradicción intrínseca y su desarrollo en tesis-antítesis-síntesis; y las cuadraturas de Júpiter en IV, como muestra del despliegue historicista en busca de la síntesis unificante y finalizadora.

Es reconocido por continuar el idealismo hegeliano en torno a lo Absoluto (Neptuno en Virgo en Medio Cielo), aunque desde otros presupuestos (regente Mercurio en Capricornio en conjunción a Plutón), referentes al fundamento y sostén (en Casa II) de lo Real (Capricornio) como un abismo existenciador no consciente y previo a la razón (Plutón). Este Mercurio en tierra está, al igual que en su compañero Hegel, bien aspectado a los transpersonales también en tierra (esta vez conjunción Plutón, trígono Urano y trígono Neptuno): además de la inclinación de la mente hacia realidades superiores indicada ya, en Schelling observamos claramente que los límites de su filosofía se desdibujan con el campo religioso (fue teólogo con raíces protestantes).

El ascendente en Escorpio le otorga una visión personal hacia las profundidades del pensamiento no racionales; y la Luna en Sagitario (conjunción partil a Antares), una temprana inclinación natural hacia la filosofía y la religión. Curiosamente también como en Hegel observamos una Luna en oposición angular a Urano, típica de la atmósfera de los jóvenes románticos, esta vez en el eje I-VII, en busca de la Libertad que supere la dualidad del Yo y lo Otro.

Saturno en Libra en X le dio autoridad pública como pensador serio sobre el campo de la estética, además de su Sol en conjunción a Venus en Acuario como aspecto muy revelador del filósofo por excelencia del Romanticismo alemán; también reflexionó toda la vida sobre la libertad del Yo en su sistema de idealismo objetivo. A su vez esta conjunción está en cuadratura a Júpiter, forzándole en una búsqueda de sentido a través de toda una inspirada Filosofía de la Naturaleza (Júpiter en Tauro como en Spinoza).

Inclinación hacia lo económico muy clara: Sol-Luna-Nodo Norte en Tauro en casa II. Como en Descartes, el Nodo en conjunción al Sol otorga una dirección especial, en este caso destinada a cambiar el rumbo económico mundial. Esta posición indica que nació en un eclipse solar.

Desde muy joven se aprecia su escritura, estudio intelectual y trabajo como periodista (Mercurio en Géminis en III), centrado en las relaciones económicas, de producción, y la distribución y equilibrio social de la riqueza (Venus en Tauro en III). Urano y Neptuno en Sagitario en X le otorgó un reconocimiento público y mundial por su nueva filosofía liberadora (Urano) de las clases oprimidas y desfavorecidas (Neptuno).

Por su parte, Júpiter en Capricornio en casa XI (en trígono a Sol-Luna) puede indicar el proyecto personal filosófico de un futuro esperanzador (Júpiter en XI) centrado en la construcción de un nueva estructura organizativa y económica (Capricornio) según su concepto “material” de justicia: el comunismo final. Si bien esta posición de Júpiter es en caída y retrogradación, y por tanto no muy favorable y condenada al fracaso. Y a su vez recibe una oposición de Marte también caído en Cáncer (en recepción mutua negativa): concepto de lucha obrera, de las masas, por conseguir lo anterior, aunque no muy alentadora. Tal vez en esta su única oposición podríamos encontrar resonancias de la Superestructura e Infraestructura que determinan el devenir socio-cultural según su visión de lo que sería el “materialismo histórico”.

El ascendente en Acuario con Urano angular, a parte de ser catalogado como “sociólogo”, seguramente le imprimió un carácter original, rebelde, liberador y progresista, avanzado a su época. Saturno y Plutón en Piscis en casa I se puede analizar como el deseo personal de transformar de raíz (Plutón) las estructuras político-económicas (Saturno) que generan la opresión y sufrimiento de la humanidad (en Piscis). Todo ello también rodeado de una autoimagen un tanto mesiánica y redentora en el plano social.

En cuanto a su tipo de pensamiento (Escorpio en casa IX) lo reconocemos como centrado en la macroeconomía, en los poderes que se generan por el intercambio de los bienes y el dinero. También filosofía transformadora y no especulativa.

Su pesimismo característico está claramente simbolizado por el Sol conjunto a Saturno en el Mediocielo, como visión limitativa y pesada del mundo, el destino, la vida y la vocación. Además se da en el signo de Piscis (a diferencia del otro caso de Sol conj. Saturno, el de Spinoza en Sagitario, signo optimista por excelencia y de la búsqueda) otorgando una fuerte vivencia sentimental de la existencia, donde el mundo fenoménico no es más que una representación que nos esconde su esencia irracional: “toda vida no es más que sufrimiento”, decía.

Tal vez la cantidad de planetas en cualidad débil (Marte caído, Júpiter exiliado, Mercurio caído, Venus exiliado) también tenga que ver en su concepción vital filosófica, como proyección de uno mismo. Además destacan el Ascendente y 5 planetas en Agua, desequilibrio no muy común en los filósofos entendidos en su sentido clásico. Con estas configuraciones parece ser que el contrapeso que hizo que se decantara por la filosofía y no fuera pintor, poeta, músico (o un alcohólico) está en los regentes de los cargados acuosamente Ascendente y Mediocielo, es decir, la Luna en Virgo y Júpiter en Géminis, signos mercuriales de escritor que le hicieron “racionalizar” sus estados más profundos (además se encuentran en casas de agua, respectivamente IV y XII). También observamos que estos dos últimos planetas están en T cuadrada mutable junto con Mercurio, obligándole a una fuerte reelaboración de sus ideas.

Es por todo lo dicho que su filosofía supone una clara ruptura con la tradición de pensamiento occidental establecida, pues es el primer pensador con una reconocida influencia de corrientes orientales, especialmente hindúes y budistas. Su Júpiter en XII seguramente hizo que su intuición filosófica vibraba más con la noción oriental de “nirvana”.

Su tipo de pensamiento (Plutón y Acuario en casa IX) se presenta tanto sombrío como liberador, donde priman fuerzas invisibles e instintivas profundas, con una voluntad de vivir y supervivencia agónica ante el horizonte futuro de vida-muerte.

Como conclusión pisciana, su filosofía desemboca en una “huida” necesaria del mundo mediante tres vías posibles: la contemplación artística, la compasión y la vida ascética.

Presenta curiosas similitudes con Schelling: ascendente en Escorpio, Luna en Sagitario en I y Marte en Virgo en el Mediocielo, que darían para mucho si los filósofos profesionales supieran astrología.

Los rasgos de filósofo nato vienen de la Luna conjunción al Nodo Norte en Sagitario en casa I, con un Júpiter a su vez angular en IV. Por su parte el ascendente en Escorpio es muy evidente en su apariencia física: rostro duro, oscuro, mirada sombría, cejas pobladas, ocultamiento de la boca (expresión verbal) con gran bigote.

Su tipo de pensamiento (casa IX) es claramente creativo y egoico-personalista (Leo), donde prima lo estético (Venus) pero de forma excesivamente crítica (caído en Virgo).

Fuertes intuiciones interiores, reveladoras y cuasimísticas (Júpiter en Piscis y Urano en Aries en IV), como sus ideas sobre el “eterno retorno de lo idéntico” (paso de Piscis a Aries). Estas posiciones también indican la búsqueda de una filosofía liberadora de todo pasado y tradición.

Su reconocimiento público como escritor, además de su carrera de filólogo, es claro (Virgo y Mercurio en X) pero también como crítico agresivo (Marte en Virgo en X). Por su parte el Mercurio en trígono a Saturno indican talento intelectual, rigor y precisión en sus análisis; si bien la conjunción a Marte y oposición a Urano provocan un uso de la palabra cortante, provocador y muy rebelde.

Su Sol (conjunción partil a la estrella Spica y de ahí su renombre) en XI le permitió proyectarse al futuro, con todas sus visiones proféticas y esperanzadoras del nuevo hombre, del artista por venir (en Libra). Sol a su vez en trígono a Neptuno: marcado carácter idealista, visión amplia de la realidad no sólo racional, pues abarca aspectos irracionales (la música, el arte, lo sagrado) así como los altos ideales culturales. Además Neptuno está en casa III, que matiza su interés intelectual hacia la estética y la música, y sobre todo su forma de pensar y escribir metafórica, en imágenes, anticonceptual y antisistemática.

Pero este Sol recibe una fuerte oposición cardinal de Plutón en Aries en V, que evidencia toda la dialéctica de su pensamiento, centrado en la concepción dionisíaca de la existencia: vitalismo salvaje, fuerzas instintivas y contradictorias de la naturaleza. El contraste es claro entre el armónico y mesurado Apolo (Sol en Libra) y Dionisos como voluntad de poder (Plutón en Aries).

La muy compleja personalidad de Nietzsche (y potente filosofía) responde a sus muchas oposiciones y bastante exactas con planetas explosivos: Mercurio-Urano, Marte-Júpiter, Sol-Plutón (esta última a su vez en abierta T cuadrada por Saturno), además de numerosas semi y sesquicuadraturas. Todo ello como signo de su existencia sufrida, desgarrada, difícil de integrar por las fuertes tensiones internas. Visión trágica de la existencia y fuertes psicopatologías mentales (final de su vida en manicomio).

Nos encontramos con los rasgos de un filósofo modélico: Ascendente en Sagitario con Júpiter en casa I y haciendo trígonos a tres planetas en IX (Venus, Saturno y Marte). A su vez Mercurio desde XI hace un vértice armónico a través de sextiles a dicho trígono de casas I-IX. Este Mercurio en XI puede indicarnos el hecho de que su pensamiento desembocara en las ideas de futuro, proyecto, esperanza, etc. (“el hombre como proyecto arrojado al mundo”).

Nuevamente un Virgo en Medio Cielo favoreciendo la vocación de escritor, con un Sol en X dando reconocida autoridad y brillo público, y una Luna-Urano popularidad y reconocimiento por sus ideas novedosas y revolucionarias.

Destaca también su Plutón-Neptuno en cúspide de VII: confusas y peligrosas alianzas o posibles asociaciones muy dudosas u oscuras (es conocida la polémica de su relación momentánea con el nazismo). Seguramente los contactos fueran por cuestiones profesionales o ambiciones de reconocimiento (trígono al Sol en X), pero chocaron con su filosofía y enturbiaron su carrera como filósofo dejando una perdurable huella de sospecha (cuadraturas a planetas en IX y sesquicuadraturas a Luna-Urano). También son de destacar las fuertes críticas y declarados adversarios que levantó entre los filósofos analíticos (Géminis).

Respecto a su pensamiento, toda su filosofía nace de la pregunta por el sentido del ser, del “estar ahí” (da sein): Luna-Urano partil (vivencia de la inmediatez del instante) en Libra (“presencia frente a”, “contemplación y reflexión de”). A su vez dicho signo, muy cargado, es regido por Venus en conjunción también partil a Saturno, esta vez en IX: emprendió un serio, concentrado y concienzudo estudio de la tradición filosófica occidental, desde sus orígenes griegos. También con Marte en Virgo en IX continúa la fuerte crítica cultural de Nietzsche.

Y desde aquí llegará a su tesis filosófica más original, “el olvido del Ser” en la metafísica occidental: con Saturno exiliado en Leo observamos que el Ser –Leo- es delimitado como entidad cerrada y limitativa (“lo ente” saturnino), y con Júpiter caído en Capricornio tenemos la caída irremediable en el olvido de todo sentido originario –opuesto a Cáncer-. Frente a esto Heidegger definirá al Hombre como abierto al Ser por su temporalidad inmanente (Saturno-Kronos en Leo), en tanto que proyecto ante un realista “horizonte de muerte” (Júpiter en Capricornio).

Astrologia experimental

El estilo de Nietzsche y Spinoza en filosofía.

En esta entrada intentaremos incluirnos en el estilo de hacer filosofía de Nietzsche y Spinoza,‭ ‬aquí recorreremos diferencias en la inserción de los personajes en el momento de crear su individualidad, cada personaje de un libro de filosofía, es un concepto, estos son los que utiliza el filósofo como actores principales.

Y como es tan importante conocer a los filósofos por sus creaciones,‭ ‬por su estilo y forma de conmover – que es el cómo se hacen importantes, miraremos el estilo en sus obras como si ellos hicieran como aquellos que se llaman directores y novelistas. Si el que fue llamado director teatral por su representación, y su control en la puesta en escena le dio la fama, que llego a representar teatro para grandes reyes y en lujosos palacios, hay quien -como Spinoza- compuso su obra en forma teatral, y él en su Ética representó igual que un gran director sus conceptos en proposiciones, como si de escenas separadas en la obra se tratase. Y dotó de un carácter concreto a cada afecto en la obra retratado -como hacían en las obras clásicas, como aquel tal Homero, y concretando de una forma muy liviana encontró nítidas las individualidades, pudiendo entonces mostrarlas simples, frescas con toda su naturalidad, como conjunto incluia los conceptos en proposiciones, como si de escenas separadas en la obra se tratase. Y es que Spinoza no necesito hablar de magia ni esoterismo para mostrar lo inimaginable, su lenguaje era el del pueblo, por eso algunos le llamaron el príncipe de los filósofos.


Spinoza en filosofía hacía teatro, los conceptos que utilizó, a los que llamó afectos aparecían en los diferentes actos desplegando de uno a uno características propias‬

Y en Nietzsche, ¿Cual era el estilo de este otro?, este que se deshizo de toda ceremonia y cualquier acto organizativo, él empujo al concepto al movimiento, para que pariese de sí algo propio y vivo, en sus escritos hacia valer un estilo trascendente que acompañaba la lectura hacia una acción sangrienta, la sangre en Nietzsche tiene que ver con su águila y serpiente, estos son sus ojos y vísceras en la acción, con sangre decía este que escribía y sin ella nada tendría valor. Y esto solo por el hecho de parir de un concepto muerto otro vivo, y sacar de una tristeza una alegría, aquí hace falta sangre. Él que diferenciose de Spinoza en el modo de lucha, en la forma de hacer filosofía que decidió Nietzsche romper y transformar los ídolos p‭o‬pulares -que como conceptos muertos vivían y no habitaban, en dioses sin nombre y arraigados al cuerpo, al cuerpo de cada cual, para que cada uno se gobernase.


En Nietzsche la filosofía se despliega como en una película de acción, al más puro estilo de Silvester Stalone, sus conceptos eran valientes héroes incomprendidos y alegres saltarines.