Intelecto

Averroes es un extraño pensador, el hombre pensante que en toda ciencia pensaba, un filósofo implacable con sus presupuestos y asunciones, un hombre tal y tan prohibido durante siglos, que es el padre de la dialéctica moderna - y no se dice mucho, también el mayor representante de la más actual cultura hispana y latina, e iniciador del posterior tomísmo medieval - que quedó en una copia débil de su doctrina especulativa. Médico. filósofo, político y máximo representante sufie de un Al-Andalus, en el que solo en la ciudad de Córdoba se escribían 60.000 libros al año, viviendo en ella 250.000 personas. Y demostrando con su precisa lógica que el alma solo vive mientras dura el cuerpo.
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Intelecto Hispano desde Averroes.


El Intelecto de Aristóteles a Averroes.

Averroes es un extraño pensador, el hombre pensante que en toda ciencia pensaba, un filósofo implacable con sus presupuestos y asunciones, un hombre tal y tan prohibido durante siglos, que es el padre de la dialéctica moderna - y no se dice mucho, también el mayor representante de la más actual cultura hispana y latina, e iniciador del posterior tomísmo medieval - que quedó en una copia débil de su doctrina especulativa. Médico. filósofo, político y máximo representante sufie de un Al-Andalus, en el que solo en la ciudad de Córdoba se escribían 60.000 libros al año, viviendo en ella 250.000 personas. Y demostrando con su precisa lógica que el alma solo vive mientras dura el cuerpo.


Lectura de :AVERROES, TAFSIR DEL DE ANIMA: SOBRE EL INTELECTO
Traducción de Andrés MARTÍNEZ LORCA
Departamento de Filosofía. UNED

Todo lo que puede decirse respecto a la naturaleza del intelecto material parece imposible, excepto lo que dijo Aristóteles, al cual también se le presentan no pocas dificultades; la primera de las cuales es que los inteligibles especulativos son eternos; la segunda es la más consistente de ellas, a saber, que la perfección última en el hombre está numerada según el número de los individuos humanos, mientras que la perfección primera es una en número para todos. La tercera dificultad es de Teofrasto y consiste en que es necesario mantener que este intelecto [material] no tiene ninguna forma y que él mismo es un ente; pues de no ser así, no habría recepción ni preparación. Pues la preparación y la recepción surgen de aquellas cosas que no se encuentran sino en un sujeto 1. Y como es un ente y no tiene la naturaleza de una forma, queda [la posibilidad] de que tenga la naturaleza de la materia prima, lo cual es muy absurdo; la materia prima, en efecto, no es perceptiva ni distintiva. ¿Y cómo se decir de algo cuyo ser es tal que sea separado? 2


Siendo todo esto así, me pareció conveniente escribir cuál es mi opinión sobre ello 3. Y si esto que expongo no fuere completo, será [al menos] principio de algo perfecto. Pido, por tanto, a los hermanos que lean esta obra que pongan por escrito sus dudas, pues quizá mediante ello se encontrará la verdad, si es que yo no la encontré. Y si la he encontrado, como imagino, entonces se manifestará por medio de esas dificultades. La verdad, en efecto, como dice Aristóteles, concuerda consigo misma y se valida por sí sola 4.


El problema de cómo los inteligibles especulativos 5 son generables y corruptibles mientras que el que los produce y los recibe es eterno, y qué necesidad hay de introducir un intelecto agente y uno receptivo 6 si no hay algo engendrado, esa cuestión no se plantearía si no hubiese aquí algo que es causa de que existan inteligibles especulativos engendrados. Pero ya que estos inteligibles están constituidos de dos cosas, una de ellas engendrada y otra inengendrada, lo que se ha dicho sobre esto es conforme al curso natural. Pues ya que concebir por el intelecto es, según afirma Aristóteles, como captar por la sensación 7, y captar por la sensación se logra por medio de dos sujetos, uno de los cuales es el sujeto mediante el cual la sensación llega a ser verdadera (y es el sensible fuera del alma), y el otro es el sujeto mediante el cual la sensación es una forma existente (y es la perfección primera de la facultad sensitiva), es necesario también que los inteligibles en acto tengan dos sujetos, el primero de los cuales es el sujeto mediante el cual son verdaderos, es decir, las formas que son imágenes verdaderas, mientras que el segundo [sujeto] es aquél mediante el cual los inteligibles son un ente en el mundo, y éste es el intelecto material. Por consiguiente, no hay en esto ninguna diferencia entre la sensación y el intelecto, sino en que el sujeto de la sensación por el cual es verdadera existe fuera del alma, mientras que el sujeto del intelecto mediante el cual es verdadero se encuentra dentro del alma. Y esto es lo que afirmó Aristóteles respecto a este intelecto [material], como se verá después.


Este sujeto del intelecto que, en cierto modo, es su motor es aquello que pensó Avempace que era el receptor, porque encontró al mismo a veces intelecto en potencia y a veces intelecto en acto, pues tal es la disposición del sujeto receptor, y por ello estimó procedente la conversión 8.


Y esta analogía aparece más completa entre el sujeto que mueve a la vista y el sujeto que mueve al intelecto. Pues del mismo modo que el sujeto que mueve a la vista, es decir, el color, no la mueve sino cuando por la presencia de la luz se convierte en color en acto después haber estado en potencia, así las intenciones imaginativas 9 no mueven al intelecto material sino cuando se convierten en inteligibles en acto después de haber estado en potencia. Y por esto file necesario que Aristóteles introdujera un intelecto agente, como se verá después, que hace pasar estas intenciones de la potencia al acto. Del mismo modo, por tanto, que el color que está en potencia no es la perfección primera del color que es una entidad percibida, sino que el sujeto que se perfecciona por este color es la vista, así también el sujeto que se perfecciona por el inteligible no son las intenciones imaginativas que son inteligibles en potencia, sino el intelecto material que se perfecciona por los inteligibles, y cuya relación con ellos es como la existente entre la entidad del color y la facultad visual.


Y siendo esto así como decimos, sucede que los inteligibles que están en acto, es decir, los inteligibles especulativos, son generables y corruptibles por el sujeto gracias al cual son verdaderos, y no por el sujeto gracias al cual son uno de los entes, es decir, el intelecto material 10.

NOTAS

1. Sigo la variante non nisi del aparato crítico cuyo sentido es más coherente.
2. Quod est abstractum.
3. Averroes expone a partir de ahora su propia posición, que intenta responder a las diversas
aporías antes planteadas.
4. Esta confesión inicial del filósofo cordobés constituye una declaración de principios de
su concepción dialéctica de la verdad.
5. Intellecta speculativa.
6. [inteilectum] recipientem.
7. Sensus, que traduce el término griego áisthesis y que significa tanto «sentido» como
«sensación» o «percepción sensible».
8. En contra de Avempace, Averroes defiende la necesidad de que el inteligible en acto
tenga dos sujetos, uno que es el motor, la facultad imaginativa, y otro que es el receptor, el intelecto
material.
9. Intentiones ymaginate, es decir, el contenido de la imaginación, el «fantasma». La huella
aristotélica es evidente. Recuérdese que para el Estagirita la actividad de la phantasía o imaginación
producía los phantásmata, es decir, las representaciones imaginativas.
10. Los inteligibles especulativos son, por tanto, eternos respecto al sujeto del que son la
perfección última, es decir, el intelecto material, y generables y corruptibles respecto al sujeto
del que son la perfección primera, es decir, las representaciones instintivas. Como recuerda
D E LIBERA, esta proposición fue condenada formalmente en el Syllabus del obispo Tempier (n.°
131): Quod intellectus speculativus simpliciter est aeternus et incorniptibilis; respectu vero
huius hominis corrumpitur comiptis phantasmatibus in eo.

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