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La satisfacción en el ejercicio de la filosofia y el deporte.

Hombre practicando filosofía y deportes, con un fondo caótico, mostrando un enfoque ligero y alegre hacia la filosofía.



En un contexto donde el ruido y la velocidad tienden a desbordarnos, ¿quién se plantea la búsqueda de una existencia más plena y satisfactoria?.

En medio del caos y de una vida repleta de obligaciones la clave para encontrar plenitud podría residir en adoptar una actitud más lúdica, y menos trascendental hacia la vida y la filosofía. Pues la filosofía, lejos de ser una disciplina que deba resolver todos los enigmas del universo, puede y debe ser vista como una actividad alegre y vital, similar al deporte en su capacidad para proporcionar placer y desarrollo personal.

Esta absoluta seriedad con la que a menudo se aborda la filosofía, no permite, no solo el crecimiento, sino tampoco el placer por aprender. Hay una paradoja y es que en la superficialidad y el desinterés por lo trascendental, podemos encontrar lo verdaderamente significativo.

En busca del hombre satisfecho.


El mundo se ha convertido en un lugar caótico y peligroso, y la vida en una sucesión de obligaciones sin sentido que nos dejan vacíos y desconformes, hoy es necesario, más que nunca: volver a jugar, quiero decir, que lo verdaderamente importante es quitar cualquier importancia trascendente, para ejercitar una filosofía alegre y de naturaleza viva. Esto es lo más “relevante” de todo: que no existen preguntas importantes.

¿Qué impide el acceso a la satisfacción? Se puede pensar que lo que se le exige a la filosofía es que solucione los grandes problemas de la humanidad, que dé respuesta y sea capaz de crear el sistema filosófico perfecto donde cualquier acontecimiento pueda predecirse. Pero, si uno se fija con el detenimiento y alegría necesario, no tardará en darse cuenta de que tanto el acto filosófico como la práctica deportiva representan una satisfacción frívola, y un ejercicio tan ligero e insustancial que observaría la filosofía como una ciencia de deportistas. Ya que dentro del hombre biológico existe un hombre lujoso que disfruta del deporte como de la filosofía, y, como si para estos la cosa superflua fuese la cosa necesaria, o el desinterés manifiesto en el ejercicio de la filosofía y el deporte actuase como un don no extraño, viven acompañados del regocijo de un cuerpo intenso y en continuo cambio, y al contrario ocurre para aquellos estudiantes inmóviles, de ideas fijas e imaginación colapsada, cuyas caras reflejan la máxima importancia teórica, que sin pasar por la prueba intensa de la experiencia se hace incapaz de crear la individualidad, sin poder dar sentido, ni placer, ni llenar su vacía depresión.

Y por cualquier calle que me preste a dar un paseo cerca de la (1)facultad de filosofía escucho: que el sistema de cuerdas no llega a explicar totalmente “el todo”, y en lo más, que algunas otras teorías -también creadas por departamentos de “marketing”- no cumplen con las expectativas creadas, y la respuesta real y cruda: que el filósofo no-individualizado, el que no se adueña de la teoría ni se impregna en ella con toda la intensidad posible, no encontrará el goce ni la capacidad de juego que requiere el ejercicio de la filosofía.

No hay que tomar la filosofía muy en serio, y al igual que en deporte hay que hacerse consciente del juego, y ocuparse del juego y su ejercicio, la filosofía puede escribirse como literatura y con la misma importancia -que es la mínima de cualquier escrito, ya que es incapaz de solucionar los problemas de la humanidad sin a la vez producir una transversalidad de la identidad.

Hasta aquí lo que pretendía analizar y describir: ¿cómo hace el hombre que se place?, o ¿de qué forma su cuerpo actúa como trampolín?. Ahora se puede pensar que el hombre contento de sí mismo, es el más consciente y lujoso pensador, y a la vez, creador de sí mismo y su entorno. Es decir, que actúa como filósofo y deportista.

(1) Conversaciones de este tipo abundan en la facultad, puede que, al menos, el 50% de los estudiantes de filosofía padezcan de alguna patología como la depresión común o busquen el sistema “perfecto”.

Arqueología del Discurso del Amor en la Era del Consumo: Psicología, Psicoanálisis y Estética

Análisis de la influencia de la psicología, psicoanálisis y cosmética en la subjetividad y el amor moderno




   Las formaciones históricas están conformadas por diferentes estratos. Los estratos están regidos por reglas que conforman subjetividades de manera indirecta, es decir implícita pero no ocultos,  por lo cual para poder determinar el estrato sobre los que operan es necesario determinar qué enunciados producen. Por lo tanto debemos determinar a qué familia pertenece nuestro enunciado a extraer y su umbral. En el caso presente nuestro umbral corresponde a: psicología, psicoanálisis, industria cosmética y estética en el marco de la una cultura de consumo, lo que implica una dimensión económica. Todas estas singularidades aisladas constituyen nuestro corpus de trabajo a través del registro de archivo. El mismo ese compone de bibliografía o de páginas webs que dan cuenta de cada uno de estos registros particulares. El corpus es el modo por el cual una época agrupa el lenguaje, lo que Foucault denomina como hay lenguaje.  Nuestra formación histórica está orientada a la búsqueda de los polos productores de enunciados y su condición de posibilidad. El problema sería cómo hacer una ontología sobre las condiciones de posibilidad de los discursos científicos contemporáneos del amor considerados verdaderos. Como ya se mencionó, nos ocuparemos de las singularidades como sistemas de producción de discursos considerados verdaderos y las prácticas que se derivan constituyendo la realidad. También se considerará a las prácticas sociales como productoras de subjetividad. Entonces, la arqueología nos permitirá descubrir lo que subyace a las prácticas, es decir lo objetivado. El siguiente gráfico intentará dar cuenta de lo expuesto hasta el momento:




    La determinación de nuestro corpus nos permite realizar la pregunta sobre la formación histórica que se pretende trabajar: la condición de posibilidad del discurso científico contemporáneo sobre el amor. Ahora bien, la definición de nuestro corpus, nuestro recorte, nos ha entregado los enunciados sobre los cuales habremos de trabajar.


    En la presente cultura de consumo, las relaciones entre lo sujetos adquieren matices inéditos en relación con tiempos pretéritos, sin embargo, la industria cosmética-estética no es una característica exclusiva de los tiempos presentes. Es decir, criterios estéticos normativos siempre hubo, pero lo que señala la actual ruptura con cualquier momento anterior son las reglas  y juegos que determinan un campo en el que se despliegan discursos legitimadores de prácticas sociales que reivindican para sí el carácter científico de sus enunciados. Siguiendo el modelo cosmético-estético, el mismo establece parámetros de aceptación que se traducen en modelos de salud, modelos de pareja, criterios sobre sexualidad que se ven amplificados al concatenarse con otros elementos culturales: discurso psicológico, medios de comunicación- por ejemplo del tipo de films comedias románticas- libros de autoayuda y revistas femeninas. El denominador común es la sexualidad, en el marco de la actual sociedad de consumo, cuyo fundamento lo encontramos en el discurso psicoanalítico y psicológico. La identidad de los sujetos se desprende de la calidad de sus relaciones sexuales, es decir, que el sujeto y la sexualidad determinan representaciones sociales que se traducen en bienestar personal por medio del ejercicio de una buena vida sexual. El imperativo tácito: la sexualidad es un fin en sí mismo, teleología sexual: gozar. Gozar imperativamente. Así la noción de identidad supone cierto esencialismo: el sujeto adulto posee una sexualidad plena o atrofiada dependiendo de cómo se desarrolló su historia personal entorno a la sexualidad infantil.  De esta manera, la sexualidad deviene un fin en sí mismo independiente de otros fines, como por ejemplo los reproductivos. De este modo, la industria cosmética, pese a sus anuncios engañosos que pueden verse en los comerciales, no estimula la singularidad y la afirmación de la multiplicidades, sino por el contrario, determina modelos homogéneos e imágenes estandarizadas de belleza y atractivo sexual.

   Así, los enunciados estéticos producen discursos en los que la sexualidad es redefinida como un valor social cuyas visibilidades podemos advertir en los criterios de elección, en el marco de una dinámica en la que las condiciones de elección han sido pre-definidas, pero no por los agentes, sino por criterios externos fijados por sectores cuyos intereses responden a cuestiones mercantiles. Los enunciados del tipo: valor, autoestima, calidad de vida, seguridad personal, dan cuenta de los elementos que hacen a los discursos del tipo mencionado. 


   Por otro lado, los regímenes de best seller que se aprecian en la literatura del tipo autoayuda como también en los libros de psicología de divulgación y las revistas de tipo femeninas, postulan la preponderancia del yo y la necesidad de sentirse bien con uno mismo para poder establecer vínculos sanos en contraposición con los sentimientos de inseguridad que pondrían de relieve cierta estructura de ese yo defectuosa o no-sana. Porque lo que se valora en este tipo de discursos es la interacción social en relación necesaria con la autoestima. Es decir que, en este modelo, los enunciados dan cuenta de discursos que sostienen que el valor propio es consecuencia de la interacción entre personas cuyas prácticas sociales se traducen en el reconocimiento de los sujetos, que se proyecta en prototipos culturales que tienen como base la industria cosmética estética. Los mismos encuentran su fundamento tanto en la psicología como en el psicoanálisis- o al menos en su versión de divulgación, un ejemplo: los libros de la locutora devenida experta en temas de pareja María Isabel Sánchez- y los estereotipos del tipo publicitario. Así, en el psicoanálisis, el amor está pre-definido por los vínculos de apego con las primeras figuras parentales. Por lo tanto, nuestras relaciones están determinadas,  porque la causa del amor o su fracaso, en este tipo de discurso, se explica en relación con la historia psíquica del sujeto, y por tanto, fuera de su control. En la psicología, las relaciones dependen de configuraciones de compatibilidad entre personalidades, así serán más fructíferas aquellas relaciones cuyas personalidades sean más afines, es decir, compatibles. Ahora bien, ¿qué subyace por debajo de esta formación histórica? ¿Cuál es el estrato que sin omitir las particularidades de los enunciados descriptos los atraviesa a todos ellos? Pero antes de intentar ensayar una respuestas veamos cómo el psicoanálisis explica la homosexualidad desde el conflicto entre la pasividad y la actividad, a través de la historia psíquica del sujeto:


¨Naturalmente, si intentamos seguir el destino de estas reacciones pasivas en el varón, debemos hacerlo así a partir de los comienzos de su vida; debemos seguir las tendencias pasivas en la dependencia del niño con respecto a la madre en la fase oral, y posteriormente el poderoso fortalecimiento de estas tendencias durante la fase anal, en cuyo transcurso el niño depende de la madre en forma pasiva, y casi dolorosa¨[i]  

Y más adelante:

¨Por otra parte, todos nos encontramos en el tratamiento analítico con esos homosexuales pasivos que aparentemente han aceptado su pasividad y en la expresión manifiesta de su sexualidad buscan una pareja masculina activa que los trate como si fuesen mujeres pasivas (…) Muy a menudo evitan totalmente entrar en tratamiento o, cuando lo hacen, no expresan el deseo de ser curados de su homosexualidad.¨[ii]



    No importa considerar aquí si el psicoanálisis  define a la homosexualidad como una enfermedad o no. No es éste el tema. La arqueología, según Foucault, se limita a la descripción objetiva, sin ningún tipo de interpretación. De lo que se trata es de dar cuenta de cómo para el discurso psicoanalítico las relaciones están pre-figuradas por las relaciones parentales del sujeto en la primera infancia, es decir, que se traza una línea histórica de la psiquis del sujeto que va desde ese momento primero hasta su vida de adulto. Opera una reactualización de esas secuencias primeras. Así el amor y los vínculos devienen objeto de investigación, y el sujeto se constituye en sujeto de conocimiento, a través de la figura del analista, y objeto de auto-conocimiento por medio de procesos de introspección, autoanálisis, etc. Aquí hemos intentado dar cuenta de cómo los discursos descriptos se autoerigen como discursos verdaderos en tanto intentan dar cuenta de fenómenos desde cierta racionalidad: en el caso presente, desde el estatuto de ciencias, o, en el caso de los medios de comunicación, desde estrategias de marketing, estudio y técnicas cuantitativas que dan cuenta un sistema racional orientado al mercado de consumo y a la constitución de subjetividades que definen las prácticas sociales. Así, el discurso sobre el amor, las relaciones de pareja, las elecciones, los discursos sobre la sexualidad, se producen desde las prácticas que transforman la realidad. Por ej: el concepto de autoestima no comenzó a instrumentarse hasta que ciertas prácticas discursivas- enunciado: autoayuda, psicológico, industria cosmética-estética- y no discursivas- terapias alternativas, psicoterapias, tips de belleza- se tradujeron en prácticas sociales que producen objetividades. La arqueología debería permitirnos encontrar qué sostiene lo objetivado.



   Las formaciones discursivas responden a reglas de formación. Hemos visto cómo cada uno de estos enunciados se limita a un discurso particular que responde a reglas de formación porque instituyen, es decir, que se despliegan en el marco de instituciones que definen modos de enunciación, o sea,  funciones, prácticas sociales y relaciones. Pero ¿cuál es el estrato que subyace a nuestra formación histórica? Pues bien: el modelo de salud mental, en el marco de una economía de consumo. Conceptos como autoestima, independencia, felicidad, bienestar, madurez emocional y calidad de vida dan cuenta del modelo que los hace posible, el de salud mental. La noción de salud mental debe entenderse como la posibilidad de hacer visibles los fenómenos que constituyen el amor  en tanto el mismo puede ser explicado desde la psicología, el psicoanálisis y libros de autoayuda. Pero el campo en el cual se entrelazan los enunciados con las visibilidades es un escenario de confrontación donde la industria de la moda-estética, los medios de comunicación y los estereotipos ponen de relieve que el campo de las relaciones es conflictivo: de conquista y competencia, de pérdidas y ganancias, en el que los agentes despliegan estrategias de seducción en pos de esas conquistas articulados por una cultura de consumo que las fomenta y estimula por medio de imperativo tácitos: autoestima, independencia, desapego emocional, modelos estéticos, etc; obstaculizando así las relaciones interpersonales, en lugar de allanarlas. Por lo cual las relaciones están vinculadas con factores económicos que se traducen en estos imperativos tácitos. Creo que quien mejor ha plasmado la sensación de vacío que produce el quedar excluido de este modelo de salud mental y por ende del mercado matrimonial es el novelista francés Houellebecq en su novela: Ampliación del campo de batalla. La misma da cuentas del tipo de subjetividad constituida en la contemporaneidad cuando las relaciones no encuentran un punto de anclaje como ocurría en tiempos pretéritos, por ej. a través de la institución del matrimonio, sea ésta civil o religiosa. La novela merece un análisis aparte. Me limito a un pequeño párrafo que ilustra frente a qué tipo de subjetividad hemos referido:

¨Me interno un poco más en el bosque. Detrás de esta colina, según el mapa, están las fuentes del Ardèche. Ya no me interesa; aun así, sigo. Y ya ni siquiera sé dónde están las fuentes; ahora todo se parece. El paisaje es cada vez más dulce, más amable, más alegre; me duele la piel. Estoy en el ojo del huracán. Siento la piel como una frontera, y el mundo exterior como un aplastamiento. La sensación de separación es total; desde ahora estoy prisionero en mí mismo. No habrá fusión sublime, he fallado el blanco de la vida. Son las dos de la tarde.¨[iii]










[i] FREUD, Anna, Estudios psicoanalíticos. Bs As, Paidos, 1978, p.46
[ii] FREUD, Anna, Estudios psicoanalíticos. op. cit., p47             
[iii] HOUELLEBECQ, Michel, Ampliación del campo de batalla. Bs As, Anagrama,p174















Lo real e imaginario

 






Se cree que hace muchas décadas el individuo perdió su contacto con lo primitivo, con el primigenio toque que le brindaba una perspectiva sin igual con la verdad, con lo real, ausentándose tanto de si mismo que no existían desviaciones, así como el lugar simbólico o el principio de razón. El uno y el sujeto eran lo mismo, todo era parte de todo, y los números no existían. Era tan real como un cuento de niños. El viaje concreto de la razón es insuficiente, por lo tanto, no existe una lógica que una lo exterior con lo interior, aunque esta lógica sea parte de un todo; y así como parte de un todo, parte de lo que separa de la verdad que lo es todo. Entonces, el positivismo llegó para pasearse por los confines de la verdad, lejos, muy lejos, tratando de acercase a un centro o alguna estrella que le diga que iba por buen camino, pero el fenómeno no podía ni puede ser siempre relatado; montañas de libros e información le anteceden para si quiera tratar de abarcar todo lo que ocurre, el peso inconmensurable del infinito lleva por su propio peso a una desviación directriz del vector que se trató de formar quizás, desde el humanismo, aunque éstas no hayan sido palabras perdidas, sino que formarían parte de una riqueza que sólo es una muestra de lo que nos perdemos a cada segundo. Espero no pecar de economicista en mi planteamiento. Supongo que no hay muchas otras lógicas para organismos virales como nosotros.

El concepto de número es importantísimo para Husserl porque representa el fenómeno, en griego aparición, que se presenta en extremos casi religiosos. El numero es una perfección, un recuerdo, un eterno que a veces, existe, una perfecta esencia y a la vez, una ausencia. El número es eterno porque es par, y un único por ser impar. Una cosa tan real como irreal a la vez.
Que una persona conozca el fenómeno en sí terminaría por matarla, el fenómeno es tan letal como maravilloso, pero no me refiero con morir a una muerte física, sino a la “muerte verdadera”, el Hades verdadero, aquél punto de inflexión en donde desconocemos qué cambio real ocurrirá, y no al cual se cree como mera cesión de energía. Porque lo que se construye como imagen propia solamente es una convención, una forma que tiene la mente de significar las cosas a través de lo inmediato que se le presenta. Es por tanto la “muerte del yo”, la verdadera muerte, pero, tal vez, un tipo de acercamiento a la verdad. ¿Mas esto valdrá la pena? Si no somos nosotros quienes conocemos, quién. El caos fue el primero de todos los dioses (Hesiodo). El Parnaso se convirtió en morada de los dioses, porque quizás nuestra especie, dentro de sus mentes gráficas, delimitó las cimas como la derivada desde donde la vergüenza de nuestro propio peso debía caer. O permanecer quieta. Inclinación cero. Malo es ser justo si el injusto debe tener la preeminencia del conflicto jurídico (Hesiodo). El hombre ordinario debe defenderse de dos extremos. Ningún hombre sabe ser feliz (Solon). Entonces el proceso inverso, la antiderivada, es encontrar la función inconsciente de las debilidades ante el fenómeno, lo que hizo que creáramos esos dioses y no otros.
¡A las cosas mismas¡, donde por “cosas” se entienden los objetos mentales (Brentano). Morir no es el peor de los males, sino desear morir y no tener acceso a esto. Seria necesario llorar cuando uno nace, por todos los dolores a los que se sale al encuentro, y reir cuando uno muere, porque se libera de los sufrimientos. ¡Ojala no haya afanes debajo de la tierra! (Euripides). Optima cosa es la medida.
El tigre debe ser todos los días un tigre, no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, mientras que el hombre por su condición, vive en riesgo permanente de deshumanizarse (Ortega y Gasset). Según Cratilo, no es que no podamos sumergirnos dos veces en el mismo rio, sino que no podemos hacerlo siquiera una vez. Es esta la importancia de la estructura psicológica que forma nuestra percepción del mund
¿Cómo podemos encontrar la verdad en el devenir de los ciclos? Supongo que eso no importa. El aprendizaje en el tiempo para el individuo es tal vez mantener lo que desde un principio se tuvo
Lo interesante de construir el espectáculo individual es que el espectador no tiene opciones de recibir la fortaleza. El espectáculo perfecto se materializó como una especie de jardín del Edén. Salvo que está vez todos los frutos están podridos.
La esquizofrenia y la paranoia se relacionan en cuanto a la función sujeto-sujeto. Pero esta distinción se difumina en las lejanías del tiempo entre la relación sujeto-objeto. Es decir, esta búsqueda intensiva de las disciplinas empíricas ¿no responde a cierto tipo paranoide? y si no, ¿a qué responde? Otra cosa es discutir si está respuesta es pura en cuanto a sujeto-objeto, y no una relación de sujeto-a-posibles-sujetos, que de tanto relacionarse no se vuelven más que simplemente objetos.
La respuesta enferma se manifiesta, por un lado como enfermedad funcional, mientras que por otro como funcionalismo enfermo.

Explorando la Identidad: Un Ensayo Esencial para Filósofos y Escritores


Escrito de Omar Linares Huertas.

 El próximo es un escrito necesario si te dedicas a la filosofía, y ningún escritor tendría éxito, ni carisma o creatividad alguna sin algo de identidad. O, ¿podría el escritor hablar por otro cuando escribe, arrastrando tras de si a todo tipo de sujetos -en busca de identidad- sin tenerla?.  Yo diré que, en cierto modo: la identidad sirve al escritor como el ala al ave.

La identidad como construcción dinámica, autobiográfica, proyectiva y social en la vida moderna

Identidad:

Quisiera ofrecer un acercamiento iniciático a la noción de identidad, señalando algunos ámbitos o elementos con los que toma contacto, a través de los cuales adquiere forma y sentido.

El acto de preguntarse por uno mismo es intrínseco al hombre. El intento de escudriñarse, de mostrar aquello que pretendemos llamar yo, es el fallido acto de propiocepción que todo individuo protagoniza cuando, mirando quizá a un espejo, implora ¿quién soy?

El buscar un quién, en vez de un qué, revela que el interés de la pregunta no es suscitado tanto por qué clase de objeto sea, como por qué es uno en tanto que individuo. Se cuestiona aquello que hace individuo, que individúa y explicita cierta singularidad, respecto de todos los demás. Constantemente nos otorgamos y hacemos uso de una identidad individual de la que difícilmente podemos dar cuenta.

Con identidad podría entenderse imagen, aquella que cada cual tiene de sí mismo. Una silueta o esbozo que contiene lo que, por único, distingue al sujeto. Pero ese esbozo no es algo que surja de manera fortuita, o que esté dado en algún sentido. Buscar la propia esencia o alma, en sentido literal, es una tarea de fracaso anunciado.

El profundo calado que para el hombre tiene cuanto le acontece denota que, en gran medida, la identidad es autobiográfica. Desde el nacimiento, transcurre una sucesión de eventos que conforman al individuo como tal, un constante alterarse, adaptarse y aprender del entorno en el que este se desarrolla. Gran parte de la identidad viene dada por los efectos que las vivencias particulares y la experiencia de estas ejercen sobre ella, sean conscientes o no.

No obstante, el contenido de la identidad no apunta únicamente al pasado. La identidad participa de un carácter constitutivamente humano, a saber, es proyectiva, se esboza a sí misma en el futuro, para adaptar el curso de acción al presente. No está configurada solo por cuanto le aconteció y la compuso como lo que es, sino que, la mera posibilidad del mañana, hace que oriente su presencia hacia eventos venideros. Ese visualizarse en el futuro, afecta al presente, que toma la forma de proyecto, para avocarse a algo diferente de lo que ya es. La identidad no se configura solo en relación al que fue, sino también, y en gran medida, al qué será. No obstante, no quisiera desviarme de la cuestión ahondando en la condición proyectiva del hombre.

En los otros, en el trato con ellos, suceden productos de identidad que no se darían de manera aislada.

En la praxis social, el individuo entra en contacto con otras subjetividades, ante las que se posiciona y con las que se relaciona. El hombre no puede evitar concebirse como perteneciente a una comunidad, por hallarse inevitablemente enculturado. La identidad, por tanto, es también colectiva.

Pero no lo es solo por procesos culturales. En el trato con los otros, entre los múltiples actos mentales que de dicha relación intersubjetiva puedan derivarse, se dan juicios o percepciones de elementos de la propia identidad de los que puedo no estar al corriente. La posibilidad de dejar una huella propia en los otros, que escape a mi conocimiento, extiende la noción de identidad y su condición colectiva quizá más allá de unos márgenes epistémicos deseables. Puedo pensar partes de mí, que solo ven luz en el juicio ajeno, pero que no por ello son menos propias.

Esta peculiar inaccesibilidad de la identidad no se limita a lo referente al hacer social. Tanto el pensar como el actuar individual se ven afectados por elementos inconscientes, que operan entre los conscientes, de manera furtiva. Objetos de origen incierto, quizá fruto de experiencias pasadas, que son de difícil reconocimiento, y cuyo eco resuena en actos y pensamientos, pasando desapercibido la mayor parte del tiempo.

Uno podrá pensarse, captar mediante introspección, quizá lo que ya ha hecho de sí, y por qué no, lo que pretenda hacer consigo. No obstante, la fluidez de la identidad obligará a reformular constantemente dicha imagen, modulándola según las manifestaciones más inmediatas y recientes. La introspección será siempre necesaria, pero nunca suficiente.

Identidad refiere a algo dinámico, que dista mucho de cualquier tipo de estabilidad objetiva. No es algo hallable, sino más bien captable, en su formarse mismo. En cierto sentido, la propia identidad solo puede ser intuida en la expresión resultante de su propio proceso de creación, en la vida que se confiere al ejecutarse.

No es posible un autoconocimiento certero y global. Por avatares de la propia condición humana, disponemos de un pensar que solo puede tomarse a sí mismo en su propio movimiento, vislumbrando partes de sí en su manifestación, retratándose a partir de ella.

No es aconsejable, pues, tomar la identidad como una sustancia que reposa en un sujeto, ni por algo etéreo u obtuso, escudriñable solo por contemplación interna. Lo que uno es, se expresa también en los actos que lleva a cabo, aquellos en los que se plasma.

Uno es lo que hace, y en ese hacer, se hace. La identidad, por tanto, es un hacer-se. Todo obrar humano es recursivo, ya que lleva implícito el propio hacerse del individuo que lo ejecuta, y que por ello, se ejecuta.

No obstante, quizá no debiera desecharse sin más la existencia de ciertos elementos indentitarios, tan profundamente arraigados que parece obligan a hablar de inclinaciones innatas, ajenas al entorno. Eso que podría llamarse carácter, o al menos una parte de éste, que no fuera fruto de las experiencias vividas.

Algo muy común en la cotidianidad de la identidad, es la imperiosa necesidad de sustantivizar la propia actividad, para enmarcarse en ella, gozando así de la identificación que de esta se deriva. Es decir, situarse dentro de una determinada categoría, estatuto, oficio o forma de vida, para participar de los atributos que comúnmente se predican de ella. Yo soy tal o cual cosa.

Quizá en esa impulsiva categorización, en esa obsesiva enmarcación, se entrevea un reto planteable. Probablemente, el establecimiento de una auténtica identidad pase por la superación de los apelativos que, precisamente por buscar en ellos una definición propia, revierten sobre el sujeto un efecto de reducción y limitación.

La conciencia de ser uno mismo estriba en algo más que identificarse en el ejercicio de una actividad bajo una nomenclatura determinada. A saber, que en este caso, descubrimiento y creación son dos momentos de un mismo proceso.

A diario acontece la manifestación de la propia identidad, en cada acto, por ser ese y no otro, por la infinidad de matices presentes en la acción, en los que se percibe la huella del sujeto, y no solo como ejecutante de los mismos. Uno puede conocerse y captarse en su propio actuar, por incluirse en éste la imprescindible manifestación identitaria.

Al margen de los impedimentos que cada individuo pueda encontrar a la hora de ejercitar su vocación, de ejercer aquello que le permite expresarse en mayor grado, se entreverá un volcamiento del sujeto en su acción, un plasmarse en ella, viéndose reflejado en aquello que hace, por hallarse bañada de sí mismo.

Podría parecer que, extrayendo las consecuencias de éste hilo argumental, uno se ve reducido a su actividad, quedando enclaustrado en los actos concretos y cotidianos que definen su rutina, sin poder llegar a ser nada más que el producto de la actividad en la que más tiempo emplee, su medio de vida, por ser la más presente y constante.

Pero no hay tal problema. Si bien el hombre se hace en su tarea, y el oficio del que depende el propio sustento puede llegar a definirlo en alto grado, conviene recordar que éste se crea a sí mismo en todos y cada uno de sus actos. La libertad de todo sujeto, por mínima que sea, permite a cada cual hacer de sí algo diferente de lo que le venga impuesto por la circunstancia. Un crearse en el acto que conviene sea consciente, para que sea posible ejercer una intervención activa en el transcurso de dicha autoconstrucción.

Por otro lado, no hay tarea más humana que la de preguntar por sí. La constante pregunta por la identidad supone un elemento profundamente constitutivo de la identidad de todo individuo. Por tanto, uno nunca se verá totalmente constreñido y definido por su entorno, en la medida en que el propio preguntar por uno mismo provocará en él efectos difícilmente suprimibles por cualquier dificultad.

Debe tratarse de un preguntar por sí, en acto, que lance una mirada dinámica y atenta, a la altura de las exigencias del objeto que aborda. Un hacerse y conocerse, activo, que propicie el tipo de expresión interna que resulta de, además del actuar, del dejarse reposar sobre uno mismo.

La identidad se manifiesta y crea simultáneamente. En el obrar de cada individuo emerge algo que no es reductible al obrar mismo. Se trata de expresión, del reflejo que cada sujeto percibirá de sí mismo en aquello a lo que se dedica.

La identidad enraíza a lo largo de nuestra historia, proyectos, allegados, comunidad, pensamiento, actos… Pero sobre todo se erige en el presente. Se conforma en un constante despliegue de sí misma, en el que se da vida, por su propio movimiento.

Pregunta por la identidad y creación de la misma se embuclan en un proceso que da lugar al sujeto que presencia su propia circunstancia, fundándose ante ella. 

Más personas por la salud mental

Personas en salud mental


María (nombre ficticio) ha estado sintiéndose extraña últimamente. Hace tres semanas que su rutina diaria se ha visto interrumpida. Ha perdido el apetito y la energía para jugar con sus hijos, y ya no se encuentra sentado en su tienda de brazaletes en el mercado del pueblo. María se cuestiona si su mal humor se debe a la creciente frecuencia de la violencia que sufre en casa.


Al notar que algo no está bien, la vecina se acerca a María y le pregunta si todo está bien. María revela que está enfrentando abuso doméstico y problemas económicos que están impactando negativamente su negocio. Su vecina experimenta empatía y comenta haber vivido una situación similar en el pasado. La persona también describe su función como "defensora" de la comunidad, capaz de brindar apoyo emocional, y se muestra dispuesta a hablar con María en varias sesiones, en el lugar y momento que le resulte más conveniente. Después de terminar estas sesiones, María experimenta una notable mejoría y adquiere la confianza de que cuenta con apoyo y compañía.


Según las estimaciones, entre el 2 y el 7 por ciento de las personas sufren problemas de salud mental, como depresión y ansiedad.  Y los servicios y profesionales de salud mental son insuficientes. La historia de Maria es un relato imaginario, sin embargo está inspirada en historias reales y en la necesidad de implementación de una intervención vital de salud mental conocida como apoyo entre pares.


En el ejemplo previo, es evidente que María se encuentra en un estado de angustia mental. Por suerte, la vecina, quien tiene experiencia como defensora, notó que algo no iba bien y se aproximó. María conoce bien a su vecina, confía en ella y, por ende, se siente a gusto al compartirle sus emociones. Durante sus sesiones conjuntas, su vecina emplea habilidades de asesoramiento no convencionales, como la práctica de escucha activa (una técnica reflexiva que le permite empatizar con María y comprender sus pensamientos y sentimientos mientras atraviesa situaciones angustiantes). Además, la vecina emplea métodos de asesoramiento informal, como la resolución de problemas, que han sido comprobados como exitosos para ayudar a las personas a superar su angustia y encontrar soluciones.


Hay otras personas además de María que también enfrentan factores estresantes similares. En algún momento de nuestras vidas, todos nos enfrentaremos a situaciones difíciles que podremos experimentar o que ya hemos experimentado. Puede surgir la pregunta de si lo que estamos experimentando es lo bastante serio para buscar la ayuda de un terapeuta o consejero profesional. Algunas personas pueden sentirse reacias a hablar abiertamente sobre cómo se sienten debido a la vergüenza y al estigma que se asocian con mostrar su vulnerabilidad emocional. Es posible que la última vez que nos acercamos a un ser querido, su consejo no fuera útil para nuestra situación o que no estuvieran preparados para apoyarnos emocionalmente en momentos difíciles. En última instancia, aquellos de nosotros que busquemos asistencia profesional en la salud mental, ya sea de un psiquiatra o un terapeuta, podemos encontrarnos con obstáculos adicionales. Esto incluye la dificultad de encontrar un profesional que esté disponible, sea asequible y también sea capaz de comunicarse en un idioma que nos haga sentir cómodos y comprensibles. Sentirse a gusto.


En áreas donde hay escasez de profesionales de la salud mental o en sociedades donde pedir ayuda emocional se ve como una muestra de debilidad, estos retos son muy comunes. Un ejemplo de esto ocurre en la India, donde entre el 70 y el 92 por ciento de las personas con alguna condición mental diagnosticable no tienen acceso a ningún tipo de atención de salud mental. En esta situación, una persona podría optar por no buscar ningún tipo de ayuda o, por el contrario, depender de sus seres queridos y amigos en lugar de acudir a un especialista en salud mental.


Apoyo entre iguales (pares)


En el ámbito de la salud mental, el apoyo entre pares implica que aquellas personas que han vivido experiencias similares o tienen antecedentes sociales comunes brinden apoyo a otras personas que están pasando por problemas de salud mental o angustia emocional. En el Hospital Bicêtre de París, a finales del siglo XVIII, se registró uno de los primeros casos en entornos psiquiátricos. En aquel momento, se utilizaba a pacientes que se habían recuperado de sus problemas de salud mental como parte del personal encargado de cuidar a los pacientes en tratamiento. En la comunidad, surgieron otros tipos de apoyo entre pares en forma de grupos de autoayuda que ofrecían ayuda informal. En 1845, un grupo de hombres que habían experimentado maltrato durante su estancia en un asilo fundó la Sociedad de Amigos de los Presuntos Lunáticos en Inglaterra. Esta organización luchó por proteger a las personas contra el confinamiento injusto y abogó por mejores condiciones en los asilos. [y] el trato inhumano e inapropiado".


Un ejemplo adicional fue el surgimiento de Alcohólicos Anónimos (AA) en 1935 en Ohio, Estados Unidos, con el fin de brindar apoyo a aquellos individuos que enfrentaban problemas con la adicción al alcohol. Actualmente, AA se ha expandido a nivel global, siendo reconocido como uno de los grupos de apoyo más exitosos en el ámbito de la recuperación de adicciones.


No obstante, fue en los años setenta cuando la atención entre iguales como un enfoque estructurado y sistemático surgió del movimiento de usuarios de servicios/sobrevivientes. Este movimiento, junto con el movimiento antipsiquiátrico, cuestionó los servicios de salud mental tradicionales y formales impulsados por la psiquiatría. Rewrite the text Model. Este suceso se produjo en conjunto con otros movimientos sociales que defendían los derechos civiles, los derechos de las mujeres, los derechos LGBTQ+ y los derechos de las personas con discapacidad durante las décadas de 1960 y 1970. Estos movimientos también tuvieron un impacto en el desarrollo del apoyo mutuo en el contexto de los discursos emergentes sobre los derechos humanos y la lucha contra los sistemas opresivos. Específicamente, el apoyo mutuo entre personas comenzó a formar parte del "movimiento de recuperación", el cual puso énfasis en escuchar y valorar las experiencias y opiniones de las personas que han vivido situaciones difíciles y han utilizado servicios para buscar su propia idea de recuperación, esperanza y desarrollo personal. Esto va más allá de limitar a las personas a sus diagnósticos y síntomas.


Para entender los fundamentos básicos del apoyo entre pares, podrías considerar mirar a tus propias experiencias de vida. La mayoría de las personas han ofrecido ayuda emocional a un familiar, ser querido o conocido en el ámbito familiar en algún momento de sus vidas. Durante esos momentos, es probable que nos hayamos encontrado discutiendo nuestras propias experiencias personales y compartiendo ideas sobre cómo enfrentamos tales situaciones. Estas acciones son fundamentales para brindarnos apoyo mutuo.


Hace algunos años, (AK) recibió una llamada telefónica de emergencia de un joven, a quien llamaremos Ajay, a través de una plataforma de la comunidad LGBTQ+. Ajay reveló que forma parte de la comunidad LGBTQ+ y estaba sin trabajo, lo que le llevaba a depender de su familia. Sin embargo, lamentó que sus parientes le someterían a abusos tanto físicos como emocionales. Después de ese día impactante, Ajay se vio abrumado por la violencia y fue asaltado por pensamientos desesperados de poner fin a su vida. Reconociendo su desesperada situación, buscó inmediatamente ayuda, ya que sabía que no podía soportar la angustia por sí mismo. Como compañero de apoyo, AK ofreció de inmediato apoyo emocional a Ajay al crear un ambiente propicio para que pudiera expresar sus sentimientos de angustia. Además, reconoció la violencia que Ajay había vivido y reafirmó que no era responsable de las acciones violentas de su familia.


AK evaluó la intensidad de los pensamientos suicidas de Ajay y le dio tranquilidad y esperanza al ayudarle a reconocer sus fortalezas internas y encontrar posibles soluciones para abordar su situación. Además, AK proporcionó a Ajay información de contacto de personas de confianza que podrían brindarle ayuda legal y financiera. Esto tenía como objetivo ayudarlo a disminuir su dependencia de su familia y evitar futuros episodios de violencia. Ajay logró superar sus pensamientos suicidas y se motivó a buscar formas de lidiar con su difícil situación.


Nos sentimos reconocidos cuando alguien nos escucha con empatía y respeto


En nuestra vida diaria, se presentan numerosos casos similares de apoyo entre personas del mismo grupo. Tomemos como ejemplo diferentes situaciones en las cuales las personas brindan apoyo y ayuda a otros: - Un estudiante voluntario que ofrece apoyo psicosocial a un compañero de clase que pertenece a una comunidad de castas oprimidas y enfrenta discriminación institucional debido a su casta. - Un miembro de un colectivo LGBTQ+ que brinda apoyo y comprensión a una persona que está aceptando y descubriendo su propia sexualidad. - Una sobreviviente de violencia doméstica que ofrece apoyo en momentos de crisis a una joven que ha sido físicamente agredida por su esposo. - Un voluntario que proporciona recursos y referencias a través de una aplicación de chat a un adolescente que está considerando quitarse la vida. - Un compañero de apoyo que ayuda a una persona con esquizofrenia, mientras se encuentra ingresada en el hospital, a desarrollar su propio plan de recuperación. - Un grupo de personas que se escuchan y comparten sus experiencias en el camino hacia la recuperación de la adicción a sustancias.


Existen numerosas formas en las que las personas pueden brindarse apoyo mutuo en diversos entornos, como espacios comunitarios, instituciones educativas, hospitales psiquiátricos y hogares de rehabilitación. Además, también se puede encontrar apoyo a través de grupos en línea, líneas de ayuda telefónica e incluso aplicaciones de chat. La ayuda mutua entre compañeros también se manifiesta de diversas formas, que incluyen el apoyo emocional, la resolución de problemas y la asistencia en momentos de crisis, así como la provisión de recursos informativos, consejos y servicios de salud mental especializados dentro de un entorno hospitalario. La palabra "pares" se emplea para referirse a individuos que ofrecen apoyo a otros. Los pares suelen ser individuos no profesionales que están en los mismos grupos de edad, comunidades o identidades específicas, o que comparten experiencias similares de angustia, problemas de salud mental u opresión. Los pares pueden ser también compañeros académicos o de trabajo, voluntarios en la comunidad o personas en recuperación de trastornos psiquiátricos tanto en hospitales como en entornos comunitarios.


El apoyo entre pares se fundamenta en un instinto básico y humano de establecer relaciones y conectar con la situación del otro. Como seres humanos, tenemos en nuestro interior un potencial inherente no solo para escuchar las historias de los demás, sino también para, a través de esa escucha comprometida, apoyarles a enfrentar y superar sus angustias emocionales y psicológicas. Sentimos un respaldo cuando alguien nos escucha de manera empática y respetuosa. Sentirnos reconocidos no solo valida y confirma nuestro sufrimiento emocional, sino que también nos ayuda a cultivar la esperanza y la capacidad de recuperación para enfrentar la adversidad.


Podemos tomar el caso de Ajay como ejemplo, donde su compañero de apoyo juega un papel crucial. Este individuo reconoció el daño infligido por la familia de Ajay, así como también sus fuertes cualidades internas para superar la adversidad. Esta muestra de apoyo no sólo le dio la motivación para resistir la idea de suicidarse, sino también para reconocer su propia valía y visualizar un futuro prometedor, sin depender de su familia. Cuando se trata de casos como el de Ajay, la cercanía con un compañero de apoyo que comparte una identidad, experiencia vivida o sensibilidad similar puede ser de gran ayuda para comprender la realidad del otro. Esto no solo facilita que la persona angustiada supere el estigma en busca de apoyo, sino que también permite que su compañero de apoyo la respalde emocionalmente, haciéndola sentir reconocida y apreciada. Así que, el apoyo entre pares representa la capacidad transformadora de las conexiones humanas al respaldar, fortalecer y curar a aquellos que enfrentan angustia al compartir sus experiencias, escuchar con empatía o simplemente validar el dolor emocional del otro.


En culturas y sociedades donde el buscar apoyo o brindar atención emocional es visto como una señal de debilidad o se menosprecia la importancia de las emociones, el apoyo de pares se convierte en una alternativa revolucionaria. Esto se debe a que borra la línea entre uno mismo y los demás, a través de un proceso de conexión con las experiencias propias y la lucha simultánea de los demás. Mediante esta alquimia, el respaldo mutuo crea un ambiente en el que dos personas, que comparten la misma realidad familiar pero son desconocidas en la vida del otro, pueden establecer un vínculo temporal para transformar el estigma que los rodea, así como sus experiencias angustiantes, en una oportunidad de esperanza, conexión y recuperación conjunta.


Una pregunta que se plantea con frecuencia es si el apoyo de personas del mismo nivel es equivalente a los servicios profesionales de salud mental. ¿Son los dos enfoques realmente idénticos, intercambiables, complementarios o completamente opuestos? La respuesta se puede encontrar en el artículo "Perspectiva teórica del apoyo entre pares" (2001) de Shery Mead, David Hilton y Laurie Curtis, donde se define el apoyo entre pares como "un sistema de asistencia mutua basado en principios fundamentales de respeto". La responsabilidad compartida y el acuerdo mutuo sobre lo que se considera útil son aspectos clave del apoyo entre pares, según los autores. A diferencia de los modelos psiquiátricos y criterios de diagnóstico, este tipo de apoyo no se fundamenta en ellos. Por otro lado, la ayuda mutua entre amigos se refiere a "entender empáticamente la situación del otro a través de la experiencia compartida de sufrimiento emocional y psicológico".


En resumen, el modelo de apoyo entre pares se distingue por estar completamente separado de la atención formal de salud mental que normalmente es proporcionada por profesionales cualificados en el campo clínico. El respaldo mutuo entre compañeros se basa en la relación convencional entre el especialista y el individuo que recibe atención médica. Esta relación se encuentra naturalmente influenciada por una dinámica de poder institucionalizada que decide qué tipo de ayuda se otorga a una persona en situación difícil. En esta dinámica, se espera que el profesional, como experto, tenga más conocimiento, mientras que se espera que el paciente sea receptivo a la evaluación del profesional sobre lo que es mejor para él. La dinámica es invertida por el apoyo entre pares, reemplazando la relación por dos individuos en posiciones iguales, donde se basan en el respeto mutuo, la reciprocidad y la sintonía de sus experiencias vividas.


Para la persona que está recibiendo apoyo, un compañero también puede desempeñar el papel de una figura que le inspire.


El respaldo mutuo se fundamenta principalmente en la capacidad de intercambiar experiencias vividas. Proporciona un ejemplo concreto y reconocible de cómo se enfrenta a múltiples fuentes de estrés en la vida, algo que los profesionales de la salud mental formales integrados en la relación experto-paciente a menudo no pueden ofrecer terapéuticamente.


Adicionalmente, el apoyo entre personas del mismo nivel brinda un espacio de refugio catártico que va más allá de los servicios formales brindados por expertos, en favor de una relación más justa en la cual, mediante el intercambio mutuo de experiencias dolorosas o vivencias de la vida, uno puede identificarse y sentirse conectado con el otro. La adversidad emocional requiere de relaciones reparadoras para sanar el daño psicológico que ha sido causado por relaciones fracturadas en el pasado y presente. Por tanto, un compañero puede convertirse en una fuente de inspiración para la persona que recibe apoyo. Identificarse con su camino puede contrarrestar la sensación de soledad y aislamiento que se experimenta en momentos de angustia.


Entiendo perfectamente lo que estás experimentando cuando alguien, cuya historia nos refleja a nosotros mismos, nos lo cuenta. Puede haber una mejora en las circunstancias, así fue en mi caso, lo cual puede ser muy positivo y liberador. De esta manera, la experiencia de alguien más puede convertirse en una valiosa fuente de inspiración y reafirmación de que también puedo enfrentar y superar la adversidad. Esta emoción puede resultar especialmente terapéutica para individuos y grupos que experimentan discriminación debido a su identidad. En nuestra experiencia personal, hemos observado esto en el trabajo colaborativo que hemos realizado para implementar programas de apoyo entre pares dirigidos a jóvenes marginados que enfrentan discriminación debido a su género, sexualidad o casta.


En trabajos de apoyo entre pares dentro de entornos hospitalarios psiquiátricos formales, también se ha experimentado el impacto de la reciprocidad y la resonancia. En este contexto, es alentador conocer a un compañero de apoyo que ha pasado por experiencias de atención institucional en el pasado, pero que ahora, gracias a contar con los recursos adecuados y tener una red de apoyo, puede vivir una vida independiente en sus propios términos. estos ejemplos brindan esperanza y tranquilidad al Modelado. 


Al adquirir este conocimiento a través de la experiencia, puedes descubrir nuevas perspectivas sobre quién eres o reinventar tu historia personal. También puedes encontrar soluciones a tus problemas, fortalecer tu fe y esperanza en ti mismo, y cultivar una confianza duradera en tu propio ser. Además, proporcionar apoyo a un compañero también puede convertirse en una experiencia gratificante y enriquecedora para uno mismo. Esto puede llevar a una mejorada identidad propia y a un sentido más profundo de significado o propósito, especialmente al ser testigo del impacto positivo que nuestro apoyo tiene en el otro. Proporcionar apoyo a los compañeros que tienen problemas de salud mental o trastornos psiquiátricos puede ser beneficioso para su propia recuperación, ya que les permite desarrollar habilidades fundamentales para la vida y construir una identidad que trascienda su condición de "persona con enfermedad mental".


La filosofía de la "recuperación" también incluye el apoyo de pares, rompiendo con la idea de una concepción biomédica de la "cura" que a menudo se impone en entornos psiquiátricos por expertos. Sin embargo, el enfoque de recuperación se centra en la capacidad de la persona para desarrollar su propia agencia y encontrar formas de vivir una vida plena y aprovechar al máximo sus capacidades, sin importar los síntomas que puedan experimentar ni la expectativa de una cura permanente.


La nueva evidencia científica ofrece prometedores hallazgos sobre los beneficios del apoyo entre personas del mismo grupo. Se han realizado investigaciones que han demostrado que tanto los pares que brindan apoyo como las personas que lo reciben obtienen beneficios. Los investigadores encontraron que los pacientes en el Reino Unido, Australia y los EE. UU. mostraron resultados similares en términos de calidad de vida, síntomas de salud mental, satisfacción y uso de servicios de salud mental cuando recibieron atención o terapia grupal de un compañero de apoyo en lugar de un profesional de salud mental.


Adicionalmente, en 2011, se realizó otra revisión de investigaciones sobre el respaldo de personas del mismo grupo en servicios de salud mental profesional, la cual sugirió que este tipo de respaldo puede contribuir a disminuir las tasas de ingreso y readmisión en hospitales; promover una mayor sensación de empoderamiento e independencia tanto en las personas que brindan el apoyo como en aquellas que reciben el servicio; y mejorar la interacción social entre los usuarios del servicio. Aunque la mayoría de los estudios publicados sobre el apoyo entre pares se han llevado a cabo en países occidentales de alto nivel económico, también se están obteniendo resultados alentadores en países de bajos y medianos ingresos.


Los defensores se encargan de garantizar la accesibilidad a los derechos sociales y ofrecen asistencia práctica.


Tomemos, por ejemplo, Atmiyata, una intervención innovadora organizada por una comunidad rural en el distrito de Mehsana en Gujarat. Actualmente. La organización Atmiyata se dedica a reconocer y proporcionar un programa de capacitación de entre 12 y 14 días que incluye actividades como juegos de roles, debates grupales y sesiones de aportes. El objetivo de este programa es desarrollar las habilidades de los voluntarios comunitarios a nivel de aldea, para que puedan convertirse en proveedores no profesionales de atención de salud mental. De esta manera, podrán ofrecer asesoramiento basado en evidencia y brindar apoyo a las personas que lo necesiten. In distress or experiencing common mental disorders such as depression and anxiety. Estos consejeros laicos o defensores se acercan a los miembros de su comunidad en la aldea utilizando sus habilidades para detectar síntomas de problemas de salud mental y situaciones sociales que podrían ser difíciles para los miembros de la comunidad. Por ejemplo, podrían identificar a una mujer recién casada que se ha mudado a una nueva aldea, personas que están desempleadas, mujeres que sufren violencia doméstica o personas que están experimentando dificultades financieras. Estos defensores utilizan películas de Atmiyata como herramientas para facilitar una conversación sobre la salud mental.


Durante sus primeras interacciones, los campeones evalúan el nivel de angustia de la persona y después emplean habilidades y técnicas de asesoramiento no profesionales durante cuatro a seis encuentros para proveer apoyo emocional y asistir en la identificación y logro de sus metas. Asimismo, los defensores garantizan el acceso a los derechos sociales y ofrecen asistencia práctica, como el intercambio de oportunidades laborales, la derivación a servicios legales, refugios y líneas de ayuda que podrían resultar necesarios para las personas.


Hoy en día en la Índia el equipo de Arjun Kapoor, tiene a mil voluntarios distribuidos en mil doscientas aldeas que participan de manera activa en un programa, ofreciendo apoyo mutuo a través de esta intervención. Debido a su propia experiencia de angustia y problemas de salud mental, la mayoría de los voluntarios decidieron unirse a la intervención. Aprovechando la ubicación privilegiada de los voluntarios de las aldeas, es posible ofrecer servicios a quienes los requieran de forma conveniente, sin ningún costo y directamente en sus hogares. Los resultados de nuestro estudio revelaron que aquellos individuos que participaron en interacciones con personas similares tenían el doble de posibilidades de mejorar sus síntomas de trastornos mentales comunes, en comparación con un grupo de control. Además, estos beneficios se mantuvieron durante ocho meses después de finalizar el estudio. La inclusión de Atmiyata como una de las 25 buenas prácticas para los servicios comunitarios de salud mental en todo el mundo ha sido realizada por la Organización Mundial de la Salud.


Outlive es un ejemplo prometedor de apoyo entre pares en un entorno distinto. Actualmente, están llevando a cabo una prueba piloto de este programa de prevención del suicidio juvenil. Este proyecto se centra en capacitar a jóvenes voluntarios, de entre 18 y 24 años, pertenecientes a universidades y organizaciones comunitarias. Su labor consiste en ofrecer apoyo emocional a través de un servicio de chat a jóvenes que se encuentran en situaciones difíciles y que tienen pensamientos suicidas. Los jóvenes que participan como voluntarios reciben una capacitación en línea de 30 horas, donde aprenden sobre vigilancia básica. Durante esta formación, se les enseña a identificar las señales de advertencia del suicidio, evaluar el riesgo de suicidio, brindar apoyo emocional y referir a otras líneas de ayuda y organizaciones. Brindan este apoyo a través de un chat de texto en una aplicación en línea que han creado en colaboración con los jóvenes. En todo momento, tanto el compañero que brinda apoyo como el joven que lo busca mantienen su anonimato. Los programas de apoyo entre iguales para la prevención del suicidio, como Outlive, se sustentan en la premisa de que no es imprescindible tener formación profesional o ser un experto para brindar apoyo a alguien que presente pensamientos y sentimientos suicidas. En cambio, la experiencia y el compartir vivencias como miembros de la comunidad o como iguales, junto con habilidades no profesionales para brindar apoyo emocional y manejar situaciones de riesgo de suicidio, pueden ser útiles para prevenir suicidios, sobre todo cuando no hay apoyo formal disponible de inmediato.


Aunque se han hecho avances prometedores en este sentido, todavía enfrentamos varios desafíos, uno de ellos es la tarea de convencer a los encargados de formular políticas que vayan más allá de los enfoques tradicionales en la atención de la salud mental, los cuales están centrados en los profesionales. En la actualidad, es lamentable que haya escasez de programas de apoyo entre pares que estén genuinamente integrados en los servicios públicos de salud mental, abarcando a distintas poblaciones en diversas áreas geográficas a gran escala. Sin embargo, seguimos teniendo esperanza.


El respaldo entre compañeros demuestra que es posible el cambio y que la salud mental no está reservada únicamente a los profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicólogos. Más bien, la salud mental es algo universal y relacionado: todos tenemos distintas experiencias de salud mental que son influenciadas por nuestras interacciones con los demás y con el mundo. El respaldo mutuo puede provocar una transformación fundamental: utilizar la vivencia de las personas para influir en las formas de tratar la salud mental y manejar su propio proceso de recuperación.


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