Estamos a punto de cumplir un siglo en el que, como
civilización occidental, le tememos a la libertad, al contrario de nuestros
padres que dieron su vida por ella, hoy, estamos ansiosos por venderla. No hay un
solo comprador, existe una oferta de compradores, cosa curiosa: son ahora los
compradores los que se ofrecen… y precisamente, por esto, es valiosa la venta de
nuestra libertad llegado el momento en que nos involucramos en la oferta de
compradores de otras libertades, en reglada sincronía de clase. Lamentablemente
para algunos, siempre existirán personas que no podrán vender su libertad por
imposibilidad, otros, por el contrario, resistirán al correcto, mediado,
pausado, fino hecho de no vender su libertad individual. Los compradores son
fascistas, pero también antifascistas, desde aquí, el derecho a estudiar las
posibilidades es inmensa, tendiente al infinito.
Para Freud las personas son esencialmente seres antisociales,
es la sociedad la que debe domesticarlos, es la sociedad la que debe acusarlos después, de ser peores que los animales. El hecho es que mucha de nuestra cultura
se está aboliendo, la cultura que servía para sublimar los instintos biológicos
de los seres humanos y civilizarlos, se aleja de la enseñanza de los infantes,
lo que provoca serios problemas de adaptación al cambio y de tolerancia a los
procesos educativos que buscan que los individuos lleguen, como meta máxima, a competir
en sus trabajos. Es por tanto imperativo captar que las inclinaciones humanas a
lo bello, así como también a lo feo, no forman parte de la biología humana,
sino que son el resultado del proceso social que crea a los sujetos. Esto causa
un efecto en cadena y un proceso dialectico de afirmación, negación y de
negación de la negación; la historia crea a los individuos, pero es que también
el individuo crea la historia. El gran problema de esta propuesta es la pluralidad
en la primera fase y la singularidad en la segunda fase, lo que termina por
provocar un acomodamiento de una cantidad indeterminada de individuos a una muy
poca capacidad para gestionarla. Lo milagroso es admitir que esta forma
esclavizante de procesamiento social, termina creando cultura, sea a quien sea
que moleste. Mientras que lo aterrador es que pareciera percibirse que los
mecanismos de poder intentan descubrir cuáles son los límites de esta
adaptación.
Quién desee ser libre estará profundamente solo. La
religión, la política, los nacionalismos, no son otra cosa que forma de evitar
que los sujetos se sometan al peor de sus temores: el aislamiento. El ciudadano
apolitico no es que no tenga opinión, sentido de los justo, o puntos de vista
bien definidos y fundamentados de los hechos, es que los partidos que conoce le
desconocen, traicionando su visión ciudadana se enfocan en su visión política,
y se acartonan; el sujeto apolitico evita este acartonamiento, se une con su
ciudad, así como lo hicieron los partisanos en Italia, o los rusos en Stalingrado,
representando el peor de los infiernos para sus enemigos, porque se transformaron en las
cosas mismas, dejaron de ser personas-ciudadanos-políticos, y se transformaron
en calles, edificios y alcantarillas. El individuo apolitico es el enemigo de
la máquina, imposible de identificar detrás de cualquier estampa.
La reforma fue uno de los procesos de individuación más
importantes que hayan existido en nuestra historia, como forma social de
proponer un nuevo punto de vista religioso, social y político en el mundo entero.
La sensación de soledad e impotencia llevó luego al nacimiento del calvinismo,
el cuál propugnaba en pocas palabras, que todo estaba dicho, sublimando así, en
dios, el profundo sentimiento de aislamiento que la reforma trajo consigo. Mas
jamás en la historia de las sociedades ha bastado la fe. El calvinismo y el protestantismo
fueron entonces los responsables del ascenso del Capitalismo, cuando el
creyente necesitó demostrar en sociedad de una u otra forma, que llevaba una
vida virtuosa, acumulativa de bienes categóricos, llenos de idealismo; para que
sus hijos al tener su destino heredado, se limpiaran de responsabilidades,
destruyendo lo que no veían, colonizando a los, desde ya, condenados al purgatorio.
La libertad instantánea necesitó de la dominación del destino divino
inmediatamente. “La libertad para”, se volvió un concepto aterrador, naciendo
así el concepto burgués de la “libertad de”. Nuestra forma segura de mantener
el destino de ser los únicos animales que trascienden sus limites, es mantenernos
en venta, el mercado era trascendencia y teníamos a dios, mientras que hoy es inmanencia por ateísmo.
Cuando perdemos el paraíso es imposible volver a él, aunque
todo camino de vuelta comience en el infierno; el infierno de la libertad puede
traer este paraíso perdido, puede que quizás, encuentre otros; la historia a demostrado
que no es posible. Primero fue Adán quien fue expulsado del paraíso terrenal,
luego fue Caín quien fue expulsado del paraíso de su familia, los judíos fueron
expulsados del paraíso de su esclavitud en Egipto. Cualquier forma de
dominación puede que tenga que enfrentarse con una cualidad extraña, profundamente
humana, de encontrar la liberación cualesquiera sean las circunstancias, con la
muerte como último camino. Es por ello, que dijo Camus, que es el suicidio la
afirmación de la vida misma.
Es interesante notar que Lutero escribió en contra de la
usura y los monopolios de su tiempo, siendo que fue él mismo el que sugirió un
mayor individualismo, pero es aún más polémico enfatizar que la Iglesia Católica
también era un monopolio y un estado al mismo tiempo, ejercía el control desde
todas las aristas humanas materiales e inmateriales, privilegiando a su “Politburó”
desde el poder que por sí misma mantenía. A veces es bueno separar un poco las
aguas para luego volverlas a mezclar. Por esto el Concilio de Trento fue una parte
importantísima para muchos desposeídos que vieron en el protestantismo un
abismo irreconciliable para sus vidas condenadas desde el nacimiento a la miseria.
La sublimación de los individuos se refugio entonces en el arte, y propuestas
tan importantísimas como el barroco nacieron para proponer una forma de conciliar el
salvajismo humano con el énfasis civilizatorio. Aunque fue en la educación en
donde la contrarreforma encontró su caballo de batalla en contra de este nuevo
liberalismo que amenazaba la unidad de la iglesia (Partido).
Los judíos siempre fueron perseguidos en Europa, pero recibieron
con cierta simpatía las ideas de la reforma protestante, aunque luego Martin
Lutero tomara posturas antisemitas. Es el hecho que el individualismo no admite
una competencia igualitaria la negación de la negación a la propuesta de
Lutero, pero dentro de su mente, con mucha posibilidad, se manifestaban preponderancias
tendientes a la religión, por ello fue relevante desde el hecho de no admitir al mesías hasta las
diferencias irreconciliables que existían en el proceso de conversión. Esto no
significa que los judíos no supieran aprovechar las instancias de estas
movilidades históricas y edificar alternativas económicas plausibles con estas nuevas
creencias. La mano invisible de dios comenzó a funcionar, el aparato de la fe
se bancalizó desde un extremo movible, fe por todos lados, hacia todos los
rincones.
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