Curso de Filosofia Vicenes. Clase de Deleuze.

Compártelo:

He aquí lo que vamos a hacer este año, mi suerte depende por completo de esto. Voy a decirles lo que quisiera hacer este año. Quisiera, realmente, repetirme. Quisiera rehacer lo que hemos hecho. Pero es necesario que me explique un poco. Quisiera hacer filosofía a la manera de las vacas. Rumiando. Pero los ejercicios de rumiar no son yoga. Solamente un autor ha sabido rumiar, y es grande entre los grandes, es Nietzsche. Por eso Nietzsche tenía a la vaca como animal sagrado. Decía que las vacas eran vacas del cielo. Ahora bien rumiar, para él, consistía en lanzar un aforismo y leerlo dos veces. Para mi no es al nivel del aforismo, porque el aforismo no es mi asunto, sino la necesidad de rumiar algo. ¿Por qué digo que eso es necesario para aclararme a mi mismo? Quiero verdaderamente repetirme, y retomar todo esto repitiéndome. Encuentro que el último año fue una cosa mínima, es por eso que experimento la necesidad de justificarme ante ustedes. Lo de menos es el hecho de que desde hace muchos años yo cambio de asunto cada año, y esa es como, no un punto de honor, sino como la condición de cualquier profesor. Cambia de asunto cada año. Y cuando se nos reprocha, hay que decir que si queremos cambiar de asunto cada año, eso exige mucha, mucha preparación.

Es justamente lo que he hecho hasta ahora. Y el último año he caído en una trampa en la que no creía. He hablado mucho de cine, pero lo que tenía en la cabeza no era el cine, sin embargo he hablado mucho. Lo que yo tenía en la cabeza era una clasificación de los signos, todos los signos del mundo. Y entre más avanzaba más me decía –supriman todo lo que hay de orgulloso en lo que digo, es simplemente para ir más rápido-, entre más avanzaba tenía, cada vez más, la impresión de tener algo. Y como estaba, al mismo tiempo, preocupado por el cine, que descubría, que iba demasiado rápido, yo lanzaba cosas y no las desarrollaba, había cosas que yo dejaba caer. Bueno. Y finalmente eso era lo que me interesaba a mi, y a quienes estaban aquí lo que les interesaba era, quizás, lo que yo iba a decir sobre el cine. Al final del último año yo tenía la impresión de haber rozado algo importante para mi, y haber pasado de largo. Y, sin embargo, me digo, siempre hablándome a mi mismo, que si llego a esa clasificación de los signos, evidentemente eso no va a cambiar el mundo, pero me va a cambiar, eso me llena completamente de placer. Es lo que quiero este año, lo que quiero este año es retomarlo y retomarlo sobre un ritmo muy diferente al de los otros años. Hago una especie de confesión frente a ustedes, ustedes me perdonarán, me digo: ¿qué he hecho los otros años?, me digo: ¿qué he hecho durante diez años? desde hace diez años hago de clown, ¡hago de clown y ustedes lo saben! es por eso que son ustedes tan numerosos. No digo que vengan a reírse, evidentemente no, si vienen es que les interesa, les interesa el espectáculo. Es el espectáculo. De todas maneras hay una prueba: hablo frente a las grabadoras. Hablo frente a una mitad de humanos y una mitad de grabadoras, a veces se desdoblan: mitad humanos y mitad grabadoras, a veces no hay humanos y una grabadora. Es el espectáculo, entonces, en efecto, está bien, algunos vienen a ver la cabeza que tengo y yo miro la cabeza que ellos tienen. Todo eso. Y yo hablo sin detenerme, sin detenerme, pongamos dos horas, dos horas y media, y después estoy que estallo y ustedes están completamente embrutecidos. Es del nivel de Sylvie Vartan. No digo que este mal. Para mi han sido formidables todos estos años, verdaderamente muy, muy bien. Estoy contento, estaba contento, estábamos muy contentos, encontrábamos esos asuntos, y yo siempre había pensado que un curso implicaba la colaboración entre quien habla y quienes escuchan, y que esa colaboración no pasaba forzosamente por la discusión, más aún que muy rara vez pasaba por la discusión. Los tipos a los que les sirve algo que escuchan, generalmente les sirve seis meses después, y a su manera, en un contexto completamente diferente. Lo toman, lo transforman, y eso también es una maravilla. Lo que nunca he podido obtener son las reacciones, he podido tener las objeciones, esas siempre me son dolorosas e insoportables, pero las reacciones en las que un tipo me diga: olvidas tal dirección en la que se podría ir a ver, ¿cómo obtener esto? es algo que ha estado siempre un poco en mi cabeza. Entonces ustedes comprenden lo que yo quisiera este año cuando digo que voy a repetirme, sí voy a repetirme completamente. Entonces esta será una nueva manera que yo nunca he hecho, sueño con hacerlo y nunca he podido. ¿Por qué? porque había demasiada gente y eso solo se puede hacer en un grupo relativamente restringido, donde lo ideal sería que la mitad fuesen nuevos y la mitad antiguos, que ya hayan asistido. Voy a explicarlo para que cada uno de ustedes pueda juzgarlo. He hecho algunas cosas el último año, no las retomare todas, no las retomare de la misma manera, pero haré divisiones mucho más estrictas. Yo les diré el tema de hoy, algunos días serán dos temas, tres temas, y, ustedes lo sentirán, será una progresión muy, muy lenta, al final de cada tema yo quisiera que algunos de ustedes, un grupo o alguno de ustedes juzgue el tema. Que me digan si va o no va, con el compromiso de mi parte de que si eso no va, será puesto a punto en un tema siguiente, posterior. Yo les numerare mis temas, será como una especie de firma, después veremos, corregiremos en el momento. Por eso estoy aquí cerca del tablero, haré pequeños dibujos, esquemas, entonces ustedes podrán corregir los esquemas, podrán corregir los esquemas, eso será estupendo, usted vendrá del fondo y corregirá mis esquemas. En ese momento yo estaré, evidentemente, furioso, pero quizá sea él quien tiene razón. Pero se sabrá de que se habla, serán temas muy precisos, y no se tratará de hablar alrededor de, no se tratará de hablar de otra cosa, ustedes aceptan mi autoridad únicamente para decir: se habla de esto y no de eso. No podrá decírseme: y ¿por qué no hablas de otra cosa?, no se hablará de otra cosa porque es así, es todo. Pero al contrario ustedes me corregirán, me prolongarán. Bien, es lo que quisiera hacer. Entonces, evidentemente quienes no soporten –insisto será muy machacón-, y aún los mejores de entre ustedes, no quiero decir los mejores, sino aquellos que me son favorables, se dirán a veces: zut… ¿por qué vuelve y vuelve sobre eso? creanme, no será para ganar tiempo, porque aún si ustedes no sintieran la necesidad, yo la sentiría por mi mismo. Porque es lo mismo, cuando alguien habla el auditor puede muy bien creer que eso va de si. Extrañamente, en mi experiencia, pero inversamente también, cuando usted cree que algo va de si, para mi, al contrario, es un problema, hay algo que intento esconder, que no esta a punto. E inversamente, cuando ustedes tienen el sentimiento de que eso no va de si, que hay algo por lo que he pasado demasiado rápido, para mi eso va por completo de si y es absolutamente fácil, entonces es por allí que puede desarrollarse un diálogo que ya no se dé de la manera clásica. Es que ni ustedes ni yo tenemos razón, ¿comprenden? no es que yo tenga razón cuando digo: eso para mi va de si, y eso otro no va de si. Y para ustedes es lo inverso, pero eso quiere decir algo muy importante. De todas maneras la gente no puede escucharse, unos no pueden escuchar a ninguno, esa es la única igualdad de quien habla y quienes escuchan. La gente sólo puede escucharse una a otra si tienen un mínimo de armonía, de comprensión, implícita; es decir una manera común de plantear los problemas. Si no planteamos los problemas de la misma manera, no vale la pena escucharse, es como si uno hablara chino y el otro inglés, sin saber las lenguas. Por eso nunca he considerado que un estudiante no tenga la razón si no viene a escucharme. Solo puede venir a escucharme si tiene, por si mismo, por ese misterio que es la afinidad, una cierta manera común de plantear los problemas.

Lectura de: El Plan de Deleuze, en Universidad de Vicenes a 2/11/1983
Compártelo:

Publica un comentario: