El Quijote morisco.

Desde el capítulo nueve Cervantes afirma a través de sus personajes del Quijote que Cide Hamete Benengeli es el verdadero autor del Quijote, y no él, por supuesto se trata de un nombre ficticio, de un supuesto aragonés arábico, es decir, morisco. Hizo Cervantes escribir los epitafios de sus amigos sobre la tumba de Don Quijote, escribe Benengeli : "¡Tate, tate, folloncicos! De ninguno sea tocada, porque esta empresaXV, buen rey, para mí estaba guardada" Curiosa señas de aceptación de un desafio el "Tate, Tate" de Cervantes al fin de su libro, como si quisiera decir, este libro no es solo literatura, que hay más.
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El Quijote moro.

Cide Hamete Benengeli


Don Quijote y Cervantes junto a los hispano musulmanes moriscos.

Desde el capítulo nueve Cervantes afirma a través de sus personajes del Quijote que Cide Hamete Benengeli es el verdadero autor del Quijote, y no él, por supuesto se trata de un nombre ficticio, de un supuesto aragonés arábico, es decir, morisco.  Hizo Cervantes escribir los epitafios de sus amigos sobre la tumba de Don Quijote, escribe Benengeli :
"¡Tate, tate, folloncicos!
De ninguno sea tocada,
porque esta empresa, buen rey,
para mí estaba guardada"


"¿Qué mi amo debe estar loco?, ¿debe?, mi amo no debe nada a nadie" Sancho Panza escudero de Don Quijote.

Curiosas señas de aceptación de un desafio el "Tate, Tate" de Cervantes al fin de su libro, como si quisiera decir, este libro no es solo literatura, que hay más.

Recuerdo de pequeño leer una biblia preocupado por no saber cosas, y bajaba - de la habitación a la sala de estar - a leer el Quijote  - donde estaba - para contrastarlo. Lo que ocurría mientras no daba para más averiguaciones, la "investigación" fracasaba, después solo daba saltos y tropiezos en las imágenes, hacia una imagen "Dulcineana", o hacia aquella representación "divina" que, no solía tener ninguna gracia por no encontrar lo que buscaba, menos mal, que se conforma un niño rápido, imaginando que en los años por venir todo se sabrá.

¡Seremos inocentes los niños!, de escuchar que de los libros todo se sabe, y al encontrar dos libros de los más famosos y anchos de cuantos se han escrito, ya faltaba tiempo para buscar la razón a las imágenes. Cosa, por otra parte, que es la misma de la que versan sendos libros, de encontrar razones en milagros o encantamientos, sean en unos casos de un Dios verdadero y en el otro de los encantadores que seguían a Don Quijote,

Don quijote de la mancha es la historia que transformó la novela moderna, en él, la trama literaria se transforma en el diagnóstico de las intenciones y emociones de los protagonistas, es la primera novela moderna, la novela más vendida del mundo, y el segundo libro más vendido - tras la biblia - en todos los géneros. No, el Quijote no es solo una novela, es un libro pedagógico de filosofía hispánica, continuista con Abentofail, el médico y filósofo Granadino que escribió: Hai-ben-Jokdam (El viviente hijo del vigilante) que se tradujo como; El filósofo autodidacto - traducida al Holandés por Spinoza, ¿quién sabe si pudo llegar a manos de Cervantes?, lo que si sabemos es de la conexión de Cervantes con los libros plúmbeos moriscos, y la casi segura con Cide Hamete Bejarano, autor y traductor granadino de muchos de ellos, se supone el nombre real del anterior Berengeli ficticio. En cambio no se conoce el tal Quijote árabe anterior al de Cervantes, que bien pudiera ser el autodidacto del que se trata, u, otra historia derivada del famoso libro de Abentofail. Entonces, digo continuista por la intención del cuento y no por conocimiento fidedigno, la intención de Cervantes y de Abentofail en sus historias es encontrar a través de la razón el encuentro sensible con la inteleción agente - dígase Dios, o Alah -, como hizo el autodidacto por sí mismo, que en el libro de Cervantes, primero ha de encontrar su razón fuera de encantamientos - como diría el Quijote, o lo que es lo mismo, dejar de afectarse de imágenes de lo que no conoce.

Don Quijote se refiere continuamete a los moriscos muy cariñosamente en toda su aventura, se llama Cervantes, a través de su personaje - cuando el mayoral carrasco le cuenta al Quijote que hay libro escrito de su primera parte de aventuras - "sabio y moro", y hace consciente de cuantos amigos y conocidos moriscos habían por España en esa época, nos los muestra como parte de nuestra cultura en el mismo Quijote; "llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y, como yo soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía, y vile con caracteres que conocí ser arábigos. Y, puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues, aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua, le hallara. En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y, leyendo un poco en él, se comenzó a reír". Aquí la multiplicidad de los individuos de la España ya inquistorial, que estaba presta a morir en parte.

Los moriscos mandados expulsar en 1606, bien los presenta Cervantes como una cultura bella y cierta de heterodoxia islámica, producto y recuerdo de la inteligencia múltiple Andalusie de Averroes - en filosofía - y de Abentofail - en novela.

El Hidalgo, como he dicho, es un hombre que se puede llamar loco, pero que lo único que le pasa es que es un caballero, que cree a pies juntillas lo que nombra, viviendo en una época de las más siniestras de la historia de la humanidad, y más en España; se autodenomina primero, "de la triste figura", luego "de los leones", y por último, de los "delincuentes y humanos", así podemos partir el libro en tres partes bien diferenciadas, en cada autodenominación del Quijote la relación comunicativa con otros personajes es distinta. El de la triste figura no hace más que expulsar apresuradamente cuanto siente y percibe, el de los leones se enfrenta con todo lo que siente, fuerza la acción para que le demuestre y corrobore lo que percibe, y el de los delincuentes y humanos, se relaciona aceptando los sentimientos y percepciones de cuantos conoce con más satisfacción y alegría que los suyos propios. Tras todo esto el caballero acaba influenciándose ya cuando vuelve a su pueblo, por unos niños, piensa que "Dulcinea nunca volverá", fue en días después que vuelve en sí el andante, sale de su locura, recupera sus afectos y, al tiempo que concreta, se muere. Con afectos sanos pero sin conceptos, Don Quijano el bueno se siente infeliz habiendo malgastado tantos años leyendo libros de caballerías, y conociendo que muere, lamenta no haber leído otro tipo de libros.

De esta historia el filósofo Nietzsche dice que Cervantes es un cobarde anunciador de la muerte española, dice que prefiere crear una broma del hecho, antes de enfrentarse a la inquisición. Y lo que ocurre es que Nietzsche se copia de los estados afectivos del caballero andante, que saca del ingenioso hidalgo y su autor la más famosa de las sentencias de su Zaratustra, "su" camello, león y niño.

No solo Nietzsche se vio influenciado de una filosofía hispana, muy ligada a los afectos y a su definición, en fin, al encuentro con los individuos por sus emociones y afectos, también Spinoza, o Deleuze, que tienen orígenes conceptuales Andalusies y Averroistas, también ellos. Salió, la Heterodoxia salió de España y alumbró el mundo, pues aquí no podía bajo pena de horca, quedamos los españoles sin conocer a nuestros pensadores, ni saber nuestras raíces.

Acaba aquí esta entrada, más o menos en la mitad, y queda la otra mitad para la próxima semana, que expondrá como Spinoza, Deleuze, Nietzsche, Cervantes, se unen a Averroes y Aristóteles.

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