Una nueva visión del Panóptico de Bentham

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Una nueva visión del Panóptico de Bentham.
Aprovechando que tenemos una lectura acerca del mencionado tema, me gustaría dar una visión personal acerca de ello. No olvidemos que, precisamente, Filosofía es esto que estamos haciendo poco a poco. Se trata de definir una mirada hacia lo que está ocurriendo, de no dejar de cuestionarnos constantemente lo que sucede a nuestro alrededor. 


El fin del Panóptico[1] es establecer una vigilancia global y particular a la vez, no es sólo algo destinado a resolver el problema de la vigilancia sino otra tecnología de poder. Se trata de una manera de gestión del espacio colectivo, de lo que los primeros en hacerlo fueron los médicos y militares según Foucault. El fin de esta estancia está en las preocupaciones de la Revolución Francesa: que la gente no obre mal y quitarle las ganas de desearlo; interiorizar la mirada vigilante para vigilarse a sí mismos, aunque también es bueno el ejemplo de un ajusticiamiento como motivo por el que no actuar de igual manera. En cierto sentido seguimos siendo educados en el miedo. Obedecemos por él, desde niños tenemos la autoridad de nuestros padres o de los maestros que casi nos acompañan en toda nuestra formación intelectual y personal. Cuando ya no dependemos directamente de ellos, los encargados de seguir adoctrinándonos en el miedo son los medios, ¿es necesario que sean tan explícitos? Son la peor película de terror, sin embargo muchas veces su mensaje es claro.
La forma del panóptico moderno reside en la informatización de la sociedad y podríamos poner aquí el ejemplo del que más se ha podido hablar, por el escándalo o la repercusión es la red social Facebook. Esto se traduce por una empresa que, con un fin económico, ha traspasado datos confidenciales a empresas varias u organismos gubernamentales. Es decir, estamos controlados por los hilos invisibles de la red, donde introducir cosas según en qué sitios es una manera de vender nuestra intimidad. No se necesita una estancia vigilada trescientos sesenta y cinco días las veinticuatro horas, tan sólo un ordenador con conexión a internet. Otro modo de control que sostiene el teórico de la conspiración David Icke es el de las tarjetas de crédito, el dinero electrónico, en el sentido en que la elite económica quiere que se implante este modo de usar el capital. Algo que está ya asumido por parte del consumidor y además, para mover las cantidades enormes de dinero que se mueven es necesario hacerlo de ese modo porque transportar millones de una moneda sería imposible. Sin contar que, probablemente, los bancos no tengan tanto dinero real. El resultado es un control de nuestro movimiento de transacción en el consumo, así como la mass media intenta y consigue en muchos casos controlar nuestra mente.
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