DESCRIPCIONES DEFINIDAS EN FREGE Y RUSSELL

Compártelo:

Un ineludible análisis comparativo.

Las teorías de las descripciones definidas son a las claras una parte medular de la filosofía del lenguaje. Para entender el lugar que desde la filosofía contemporánea damos al lenguaje, es imprescindible abordar la cuestión de las descripciones definidas en el pensamiento de Gottlob Frege y Bertrand Russell. Esa tarea intenta plantearse esquemáticamente en el presente trabajo.

 1- Presentación de la teoría de Gottlob Frege.

Para Frege, un signo va ligado no solamente al objeto al que refiere sino también al sentido, caracterizado este último al decir que en el mismo se encuentra el modo de presentación del objeto. De este modo se toma en cuenta el carácter informativo de los enunciados (no es lo mismo a = a que es trivial y no agrega información, que a = b que sí lo hace). El autor explica que dos términos con la misma referencia no pueden intercambiarse sin alterar el significado del enunciado. Un signo expresa un sentido y un sentido determina su referente.

Frege dirá que todo signo connota o tiene sentido, no existiendo signo puramente denotativo sino que todo signo tiene sentido aunque algunos tengan denotación y otros no. Allí podemos ver la distinción entre sentido y denotación asociada a un significado. Frege establece esa distinción y la hace explícita de dos formas: una de ellas es la nota al pie sobre Aristóteles, y la otra es a través de casos de contextos indirectos, dónde la expresión denota lo que es un sentido habitual.

Dijimos que para Frege un signo tendrá sentido y referencia (denotación). El sentido es lo que se halla contenido en el modo de darse de la denotación, pero es un concepto que Frege no especifica en profundidad qué es. No es el modo de darse la denotación, sino que lo contiene. En lo que tiene que ver con la referencia, es el objeto al cual el signo se aplica (puede ser a nombres propios, a conceptos o a expresiones abiertas). Vemos entonces que el sentido no pertenece al lenguaje sino al objeto, perteneciéndole o no a la denotación por cómo la denotación es. Vemos también que son los sentidos de los elementos y no las referencias, lo que compone el significado de la oración.

Según Frege, existen dos tipos de referencia: la habitual y la indirecta. En el uso cotidiano que se les da a las palabras se utiliza una referencia directa, mientras que cuando hablamos de las palabras o del sentido de las mismas, se trata de referencia indirecta. Frege piensa que el error en la pretensión de sustitución términos co-referenciales en contextos opacos no es tal, ya que se pasa por alto que en la sustitución la referencia puede cambiar de directa a indirecta. En lo que refiere a los existenciales negativos, no serían un problema para Frege ya que como se mencionó puede haber sentido sin referencia.

El autor establece que cuando referimos (pone el ejemplo de la luna), no lo hacemos sobre la imagen que tenemos del objeto ni tampoco sobre uno de los sentidos del mismo, sino que presuponemos la denotación, eso será distinto en Russell.

Si analizamos la proposición “el actual Rey de Francia es calvo”, decimos que no tiene referencia, y la proposición como un todo no tiene valor de verdad. La ley del tercero excluido no constituye un problema para el autor.

En lo que refiere a los modos de presentarse,  la descripción es distinta al nombre propio porque tiene sentido, presenta al objeto, da información. Frege usa la denominación de “objeto” para cualquier descripción.

Mencionando brevemente la cuestión del juicio, decir que tiene que ver con atribuir una referencia Verdadera a un pensamiento, es decir que se trata de agregarle “algo” al pensamiento, ya que si me quedo en el pensamiento y no paso a la referencia, no hago juicio. Pasar del Pensamiento al Juicio es pasar del sentido a la denotación. Asimismo Frege entiende lo verdadero y lo falso, como objetos.

2- Presentación de la teoría de Bertrand Russell.

Russell estaba interesado en la distinción entre conocimiento directo y conocimiento por descripción, que es muy importante para sus teorías filosóficas. Es la distinción entre las cosas que se nos presentan y las cosas a las que llegamos a través de las frases denotativas; en este punto podemos ver la importancia que atribuye Russell a estas últimas, ya que si no fuese por ellas no podríamos conocer sino aquello que se nos presenta.

En la percepción tenemos conocimiento directo de los objetos de la percepción, en el pensamiento tenemos conocimiento directo de objetos de un carácter lógico más abstracto. El conocimiento está constituido por frases cuyo significado conocemos de forma directa, pudiendo llegar con esa base a tener conocimiento por descripción.  Aún las partes de una frase denotativa, son conocidas en alguna instancia por conocimiento directo, que es el conocimiento para el que se constituye todo el conocimiento.

La frase denotativa es un tipo de frase que entra dentro de lo que se llama descripciones definidas. No tienen significado por sí mismas, pero las proposiciones de las que forman parte sí lo tienen (Russell discrepa con Frege en este punto).

“Todo”, “nada” y “algo” no tienen significado por sí mismo, no son términos singulares, no denotan un objeto, pero sí contribuyen al significado en las proposición en la que figuran; esto es lo que Russell llama términos incompletos.

Una frase que parece referirse a un objeto mediante la indicación de alguna de sus características exclusivas, es una descripción. “Estas frases se caracterizan por la presencia de los artículos definidos ‘él’ o ‘la’ y por ello se denominan, más particularmente, ‘descripciones definidas’, distinguiéndose así de las frases de la forma ‘un tal y tal’ conocidas como descripciones ‘indefinidas’” (Simpson, Thomás Moro; Formas lógicas, realidad y significado”, pág. 65)

Con su teoría de las descripciones va a preguntarse sobre expresiones como “El actual Rey de Francia”. Enumera las frases denotativas en función de lo que entiende por cada uno de esos tipos de frases, en esa enumeración incluye “El actual Rey de Inglaterra”, “El actual Rey de Francia” o “el centro de masa del sistema solar en el primer instante del siglo XX” entre otras. Muchas ya habían sido analizadas utilizando la cuantificación, y en ese sentido Russell no agrega nada nuevo, pero otras  no habían sido analizadas a través de la teoría de la cuantificación que Frege introdujo.

Para Russell una frase es denotativa solamente en virtud de su forma lógica, y no porque denote o no denote, de hecho una frase puede ser denotativa y no denotar nada (“el actual Rey de Francia”), puede denotar un objeto definido (“el actual Rey de Inglaterra”) o puede denotar ambiguamente (“un hombre”).
El autor entiende que la descripción definida contiene una afirmación de existencia y una afirmación de unicidad. Para analizar las descripicones definidas, debe hacerse a través de tres enunciados de cuantificación:
(    1)  Existe al menos un tal y tal
(    2)  Existe a lo sumo un tal y tal
(    3)  Cualquiera que sea tal y tal es X

El análisis russelliano de las descripciones definidas permite un lenguaje sin nombres propios (que para el autor son en realidad descripciones abreviadas), en dónde todo lo que puede decirse es en base a cuantificadores, predicados y variables de individuo. Las únicas constantes de un lenguaje, las únicas expresiones que tienen significado por sí mismas, serían los predicados.

Para Russell, las dificultades para denotar son producto de un análisis equivocado de las proposiciones cuyas expresiones verbales contienen frases denotativas. “Encontré un hombre” significa: encontré X y X es humano no es siempre falso. Lo que pretende mostrar el autor, es que la expresión “un hombre” desapareció, el término denotativo queda disuelto en el análisis dentro de la expresión total, en el predicado “X es humano”.

Russell busca eliminar la expresión “todos los hombres”, “ningún hombre”, “algunos hombres” o “cada hombre” como frases denotativas, ya que esas frases por sí mismas no tienen ningún significado.

Como se dijo, los nombres propios son descripciones definidas para Russell, y un nombre propio es nombre propio si se utiliza para nombrar algo que existe, si no existe no se puede darle nombre. Existen pocos nombres propios lógicos genuinos como por ejemplo “esto” o “eso”.

Para Russell, el significado de una expresión es de algún modo la cosa a la que la expresión se refiere, aunque esa cosa puede ser un universal (como un color, por ejemplo) del que nosotros tenemos conocimiento directo.

Tenemos términos generales (que designan propiedades o conceptos) y términos singulares que son los que designan un individuo. Si algo es un término singular (es decir, que designa un individuo), tiene significado si denota, y si no denota no tiene significado.

Existen predicados que sirven para determinar el sujeto, y otros predicados que tienen la noción de predicar del sujeto. No siempre queda claro cuáles son los predicados que estoy utilizando en uno y otro caso. Esa es una observación que se ha realizado a la teoría de las descripciones de Russell, que el autor no habría tenido en cuenta. 

Algo a  considerar sobre el punto expuesto precedentemente, es que una descripción definida puede no ser verdadera y sin embargo identificar el individuo exitosamente, es decir, puede funcionar para ubicar al sujeto identificándolo, aunque falle.

Existen descripciones propias e impropias. “El autor de ‘Pincipia Matemática’ es británico” es una descripción impropia, puesto que no está cumpliendo en este caso con el principio de unicidad. 
Para Russell las proposiciones son tales que están compuestas por los elementos que son la referencia o el significado de las palabras que uso en el enunciado. Por eso una no-entidad no puede ser nunca componente genuino de ninguna proposición (“el actual rey de Francia es calvo” no es componente genuino, aunque de los componentes de esa frase puedo tener conocimiento directo), aunque el nombre de una no-entidad puede ser componente de una oración. Una oración con componentes no genuinos no sería una proposición.

Cuando Russell dice que “el actual Rey de Francia” no es un componente genuino de la proposición, quiere decir que el individuo que supuestamente denota esa frase no forma parte de la proposición, porque no existe en la realidad. Si falta el objeto no hay proposición, y por tanto no habría tampoco significado, aunque en definitiva lo tiene porque es falso.
Para Russell deben considerarse tres cuestiones: identidad y contextos opacos, términos singulares no denotativos y enunciados de existencia negativos.


3- Análisis comparativo entre ambas teorías.

Lo primero que hay que mencionar es que Russell no realiza diferencia entre sentido y referencia; apela a la eliminación de los términos singulares en lo que refiere a la cuestión de los contextos opacos y la identidad.

Si pensamos nuevamente en “el actual Rey de Francia”, para Frege simplemente no denota, no tiene valor de verdad, tiene significado pero no referencia. Frege da lugar a que no existan juicios existenciales negativos verdaderos.

Las teorías de Frege daban lugar a enunciados que no eran verdaderos ni falsos, introduce una solución ad-hoc para resolverlo (consistía en atribuir un mismo individuo definido arbitrariamente a todas las descripciones definidas que ameritara, para evitar lo que se conoce como “huecos de verdad”), y funcionaba formalmente bien. Russell sin embargo piensa que su solución es mejor porque no es ad-hoc.

La teoría de Russell en cambio, permite tratar con juicios existenciales negativos verdaderos sin postular ninguna entidad como sí lo hacía Meinong con los objetos ideales y como Frege no podía hacer. Russell logra dar cuenta de los enunciados existenciales negativos, pero se genera la discusión de si efectivamente quien afirma que “el padre de Carlos II fue ejecutado” afirma eso que Russell dice que afirma, dice que eso implica suponer que existió un individuo con tales características (hay quienes dicen que Russell no afirma sino que supone esa cuestión).

Frege propone que las frases denotativas son términos singulares. Russell propone tratar las frases denotativas no como términos singulares sino como parafraseables por medio de la teoría de la cuantificación.

Es el significado de “El monte blanco” y no la montaña real, lo que es un componente de la proposición “El monte blanco mide más de mil metros de altura”. Lo que es un componente de la proposición para Frege es el sentido de “el monte blanco” (por distinguir sentido y denotación), para Russell es la montaña real.

En Frege, lo que llamamos “proposición” es el pensamiento que un enunciado expresa, y su denotación es el valor de verdad. Al eliminar Russell la dicotomía sentido-denotación, entonces tener significado es de algún modo tener denotación.

En las tres paradojas que plantea Russell (“Sobre el denotar”, pág. 38) sobre el denotar (que su teoría por cierto resuelve), podemos apreciar diferencias entre su teoría y la de Frege, así como algunos puntos en común. La primera paradoja “si a es idéntico a b”, todo lo que es verdadero de uno es verdadero del otro, y cualquiera de ellos puede sustituir al otro…”, es algo que también la teoría fregeana salva ya que opera el contexto indirecto (que establece que a y b deberían tener además el mismo sentido). La segunda paradoja que plantea Russell, acerca de que “A es B” o bien “A no es B” (con el ejemplo de que “el actual Rey de Francia es calvo” o bien “el actual Rey de Francia no es calvo” debería ser verdadera); por lo visto, la teoría de Frege no resuelve esa paradoja, mientras que Russell propone trasladar la negación desde un lugar secundario a un lugar primario.

La tercera paradoja será resuelta por Russell a través de la posibilidad de la construcción de juicios existenciales negativos verdaderos, mientras que para Frege se trataría de una carencia de valor de verdad.

Frege diría que la frase denota la denotación, mientras que Russell dice que es el significado el que denota la denotación, entendiendo que la relación entre significado y denotación no pasa simplemente por su relación con la frase.

En Frege, de cierto modo el sentido de los nombres son descripciones, es decir, un tipo de frase denotativa. En ese sentido, Frege estaría probablemente de acuerdo con lo planteado por Russell en el denominado “pasaje oscuro” del texto trabajado “Sobre el denotar”, que plantea como problema que “no podemos comprender el significado si no es por medio de frases denotativas” (Pág. 40)

De algo que podemos darnos cuenta después de leer a Russell, es que en Frege sólo podemos acceder a significado por medio de frases denotativas. El ejemplo que aparece en nota al pie en el artículo de Frege (ejemplo sobre Aristóteles), nos lleva a interpretar o bien que el sentido y la denotación son la misma cosa, o bien a que el sentido no lo puedo comprender totalmente. Frege sólo da ejemplos de sentido de nombres comunes.
Frege diría que todo nombre tiene sentido (puede no tener denotación) y Russell diría si no tiene denotación no puede ser un nombre.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS
:

Acero, Juan José; Bustos, Eduardo; Quesada, Daniel: Introducción a la filosofía del lenguaje, Ediciones Cátedra, 2001.

Simpson, Thomás Moro (comp.): "Sobre el sentido y la denotación", en Semántica filosófica: problemas y discusiones, Siglo XXI, Bs. As.,1970.

Blackburn, Simón y Code, Alan: “El poder de la crítica de Russell a Frege: On denoting”, Artículo proporcionado por el Prof. Carlos Enrique Caorsi.

Simpson, Thomás Moro: “Formas lógicas, realidad y significado”, Editorial Universitaria de Buenos Aires.


Russell, Bertrand: “Sobre el denotar”, Teorema, 2005.

Compártelo:

Publica un comentario: