Deleuze- Problema de una Ontología política y diferencias entre el demente y el razonable en Spinoza.

Compártelo:


¿Qué es lo que distingue al demente y al razonable según Espinoza, e inversamente y al mismo tiempo, qué es lo que no los distingue? ¿Desde que punto de vista no pueden distinguirse, desde que punto de vista tienen que ser distinguidos? Yo diría, por mi lectura, que la respuesta de Espinoza es muy rigurosa. Si resumo la respuesta de Espinoza, me parece que el resumen sería: desde un cierto punto de vista, no hay razón para hacer una diferencia entre el hombre razonable y el demente. Desde otro punto de vista, hay una razón para hacer una diferencia.




Primeramente, desde el punto de vista de la potencia, no hay ninguna razón para introducir una diferencia entre el hombre razonable y el hombre demente. ¿Qué quiere decir eso? ¿Quiere decir que tienen la misma potencia? No, eso no quiere decir que tengan la misma potencia, quiere decir que cada uno, por lo que hay en él, realiza o efectúa su potencia. Es decir que cada uno, por lo que hay en él, se esfuerza en perseverar en su ser. Entonces, desde el punto de vista de la potencia, en tanto que cada uno, según el derecho natural, se esfuerza en perseverar en su ser, es decir efectúa su potencia, -ven ustedes que siempre pongo entre paréntesis "esfuerzo"-, no es que intente perseverar, de cualquier manera, persevera en su ser tanto como haya en él, es por esto que no me gusta la idea de conatus, la idea de esfuerzo, pues no traduce el pensamiento de Espinoza, pues lo que el llama un esfuerzo por perseverar en el ser es el hecho de que efectúo mi potencia a cada momento, tanto como lo haya en mi. No es un esfuerzo, pero desde el punto de vista de la potencia, entonces, puedo decir que cada uno vale, no tanto porque cada uno tenga la misma potencia, en efecto la potencia del demente no es la misma que la del hombre razonable, sino que eso que hay de común entre los dos, es que, cualquiera que sea la potencia, cada uno efectúa la suya. Entonces, desde ese punto de vista, yo no diría que el hombre razonable vale mejor que el demente, no puedo, no tengo ningún medio para decirlo: cada uno tiene una potencia, cada uno efectúa esa potencia tanto como la haya en él. Ese es el derecho natural, es el mundo de la naturaleza. Desde ese punto de vista no podría establecer ninguna diferencia de cualidad entre el hombre razonable y el loco.



Pero desde otro punto de vista, se que el hombre razonable es "mejor" que el loco. Mejor, ¿qué quiere decir? Más potente, en el sentido espinozista de la palabra. Entonces, desde ese segundo punto de vista, debo hacer y hago una diferencia entre el hombre razonable y el loco. ¿Cuál es ese punto de vista? Mi respuesta, según Espinoza, sería exactamente: desde el punto de vista de la potencia, usted no tiene ninguna razón para distinguir al razonable del loco, pero desde otro punto de vista, a saber el de los afectos, usted distingue al razonable del loco. ¿De dónde viene ese otro punto de vista? Ustedes recuerdan que la potencia está siempre en acto, está siempre efectuada. Los afectos son los que la efectúan. Los afectos son las efectuaciones de la potencia, lo que experimento en acción o en pasión, es lo que efectúa mi potencia a cada instante. 
Compártelo:

Publica un comentario: