La existencia y trascendencia en Heidegger

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La existencia y trascendencia en Heidegger.
Es muy común que veamos en el autor alemán cuestiones como iniciación a un tema, lo más significativo es el título de uno de sus cursos ¿Qué es metafísica? a lo que nos vamos a referir aquí para explicar lo relacionado con la trascendencia y la existencia.

Para empezar debemos saber que Heidegger es un autor muy influenciado por muchos otros, en especial Søren Kierkegaard (1813-1855) con su Teología de la crisis donde nos dice que la religión es el drama del hombre y su destino. La exasperación de la trascendencia compromete la relación hombre-Dios que es fundamental ya que sin eso no puede ser una religión verdaderamente. Este existencialismo es un drama del hombre para el hombre pues a él le pertenece la trascendencia, que en el sentido kantiano es a lo que se tiende pero que apenas se alcanza. Según el propio autor alemán, la trascendencia es condición de fundamentación del existir mediante el Dasein; su discípulo Karl Jaspers dirá del mismo concepto que es el ser puro que experimentamos como fundamento del existir, así que ambas posiciones no serán demasiado alejadas. En cualquier caso, aquí lo importante, la existencia está fundada por el Dasein. No hay que olvidar que prácticamente son lo mismo, en Ser y tiempo Heidegger los usa indistintamente en muchas partes de su obra (a veces como Dasein otras como Existenz). La existencia es finita y limitada así que el existir poner lo absoluto fuera de sí para comprenderse a sí mismo ya que la existencia no es absoluta y lo absoluto es el término trascendental con el que la existencia se funda a sí misma. La trascendencia es el único modo por el que la existencia garantiza libertad. Por tanto, el existencialismo plantea las antinomias que llevan a los problemas de religión; las antinomias son el descubrimiento de un plano del ser donde el hombre busca en vano la explicación del misterio del propio ser. Aquí, en definitiva, hallamos la solución al drama del hombre.

El existencialismo descubre la existencia como un momento en sí autónomo, como problema que ahonda en sí y no quiere ayuda. Esto se puede confundir con la experiencia religiosa o la vida moral pero el momento de inquietud pasa, en el arte o en el pensamiento filosófico también. La existencia no es esa forma concreta sino su anterior inquietud, es la vida que no ha sido expresada en ninguna de sus formas. Es la Nada. ¿Qué es? Básicamente lo que impide que lo real se realice, lo negativo que toda forma de ser lleva en sí o el vacío que cada forma de ser lleve llenar, lo que falta, lo que no es. Esa negatividad, ¿cómo está causada? Lo que no puede ser es una forma del espíritu en la distinción de sus formas y lo que corresponde a lo que no es es la forma económica del espíritu. Esta forma es la vida, la existencia que es un drama vivido en la inmediatez de lo que ocurre, es inquietud y angustia que nos lleva a la exaltación del egoísmo, es una continuación sin razón de nuestra vida económica. A todo esto lo llama existencia trivial. Eso es existir en el mundo, una existencia trivial. El mundo es un conjunto de objetos determinados por su manejabilidad (Zuhandenheit) de los que tratamos de huir, nos preocupa más la utilidad de nuestra vida y por eso la existencia se revela en la Sorge o el cuidado. De este modo llegamos a la indecisión: la totalidad del ser parece escaparse y abismarse, por ello nos sentimos más presentes a nosotros mismos. Entonces, se revela la angustia o Angst, ¿por qué ser en vez de no ser? ¿Por qué ser y no más bien nada? Así cerramos esta breve disyuntiva, la existencia trasciende cuando se transforma en interrogante.
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