Zelenski y la guerra glocalizada

hablar de una guerra hoy como la que se combate en Ucrania, es hablar de guerra "glocalizada" explica Jonatan Alzuru.
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Guerra glocalizada y Zelenski

I

Explicito el lugar epistemológico, mi caja de herramientas, desde el cual realizo el análisis, en clave de twitter. (1) Desde la tradición de la filosofía política inaugurada por Maquiavelo, llamada realismo político. (2) Desde la reinterpretación de Maquiavelo realizada por Nietzsche en el Crepúsculo de los ídolos, en la sección titulada Lo que le debo a los antiguos, a propósito de dos vocablos: libertad y belleza. El primero definido en el fragmento 38 de Incursiones de un intempestivo, a saber: “¿Qué es la libertad? Tener voluntad de autorresponsabilidad” y el segundo, en el fragmento 47: “Regla suprema: es preciso no dejarse ir ni siquiera delante de sí mismo.” (3) Desde la reinterpretación de Nietzsche que realiza Foucault; pero, sobre todo, su mirada de lo social como mallas de poder; como lo expresó en sus lecciones publicadas con el nombre El gobierno de los vivos, “(…) no hay ningún poder que no se apoye en la contingencia y la fragilidad de una historia…” (Foucault, 2012/2014 pág. 99) y otra idea fundamental en uno de sus artículos recogidos en el libro Estética, ética y hermenéutica: las “(…) formas de poder son heterogéneas. Así pues, no debemos hablar del poder si queremos hacer un análisis del poder; sino que debemos hablar de poderes e intentar localizarlos en su especificidad histórica y geográfica.” (Foucault, 1994/1999 pág. 239).

II

Utilizo el vocablo glocalizada, en el sentido contemporáneo de la sociología, la guerra es local, es decir, geográficamente delimitada, Ucrania, pero que tiene efectos globales y viceversa; pero, además, hay un nivel de guerra global en el campo económico. Es decir, afecta al planeta, a todos los países, económicamente, en distintas dimensiones y de forma diversa. La Guerra glocalizada es una novedad de nuestra época.

La guerra glocalizada que estamos presenciando tiene unas características novedosas con relación a la palabra guerra, a propósito de los criterios para discernir el éxito o el fracaso de un ataque. Cuando se decía guerra en la época moderna, se entendía que era una confrontación, donde atacar era una acción que realizaba uno de los actores con la finalidad de dañar de forma inmediata al enemigo en el corto, mediano y largo plazo. Era exitoso el ataque si el atacante permanecía igual o mejor que antes del ataque, con relación a sus costos. Se consideraba que el ataque era un fracaso, si el resultado tenía más costos que beneficios para el atacante.  

Una imagen de la globalización ha sido McDonald´s. La trasnacional tomó la decisión de cerrar todos sus establecimientos en Rusia. Esa decisión se considera como un ataque económico a Rusia.  En el corto, el mediano y en el largo plazo (de mantener la medida), esa decisión tiene más costos para McDonald´s que para Rusia. Para Rusia es mínimo porque es social (su población no podrá disfrutar de un tipo de comida) y quedarán una cantidad de trabajadores sin empleo (pero eso mínimo, considerando la población del país) y para Mc Donald´s, el costo es máximo porque no obtiene ningún beneficio y asume solo costos económicos. Es decir, se encuentra en peor posición que antes de atacar. Pero lo que sucede con la trasnacional, es similar en otros campos económicos con relación al efecto, en el campo económico, que llamo boomerang.

Al ser una guerra planteada globalmente en el campo económico, hasta el momento, toda decisión de la OTAN tiene un efecto boomerang, es decir, algún país de la alianza sufre los costos de la decisión sin ningún beneficio o con muy pocos beneficios. Es por ello que el mayor ataque, bloquear el suministro de energía a Rusia, tenía el efecto boomerang contra el estado alemán; por lo tanto, tuvieron que derogar esa decisión.  Al tener el efecto boomerang, cualquier medida económica, en el corto, mediano y largo plazo, tendrá efectos negativos en los distintos países de la OTAN de forma inmediata, mediata o a largo plazo y el efecto es expansivo globalmente.

Por ahora, las poblaciones de todos los países de la OTAN, pueden asumir los costos de las decisiones de sus gobiernos, a propósito de los acuerdos de la alianza; pero, de prolongarse la guerra, el panorama se transforma.  Imaginemos a la población de Canadá, Alemania, Italia o Francia, por ejemplo, si permanece la guerra empezarán a sufrir las consecuencias económicas; y la oposición política en cada uno de sus países capitalizará el descontento y quienes estén tomando esas decisiones, actualmente, correrán el riesgo de perder el poder político en sus estados, localmente, por una decisión global…  Porque localmente, la población expresará su descontento a su gobierno porque el primer deber es tomar decisiones que minimicen los costos y maximicen los beneficios para el país.  De allí que los decisores tienen que acordar medidas comunes, pero tienen un límite, los intereses de su país; porque si pierden de vista sus intereses locales, tanto los decisores como sus partidos que ejercen el gobierno, actualmente, arriesgan su capital político.

Si la guerra se mantiene en el plano económico. Rusia solo tiene que resistir, no tendrá beneficios en el aspecto económico, tendrá altísimos costos, pero tendrá menos costos tanto económicos y como políticos que sus oponentes. A menos que sean tantos los costos económicos para Rusia, que se le genere un problema interno y se desestabilice su gobierno. Pero si le causan un máximo daño económico, como tiene un efecto boomerang, esa medida, será proporcional o peor para la alianza. De allí que este escenario es improbable.

Si la OTAN toma una decisión distinta, más allá de enviar armas, apoyo económico, técnico, tecnológico, la guerra deja de ser local y sería global. Esto significa que los espacios de confrontación se realizarían en sus países, con una gran probabilidad que utilicen armas nucleares. En ese caso, todos pierden. Tal escenario es el resultado es suma cero, para utilizar el vocablo de la teoría de juegos. 

De allí que lo más racional, desde la perspectiva económica para la OTAN, era acordar con Rusia, lo más rápido posible después de su invasión.  Rusia alcanzaría unos territorios, pero se le hubiesen aplicado medidas paras paralizar se crecimiento como imperio, aunque tuviese un efecto boomerang en los países más débiles dentro de la alianza y Estados Unidos, dentro de la OTAN, hubiese acrecentado su poder. 

Pero no fue así por la contingencia Zelenski. Es contingencia porque las dos decisiones fueron de carácter ético. Afrontar la situación, decidir liderar la guerra y no asilarse cuando se lo ofrecieron. La consecuencia práctica de ambas decisiones es que cada día, se le está complicando más la forma de jugar a la OTAN con respecto a Rusia. La ventaja que ha tenido Zelenski, como jugador dentro del escenario local y global, se debe a una condición epocal, las redes sociales. Zelenski logra el apoyo y la asesoría del hombre más millonario del mundo, especialista en comunicación, Elon Musk, con un twitter donde lo confrontó directamente, indicándole que estaba invirtiendo dinero para llegar al planeta Marte y no estaba preocupado por la tierra.  Ese mensaje directo, le generó un arma, más poderosa, en los tiempos actuales que un misil, tener a su disposición una plataforma de comunicación con el mundo. Y tener a un asesor, con extraordinaria pericia, en el manejo de las comunicaciones.

Pero, además, sin tener poder económico ni militar, se transformó en el general de su guerra local, con el apoyo de la alianza alrededor de la OTAN. Apoyo que logra porque logró comunicar su decisión globalmente, diciendo que estaba en desacuerdo con la forma que la OTAN planteaba cómo confrontar con Rusia, por eso dijo, “nos quedamos solos”, pero iremos a la guerra. Logra su condición de general por la decisión de no asilarse. Pero esa decisión no la expresó solo localmente, sino que la hizo global, le dijo al mundo que Francia y Estados Unidos le estaban ofreciendo asilo y lo que él necesitaba eran armas.  Desde ese instante, no antes, Zelenski adquiere la condición de un general, un líder, que le habla y exige a las potencias aliadas.

Un buen decisor, un buen general lo es, no por las alianzas poderosas ni por los brillantes asesores, sino porque sabe decidir. Estoy resumiendo en términos contemporáneos lo que explica Maquiavelo con sumo detalle a propósito de los príncipes exitosos. Si tiene una alianza con poderosos y sus decisiones son las que indican los poderosos, dejar de ser príncipe, porque los otros deciden por él y se transforma en un esclavo de sus aliados. Si tiene buenos asesores y no sabe decidir, los asesores asumen el lugar del príncipe. Si tiene buenos asesores y tienen opiniones contrarias, no podrá tomar la decisión, sino piensa por sí mismo. Un buen príncipe es quien tiene alianza con poderosos, pero les exige que colaboren en lo que él necesita y de la manera cómo lo necesita. Y es capaz de tomar decisiones y establecer, según su perspectiva, cuál es el mejor curso de acción con independencia de las miradas contrarias de los asesores. Es decir, sabe discernir.

Ahora veamos ejemplos recientes. Es una novedad que un presidente de un país sin recursos económicos ni militares, se dirija a las grandes potencias, quienes lo están financiando militar, económica, técnica, y tecnológicamente y les llame débiles, indicándoles que están desunidos, que no saben tomar decisiones; adjetivaciones realizadas cuando aprobaron toneladas de gasolina, pero rechazaron la propuesta de Zelenski, de cerrar el espacio aéreo. Discursivamente, retóricamente, se colocó por encima de todos los mandatarios de la alianza, como si fuesen subordinados a él. Pero no solo les dijo eso, sino que lo que acontece en su localidad no solo era responsabilidad de Rusia sino de la OTAN por su falta de acción; retóricamente, le expresó una sentencia moral y política. 

Esa condición de general se debe en primer lugar a la coherencia entre sus decisiones y sus acciones, a saber, asumir la guerra y no asilarse. En segundo lugar, a la valentía para hablarle a la OTAN diciendo lo que piensa, sin medias tintas y con sentido de oportunidad, lo que llamaban los romanos parresia. En tercer lugar, porque tiene conciencia que se lo puede decir, porque tiene una comunicación global, sin esa comunicación global, hubiese tenido las dos condiciones anteriores, pero nunca se sabría de él y solo de las acciones de la OTAN; en ese escenario, la ausencia de las redes sociales, transformaría las reglas del juego y la forma de afrontarlo para Zelenski.   

La estatura de general de guerra mundial, simbólicamente, sucedió cuando le habló al parlamento inglés. En primer lugar, tal como lo han reseñado los medios, es la primera vez que un mandatario se dirige al parlamento en un año antes que la reina. Eso marca un hecho histórico en el pueblo inglés. Quien conoce de protocolos y de la importancia para los ingleses del cuidado de las formas, porque son una monarquía constitucional, el haber permitido que hablase Zelenski es un dato simbólico extraordinariamente relevante, para él como actor político en el escenario global. Ahora bien, él como decisor, no solo narró cómo había enfrentado la guerra, sino que, da un paso osado, con sentido de oportunidad, les exige compromisos y le hace solicitudes concretas al parlamento, como declarar que Rusia es un estado terrorista. Los ingleses que, protocolarmente, no suelen ser efusivos, le dieron un aplauso de pie, antes y después del discurso. La prensa internacional y local, reseñó el acto como un momento estelar que no se había tenido, en ese parlamento, desde Winston Churchill.  Aplausos y alabanzas, incluso admiración, pero que para Inglaterra y para todos los de la OTAN, dichas solicitudes pueden generarles costos inimaginables, de allí que los coloca en un serio problema para acompañarle.

Además, al utilizar de forma magistral los medios de comunicación para coaccionar, discursivamente, a la OTAN y dar ejemplo que está liderando la guerra (tanto local como globalmente), muestra por video de su residencia y las calles de la ciudad donde está ubicado. Tales acciones de Zelenski, para él, tiene un extraordinario beneficio, porque cada día que pasa se hace más complejo para la OTAN permitir su muerte; porque la opinión pública local y global se manifestará en cada país contra los líderes que la permitieron; es decir, tiene un costo político en la localidad de cada país de la OTAN y con seguridad, de llegar suceder eso, los partidos opositores en todos los países, se lo cobrarán a quienes dirigen. Es decir, tiene un alto costo político en lo local y en lo global no apoyarlo. Así que para la OTAN las tomas de decisiones, se les ha complicado, muchísimo más que para Rusia, paradójicamente. De allí que la OTAN tendrá que presionar a Zelenski para negociar y también le conviene a Rusia negociar con Zelenski. Pero él ha mostrado que es un decisor. Para utilizar una sinonimia, era un juego de ajedrez donde Zeneski era un peón y, de pronto, la pieza tuvo metamorfosis y se volvió un jugador. Las reglas del juego se trastocaron. A los tres jugadores les conviene acordar; aunque políticamente, en este momento, Rusia puede darse el chance de mantener un poco más la ofensiva, porque tiene más beneficios que costos; por la complejidad para la OTAN de construir decisiones cooperativas que tengan un efecto boomerang mínimo y maximicen el ataque a Rusia.

Y quien piense que era mejor para el mundo que Zelenski se hubiese asilado, porque tal decisión tendría menos costos y más beneficios económicos y políticos, global y localmente, estaría sosteniendo como valor moral que es preferible ser esclavo, no pensar por sí mismo y está en contra del principio jurídico de la autodeterminación de los pueblos. En otras palabras, es mejor que las grandes potencias decidan el destino de los pueblos que no tienen poder.

En términos personales Zelenski gana. Si muere será un héroe cuyas decisiones complicaron las relaciones globales y si sobrevive, sin duda alguna, tendrá la estatura de un estadista con independencia de sus prácticas como gobernante localmente; pero, sobre todo, será un mensaje para los países pequeños, que no tienen poder económico ni militar, cómo se manejan las relacionales con las potencias en el mundo contemporáneo, en un mundo globalizado.   

El análisis realizado es independiente del pensamiento de Zelenski. Él puede pensar como ultra derecha, derecha, centro, izquierda, ultra izquierda y el razonamiento sobre su práctica, desde nuestra perspectiva permanece inalterable.

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