Creación de amistad, potencia de amistad.

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Una amistad nace, se crea entre individuos, entre cuerpos con puntos cercanos. Con la captación de una región aislada que alienta el deseo de amistad, como si ciertos puntos vacios de significantes entrasen en contacto con otros, realizando una potencia amistosa. Por eso quedan sin lengua las palabras en un cuerpo amigo, por la creación de una lengua propia entre dos cuerpos. Comienza la construcción de gestos, expresiones, sonrisas, sollozos, y todo se hace necesario y común en una red de amistad. La forma de relacionar estos nuevos significantes con su significado. O mejor dicho, con el concepto que es creado.


Resulta principal crear el concepto, deja de ser útil el significado. El concepto remite a la carne, al entendimiento común, mientras que el significado requiere de interpretación, algo bastante superficial y lejano para dos amigos. Más claro aún, podemos inferir que un grupo de significantes sin significado, por simple necesidad se constituirían potencialmente en busca del concepto. Así nace una amistad, en la búsqueda del concepto, en la creación de una lengua.


En cambio la no-potencia de amistad invoca al sufrimiento. Porque el sufrimiento surge como inferencia de la distancia hacia lo aún no conocido, hacia lo no común, como si echásemos la vista hacia lo que no existe. Porque se iluminan regiones vaciás en el espacio, el sufrimiento resuena como la iluminación de la no existencia.


Una potencia múltiple amistosa, sería la formación de conceptos donde habitaban significados, o donde no había nada. Trabaja la desterritorialización para otorgar un territorio común, múltiple, completamente intensivo, jodidamente vivo y cambiante. Como dos amigos que crean una lengua en movimiento, como si ambos utilizaran como envoltorio un cuerpo sin órganos. Como Deleuze y Felix.
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