Deleuze: un filósofo metafísico

Gilles Deleuze, Spinoza
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No hay dudas que el interés de Deleuze sobre Spinoza ha establecido al filósofo holandés como lectura obligatoria de todo aspirante al filo de Sofía. Deleuze considera a Spinoza un pensador privado en contra posición a los pensadores que responden a una determinada institución. El rasgo principal del pensador privado es su soledad. Escribe sin apelar al plural nosotros porque no representa a nadie más que así mismo. Escribe Deleuze: ¨Spinoza no pertenece a esa casta de ¨profesores públicos¨ quienes, conforme al elogio de Leibniz, no afectan a los sentimientos establecidos, al orden Moral y la Política¨ .Spinoza: filosofía práctica, Tusquets editores. Pág. 20. Spinoza y Sartre, según Deleuze, pertenecen a esta tradición de pensadores apartados del orden institucional y si bien sus intervenciones se juegan el ámbito de lo público entendido como lo social su actividad es privada. El interés de Deleuze por Spinoza no es gratuito, no es un snobismo filosófico que busca singularizarse, responde a intereses concretos, apunta sus cañones contra la tradición metafísica clásica. Por qué. Porque la metafísica clásica establece un dualismo ontológico. Un arriba y un abajo, un cuerpo y un alma, la res extensa y la res cogitans, en síntesis diferencias ontológicas de la que se desprende una pirámide ontológica con su respectivo correlato político social.


De ahí el interés del filósofo francés por Spinoza, a quien dice llevar en su corazón, porque le permite oponer una metafísica diferente a la metafísica clásica. Una metafísica de la inmanencia. Una metafísica de la inmanencia rompe con la estructura jerárquica. Los seres se dan en el Ser en un mismo plano, no hay diferencias sino sólo variables. No hay substancias de los entes, sean estos naturales o artificiales, sólo hay modos. Un modo, nos dice Deleuze, es: ¨una relación compleja de velocidad y de lentitud en el cuerpo, pero también en el pensamiento, y es un poder de afectar y de ser afectado, del cuerpo o del pensamiento¨ op cit. Pág. 151. Deleuze se reconoce puro metafísico, no reniega en lo absoluto de la tradición a la que responde, la tradición filosófica. Se puede rastrear su itinerario: una primera etapa, con sus monografías sobre Hume, Bergson, Nietzsche, Spinoza. ¨Es usted un filósofo no metafísico?¨, Deleuze responde: ¨No. Yo me siento puro metafísico¨ Gilles Deleuze, ¨Réponses a une série de questions¨, noviembre de 1981, en Arnaud Villani, La Guepe et l´Orchidée, París, Berlin, 1999, p.130 en Biografías Cruzadas p. 2013. Deleuze se reconoce en la vieja tradición filosófica, no reniega de ella y se considera, como pudo leerse, un pensador metafísico pero de una metafísica diferente, una filosofía de la inmanencia. Pero qué quiere decir todo esto.


El uso que hace Deleuze de algunos autores clásicos de la tradición filosófica le permiten articular por un lado, una crítica a la tradición dualista y dialéctica y por el otro, establecer una nueva metafísica. La crítica a la filosofía es realizada desde adentro, desde la misma filosofía, el rasgo brillante de Deleuze está en no sólo cómo saber hacer uso de los clásicos de su predilección, sino incorporar a la tradición filosófica nuevos matices desde la literatura anglosajona, el cine o la pintura. Dentro de este amplio espectro Spinoza ocupa un lugar privilegiado. Retomemos lo anterior. Nos dice al respecto Deleuze: ¨Todo lector de Spinoza sabe que los cuerpos y las almas no son para él ni substancias ni sujetos, sino modos¨ SFP: pág. 151. Esto es muy importante, porque aquí, en esta breve frase se evidencia la ruptura. No hay una substancia que subyace como soporte de los entes, hay cosas, naturales o artificiales, pero que carecen de una esencia porque son modos. Los modos son la posibilidad de ser afectados como de afectar. Por lo tanto al hombre o a cualquier cosa se la definirá por sus posibles modos.


La Ética de Spinoza es amoral. No hay un Bien en sí y un Mal como ausencia de Bien, hay relaciones de composición con su capacidad de afectarme y de ser afectadas por mí. Hay composiciones que nos afectan potenciando nuestro ser o disminuyendo nuestro ser que se traducen en potencias de alegrías o pasiones tristes.


Escribe Deleuze al respecto: ¨La Ética de Spinoza nada tiene que ver con una moral; Spinoza la concibe como una etología, o sea como una composición de velocidades y de lentitudes, de poderes de afectar y de ser afectado en este plano de inmanencia¨ op. cit. 152 La etología es el estudio de las relaciones que producen variaciones y transformaciones. Deleuze a través de Spinoza postula en contra posición a los planes trascendentes el plano de inmanencia. El plano de inmanencia significa el despliegue de la SUBSTANCIA en todos los cuerpos. Esta substancia es Dios pero no es un Dios ajeno, que se encuentre por encima de nosotros, no es la clásica metafísica de la emanación, es una metafísica de la inmanencia, todos los entes en un mismo plano ontológico con apenas pequeñas diferencias relativas y variables porque el creador está repartido equitativamente en sus criaturas. O en términos menos teológicos: los modos son expresiones del ser. Es brillante la lectura que hace Deleuze sobre el uso que hicieron los filósofos y los artistas plásticos en el siglo XVII con Dios como concepto. Desarrolla este punto en la clase I. Dios y la filosofía. Causalidad inmanente y plano fijo. 25 de noviembre de 1980 en En Medio de Spinoza, Cactus. Recomiendo la lectura completa de este libro que reproduce las clases de Deleuze sobre Spinoza. 


Por último: ¨¿Quién es Spinosista? A veces, ciertamente, el que trabaja ¨sobre Spinoza, sobre los conceptos de Spinoza, siempre que lo haga sin escatimar reconocimiento y admiración. Pero también el que, sin ser filósofo, recibe de Spinoza, un conjunto de afectos, una determinación cinética, un impulso, el que hace de Spinoza un encuentro amoroso¨ SFP: 158. Lo esencial en Spinoza nos ilustra Deleuze es que no hay diferencia entre el concepto y la vida. Porque ser metafísico es inscribirse en el marco de la vieja tradición filosófica, de la afirmación, del reconocimiento y la admiración y del encuentro amoroso producto del azar. Continuaré escribiendo luego sobre Spinoza y Deleuze pero será el año próximo. Buen comienzo de año. 

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