El nuevo principio de responsabilidad

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El nuevo principio de responsabilidad.
Un giro a la propuesta de Hans Jonas y su principio de responsabilidad. Un tema que debería ponernos la piel de gallina, ya que no tenemos en cuenta que nuestra acción tiene una repercusión inmediata en la naturaleza y su alrededor. Pero lo peor es que nosotros y nuestra descendencia pagarán las consecuencias.



El surgimiento del hombre no deja de ser extraordinario. Aunque no va a dejar de ser un tirón de orejas hacia él, hay que reconocer que también ha hecho cosas buenas. ¿Por qué? A lo largo de la Historia ha habido diferentes concepciones del hombre. Al principio no pareció un gran problema ya que la pregunta más importante fue por el arché y la phýsis, después llegó Platón con su teoría del hombre dualista. Una división entre cuerpo y alma donde el primero es la tumba de la segunda siendo esta principio vital que se libera con la muerte del otro que es malo y que se centra en las pasiones que le lleva al final. Además la muerte del cuerpo inaugura la auténtica vida, de hecho para Sócrates la esencia del hombre es el alma (psyché). En esta línea evolucionada apareció el Hombre que fue ejemplo durante un largo periodo, sólo este era bueno y el resto se podía asemejar. A su muerte nietzscheana este propone el Superhombre que es una metáfora con la que el filósofo pretende que el hombre se pueda esculpir a sí mismo, un hombre autónomo de un mundo verdadero cristiano-platónico que está por encima del hombre corriente al cual el Superhombre debe rescatar y recolocar a su lado en el mundo natural donde el otro está inmerso. El hombre sirve como puente entre el animal y el Superhombre, es transición y ocaso. Nietzsche habla de él en términos de futuro porque no es real, es una esperanza. Jonas reclama su responsabilidad. Los griegos vieron la parte positiva del hombre, pero la negativa no por la concepción de eternidad que tenían de la naturaleza. Además de eso, el cumplimiento de los ciclos que lo harían seguramente por repetición más que por tener una idea estacional ayudaría a pensar en el cumplimiento seguro de ese hecho (un proceso inductivo). Su técnica, aunque no tan avanzada, no dejaría de accidentar la tierra al igual que al obtener la materia (piedra, madera). Es decir, si desde el primer momento en que pudimos aprovecharnos de la naturaleza lo hicimos, qué no haremos con nuestra técnica. ¿Qué le estamos dejando a la próxima generación?

Quizá el gran principio de la responsabilidad se encuentra en Kant con un giro de 180 grados: “Debes, puesto que haces, puesto que puedes” (Jonas 1995, pág. 212), a mí me importa ese “puesto que haces” aunque el autor se centre en el deber. Creo que eso queda en el lado kantiano, tradicionalmente al menos, pero lo que más se tiene que tener en cuenta es la acción. Nuestra responsabilidad es un  presente continuo, en el sentido de la forma verbal si se quiere, donde no vivimos en un presente real porque el tiempo pasa. Es un presente cambiante, los días al pasar nos llevan al futuro o incluso podríamos decir que cada segundo que pasa nos acercamos más hacia lo próximo. Por ejemplo, estamos en un presente x y tenemos el futuro x a dos pasos. Como estamos en constante fluidez temporal, recorremos ese espacio y llegamos al futuro x sin darnos cuenta prácticamente. Este se convierte así en un presente y y así sucesivamente aunque es algo finito ya que la muerte limita esto. En ese “puesto que haces” está el daño que realizamos a nuestro futuro que parece no llegar pero que llega. Lo que hacemos en este presente x repercute en el mismo instante en que se realiza y nos acompaña en nuestro camino hasta el futuro x que se vuelve presente y, parece que el futuro no lo viviremos nunca pero en realidad siempre llega. De este modo perpetuamos los daños, parece que nuestra acción no tiene repercusión pero, por ejemplo, los residuos nucleares tardan 10.000 años en descomponerse ¿verdad? ¿Acaso no nos damos cuenta que ya estamos recorriendo ese espacio de tiempo? Algún día el contador de esos años llegará a 0, no siempre van a quedar tantos años para que se descompongan, el futuro se nos hace presente, un presente continuo. Además, de este modo no habría que fijarse en lo que devenga. ¿Somos egoístas? Entonces, por nosotros mismos, necesitamos más autocontrol. Para Jonas el poder es liberar efectos en el mundo, pero primero hay que hacer salir ese poder. Lo que Hegel ni los anteriores fueron capaces de ver fue que la acción se pone en macha y la continuamos. Porque ese es otro problema, nuestras acciones son repetitivas y eso da más consistencia a lo que quiero explicar sobre el presente continuo. Si una acción aislada llega al futuro que se convierte en presente, una acción repetida tendrá más posibilidades de hacerlo. De ahí que sea necesaria una responsabilidad para con lo próximo y que nuestra acción no quede impune. Si sabemos que nuestro futuro en realidad es un presente que está por llegar puede que nos concienciemos más, cuando alguien ve o toca cosas de otros no se interesa pero cuando nos toca a nosotros mismos entonces somos capaces de hacer cualquier cosa. Y en este sentido me refiero al capítulo tercero del libro de Watts, Qué es Realidad, no sólo porque nos repercutirá en un tiempo que llegará, como somos y salimos de la naturaleza lo que estamos haciendo es tirar piedras contra nuestro propio tejado.

Otro de los problemas por los que los anteriores quizá no tuvieron en cuenta la magnitud de nuestra fuerza podría ser la técnica. La nuestra es moderna y en tanto que más moderna, abusa más del lugar donde se utiliza. Lo que quiero decir es que la contaminación generada por, pongamos por caso, nuestro vehículo, unida a la que genera el vecino con el suyo, a la del otro y así sucesivamente, consiguen que el efecto en la comunidad sea mayor. La conexión que logramos de contaminación aumenta las consecuencias en la capa de ozono. No nos hemos dado cuenta que con el aumento de nuestra tecnología ha aumentado nuestro poder porque simplemente hemos hecho uso de ella para nuestro propio beneficio. Como Marx piensa, no hay mayor progreso con mayor tecnología pero sí creo que hay mayor poder para dañar la naturaleza. Como Jonas señala, para la ética que deviene de esta nueva dimensión de la responsabilidad necesitamos vigilar el desmesurado poder que tenemos. 

REFERENCIAS:

JONAS, H. (1995); El principio de responsabilidad (Das Prinzip Verantwartung), Tr. Javier María Fernández Retenaga; Barcelona, Herder Ed.
WATTS, A. (1996); Qué es Realidad (What is Reality), Tr. Miguel Portillo; Barcelona, Ed. Kairós. Pp. 13-35. 

Libros original en librería: El principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización tecnológica Qué es la realidad


El nuevo principio de responsabilidad.
Enrique Martínez, mi blog personal: Esto es Kaos Contacto: Gmail: eselkaos2011@gmail.com / Facebook @Mart_Nrique
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