Esta
introspección aborda el fenómeno conocido como ‘viaje astral’, entendido
como la separación de la conciencia respecto del cuerpo físico. Lejos de
reducirlo a una creencia sin fundamento, exploraremos cómo puede ser abordado
desde las categorías ontológicas y metafísicas.
Esta
introspección aborda el fenómeno conocido como ‘viaje astral’, entendido
como la separación de la conciencia respecto del cuerpo físico. Lejos de
reducirlo a una creencia sin fundamento, exploraremos cómo puede ser abordado
desde las categorías ontológicas y metafísicas.
El
fenómeno de los viajes astrales puede plantearse desde dos
pilares fundamentales de la filosofía: La metafísica y la
ontología.
La metafísica se encarga de estudiar la naturaleza del ser,
mientras que la ontología se ocupa del ente, es
decir, de lo que “es” en su manifestación material.
El
concepto de un viaje astral genera unas interrogantes. La
idea de que la conciencia pueda separarse del cuerpo físico, plantea un
problema ontológico, ya que involucra al cuerpo como ente verificable (lo
material), pero también metafísico, porque implica la
existencia de un alma o conciencia inmaterial, (el ser) cuya
naturaleza escapa a lo empíricamente comprobable.
En
este sentido, el viaje astral se ubica en la intersección entre el ente
(cuerpo) y el ser (conciencia), lo que lo convierte en una cuestión filosófica
legítima, no en una simple especulación esotérica.
Lejos
de ser un caso de filosofismo, es decir, una PSEUDO-PREGUNTA sin
contenido filosófico real, la interrogante sobre los viajes astrales apela
directamente a dos categorías fundamentales del pensamiento: La ontología,
al interrogarse sobre la naturaleza del cuerpo como ente verificable, y
la metafísica, al preguntarse por la posibilidad de una conciencia
que trascienda el cuerpo físico, es decir, por la existencia del ser en su
dimensión inmaterial.
EL PROBLEMA FUNDAMENTAL RADICA EN QUE, SI BIEN EL ENTE CORPORAL ES VERIFICABLE EMPÍRICAMENTE, LA EXISTENCIA DEL VIAJE ASTRAL COMO FENÓMENO OBJETIVO NO LO ES. Esta imposibilidad de comprobación ha llevado a muchos a relegar la cuestión al perímetro de la experiencia subjetiva, más que al de una realidad ontológicamente constatable. Sin embargo, la posibilidad misma del viaje astral pertenece a la esfera de la metafísica, del mismo modo que lo hacen nociones como el alma o la existencia de Dios: SU VALOR FILOSÓFICO NO RESIDE EN SU VERIFICABILIDAD EMPÍRICA, SINO EN QUE PLANTEAN INTERROGANTES SOBRE LAS CONDICIONES DE POSIBILIDAD DEL SER.
Alejado
de ser un simple producto de la especulación esotérica, se trata de una
pregunta metafísica legítima, en la medida en que se reflexiona sobre la
relación entre lo material y lo inmaterial. EL CUERPO PERTENECE AL
ÁMBITO DE LA ONTOLOGÍA: Constituye un ente físicamente verificable, está
sujeto a las categorías del espacio, tiempo y causalidad.
EL
ALMA, EN CAMBIO, SE INSCRIBE DENTRO DE LA METAFÍSICA: Ya que su existencia no puede ser
constatada empíricamente, pero plantea una interrogación válida y profunda
sobre la estructura última de la realidad.
Ambos “CUERPO Y ALMA” remiten a distintos planos del ser, y
por ello, toda reflexión que los vincule, como ocurre con la hipótesis
del viaje astral, requiere necesariamente una mirada onto-metafísica,
que contemple tanto lo material como lo inmaterial.
UNA
VEZ DEFINIDO ESTO, EXISTEN CIERTAS INTERROGANTES.
Si
la conciencia pudiera separarse del cuerpo en un viaje astral,
significaría que el “yo” o la sustancia pensante tiene
una existencia independiente, lo que tocaría temas como:
Si
la conciencia se separa del cuerpo. ¿El “yo” se identifica con la
mente, con el alma o con una síntesis entre ambos?
¿Puede
la conciencia existir sin el cuerpo?
¿La
conciencia extracorporal implica inmortalidad del alma?
¿Si
la conciencia sobrevive sin el cuerpo, entonces podría sobrevivir también a la
muerte?
¿Cuánto
tiempo puede estar la conciencia fuera del cuerpo sin existir consecuencias en
él?
¿La
conciencia fuera del cuerpo percibe el tiempo de la misma manera?
Estas
podrían ser unas interrogantes (No necesariamente son todas las preguntas, pero
de forma provisional serían una apertura)
LO
INTERESANTE DE ESTA PREGUNTA FILOSÓFICA ES QUE SE TENDRÍA QUE GENERAR UNA
TERCERA CATEGORÍA, ANTE LOS DEBATES CLÁSICOS FILOSÓFICOS ENTRE CUERPO Y MENTE.
Como
ejemplo, y tradicionalmente, Descartes propuso una dualidad en la que la res
extensa (el cuerpo) y la res cogitans (la mente o
conciencia) se presentan como dos sustancias distintas, pero complementarias.
Sin embargo, la hipótesis del viaje astral sugiere que la conciencia podría, en
cierto sentido, desprenderse y desplazarse independientemente del cuerpo físico,
lo que va más allá de la mera separación cartesiana.
Se
podría proponer una conciencia Extra-Corporal que va más allá del dualismo
cartesiano. Donde están intrínsecamente vinculados, aunque sean sustancias distintas. El
viaje astral plantea la posibilidad de una movilidad de la
conciencia que trasciende esta conexión, sugiriendo que el “yo” o
la sustancia pensante puede existir en un ámbito que no depende de la presencia
física.
Esta
dimensión Intermedia O tercera categoría: Implica que existe un nivel de realidad en
el cual la experiencia subjetiva no se reduce simplemente a la función
cerebral. En este sentido, podríamos hablar de una conciencia
extracorporal que opera en un plano que trasciende el dualismo
clásico. Si la conciencia puede existir sin el cuerpo, se reconfigura la idea
de identidad personal. El “yo” se entendería no solo como un
producto de la actividad cerebral, sino como una entidad capaz de operar en una
dimensión que trasciende lo físico.
Es
importante definir que el fenómeno del viaje astral se aborda únicamente desde
la perspectiva ontológica y metafísica, sin apoyarse en la lógica formal ni en
la ciencia empírica, dado que estos marcos teóricos son incompatibles por sus
distintas naturalezas. No obstante, ello no invalida que se trate de una
pregunta genuinamente filosófica y de un problema real dentro del ámbito del
pensamiento filosófico.