El arte como pasado

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El arte como pasado.
En el artículo anterior tratábamos de ver el lugar del arte dentro del sistema dialéctico hegeliano. Ahora nos adentramos en la explicación del arte como pasado que dará pie a algunos intérpretes para determinar la muerte del arte. De qué manera se puede entender el arte después de esta defunción será abordado en el siguiente.


La misión del arte es representar de modo sensible el contenido, el concepto, el espíritu; debe manifestar la totalidad que corresponde al concepto, transformar la apariencia para que pueda manifestar la infinidad del espíritu. Alcanzar plenamente tal propósito, lograr la perfección del arte, la realización de su ideal significa conseguir la perfecta unidad entre forma sensible, individual y su contenido, que deberá ser concreto. El arte debe hacer presente sensiblemente el concepto. El arte hace presente la Idea por medio de la belleza o, dicho de otro modo, haciendo efectiva la belleza el arte trasluce la idea. La Idea no coincide con la idea de belleza artística, puesto que ésta no es más que una forma particular de exteriorizarse y representar la verdad: la Idea absoluta.

La verdadera tarea del arte es llevar a la conciencia los verdaderos intereses del espíritu y, por esto, al ser pensado por la ciencia, el arte cumple su finalidad[1]. En este sentido Hegel afirma que “el arte como ciencia es más necesario en nuestro tiempo que cuando el arte producía ya una satisfacción plena. El arte nos invita a la contemplación reflexiva, pero no con el fin de producir nuevamente arte, sino para conocer lo que es el arte”[2]. Lo que encierra esta afirmación es que ya no se da inmediación cognoscitiva en la expresión artística, ya no hay en ella una manifestación de la verdad, puesto que se ha visto superada por la expresión de la verdad puramente racional. Mientras que en el período clásico el Arte representó una forma reconocida de conocimiento e interpretación de la realidad, esto ya no es así en la época romántica de Hegel, en la que la forma más apropiada de interpretación es la filosofía[3].

 Por tanto, la cuestión está en percatarse de que sólo la expresión puramente racional, superior a todas las demás, trasciende el tiempo, mientras que las demás quedan en el tiempo, en la historia. Si la filosofía siente la necesidad de reflexionar sobre el arte, es porque el momento en el que el arte era considerado la máxima expresión de la Idea ya ha sido superado. En él ya no hay actualidad, no hay presencia y, por tanto, no hay manifestación de la verdad. Por eso, lo único que cabe hacer es hacer ciencia del arte, pero una ciencia histórica. Es decir, analizar de qué manera en etapas menos desarrolladas del espíritu se manifestaba la verdad en esas obras.

Queda por ver, sin embargo, qué ocurre después del denominado "fin del arte".



[1] Danto enfatiza la aportación hegeliana al arte en este punto ya que según él “la especulación filosófica” en torno al arte que no se había dado hasta entonces supuso una “riqueza de la producción artística”. Danto, A., Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde con la historia, Paidós, Barcelona, 1999, p. 53.
[2] Hegel, G.W.F., Lecciones de estética, Península, Barcelona, 1987, p. 17.
[3] Danto al respecto, el cual llega a decir que “la misión histórica del arte es hacer posible la filosofía”. The philosophical disenfranchisement of art, New York, Columbia University Press, 1986, p. 16. Por lo que, en la misma línea que Hegel entiende que “el arte llega a su fin en cuanto momento histórico”. The philosophical disenfranchisement of art, New York, Columbia University Press, 1986., pp. 33-34. 
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