La afirmación “TODO ES RELATIVO” es una postura filosófica muy específica, que no representa a toda la filosofía. Ni es una conclusión filosófica general, es una vértice particular filosófica que se conoce como “RELATIVISMO RADICAL” propia de corrientes particulares dentro de la filosofía contemporánea. Ignora o no toma en cuenta niveles ontológicos, epistemológicos, metodológicos y lógicos. E intenta remplazar la formalidad con una simplificación que elimina criterios de verdad, validez y consistencia.
FILOSOFIA RELATIVISTA RADICAL
El Relativismo
Radical es una postura filosófica que sostiene que no existen verdades,
valores, significados o realidades universales u objetivos. Todo está
condicionado y es determinado por factores como la cultura, el lenguaje, el
contexto histórico, la perspectiva individual o las estructuras de poder. Esta se
relación con hechos institucionales.
HECHO INSTITUCIONAL
Es todo aquello
que es de construcción social y acuerdos humanos… El Relativismo Radical
comete el error de tratar todos los hechos como si fueran institucionales o construidos,
negando la existencia de hechos verificables y reproducibles. Incluso su propia
afirmación de que todo es relativo y no hay verdades, es una falacia de
petición de principio lógico de lógica informal, se autodestruye (si nada es
verdad, tampoco lo es esa afirmación). Una vez que hemos digerido esta postura
es menester presentar su oposición.
REALISMO ONTOLÓGICO
El Realismo Ontológico es una postura filosófica que afirma que la realidad existe
independientemente de nuestra mente, de nuestras creencias, de nuestros
lenguajes o de nuestras teorías. En otras palabras: hay entidades, estructuras
y propiedades que existen “ahí afuera”, aunque nadie las piense, interprete o
conozca. (Nosotros descubrimos esa realidad, no la inventamos) Por ejemplo El
agua hierve a 100 °C a nivel del mar. La Tierra tiene masa y gravedad. 2 +2= 4,
si introduces la mano al fuego, te quemas. Esto se le conoce como hechos duros.
Como el filósofo John Searle los catalogo.
Un Hecho Duro
(o Hecho Bruto) se resiste a que todo es interpretación, hay cuestiones ontológicas
que no son negociables, incluso posturas filosóficas como ontología
o lógica no permiten el relativismo. Como ejemplo:
En ontología, no puedes decir: “eso es relativo”, ya que esta rama te
solicita determinar la esencia que se analiza. ¿Existe o no existe? ¿Es
material o inmaterial? El estatuto ontológico de una cosa implica
una determinación categorial.
En lógica, tampoco puedes apelar al relativismo al someter a praxis
la esencia ontológica, ya que surgen preguntas como: ¿Esta
proposición es válida o no? ¿Se contradice o no se contradice? La lógica
se basa en principios no interpretativos.
Ahora te preguntaras,
si existen dos posturas filosóficas ¿por qué parece existe un monopolio de
que todo es relativo en filosofía? (casi no se habla del realismo ontológico)
Todo tiene que
ver con el filósofo (solo analizaremos desde estas premisas), debemos analizar algunas preguntas que nos ayuden a comprender
este fenómeno. ¿HASTA QUÉ PUNTO UN FILÓSOFO BUSCA LA VERDAD, Y HASTA QUÉ
PUNTO SOLO BUSCA VALIDAR SU POSTURA? ¿O SOLO ES IGNORANCIA?
La construcción
de un argumento filosófico puede formarse por diferentes motivaciones: la
búsqueda genuina de la verdad, la defensa de una postura preexistente o incluso
la ignorancia sobre el rigor metodológico necesario.
El problema fundamental es distinguir entre una argumentación que se sostiene por su coherencia interna y una que solo intenta reafirmar un punto de vista sin someterlo un filtro de verificación. Existen enfoques filosóficos que operan dentro de marcos cualitativos, como la fenomenología, la hermenéutica o la estética. En estos casos, su validez depende del contexto en el que se desarrollan, pues no buscan establecer proposiciones universales verificables, sino interpretar la experiencia, el lenguaje o la subjetividad. Cuando estos argumentos intentan extender su validez más allá de su propio marco sin un soporte lógico-formal, corren el riesgo de volverse falacias categoriales, es decir, errores metodológicos en los que se confunden tipos de conocimiento que requieren criterios distintos de validación. Si un argumento no resiste un análisis lógico o epistemológico riguroso, puede deberse a distintos factores:
El filósofo podría estar más interesado en validar su postura que en
examinar críticamente sus propias premisas. O hacer uso selectivo de la
evidencia. Puede ocurrir tambien que el pensador desconozca el rigor lógico necesario para
sostener su argumento y no sea consciente de los errores que está cometiendo.
En estos casos, el problema no es la deshonestidad intelectual, sino la falta de formación en lógica o epistemología u ontologia. Otros filósofos quedan atrapados dentro de su marco de referencia sin contrastarlo con otros niveles de análisis. Un argumento válido en un contexto hermenéutico puede no serlo en un contexto lógico-formal, lo que genera conclusiones infundadas si se extrapolan sin la debida justificación. Cayendo en una falacia de transferencia o error de categoria.
Algunos argumentos filosóficos dependen de términos que no están claramente definidos o que son utilizados de manera ambigua. La falta de precisión conceptual permite que un argumento se sostenga sin ser realmente verificable o refutable. En ocasiones, se acepta un argumento no por su validez lógica, sino porque proviene de una figura de autoridad o porque está respaldado por una tradición filosófica. Esto genera una resistencia a la revisión crítica y una tendencia a repetir postulados sin someterlos a un análisis más profundo. Lo que conlleva a una deshonestidad intelectual, porque incluso pueden percatarse de su error, pero lo omiten para mantener su estatus. Para evitar caer en estos errores, es crucial especificar desde qué cuadro teórico se habla y qué tipo de validez se reclama. Un argumento puede ser válido dentro de un marco cualitativo, pero no resistir un análisis lógico-formal.
Conclusión
Cuando escuches
que un argumento “es relativo”, lo primero que debes verificar es de
qué tipo de hecho se está hablando. Si se trata de un hecho duro ontológico,
físico, lógico, entonces no puede ser relativo sin caer en contradicción.
Pero si se trata de un hecho institucional normas, significados,
prácticas sociales, convenciones o marcos interpretativos entonces sí se puede
admitir las variables sin olvidar que depende del contexto y cuadro teórico
categorial que se está aplicando.
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