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| La Alegoría de la Caverna, núcleo del Libro VII, ilustra el viaje del alma desde la ignorancia de las sombras (mundo sensible) hacia la verdad iluminada por el Bien (mundo de las Ideas). |
La República de Platón
Un Panel de Exploración Conceptual
Libro I
El Descenso al Pireo y la Vejez
El diálogo comienza con Sócrates narrando su visita al Pireo. En casa de Céfalo, un anciano rico y respetado, la conversación gira en torno a la vejez. Céfalo sostiene que la vejez es soportable no por la riqueza, sino por un carácter justo y moderado, aunque admite que la riqueza ayuda a evitar cometer injusticias por necesidad. Esto introduce la primera definición de justicia.
Justicia como "Decir la verdad y devolver lo que se debe"
Propuesta por Céfalo, esta definición es rápidamente refutada por Sócrates con el ejemplo del amigo que ha enloquecido: devolverle sus armas, aunque se le "deban", no sería un acto justo, sino perjudicial. La justicia no puede ser una simple transacción mecánica.
Justicia como "Beneficiar a los amigos y perjudicar a los enemigos"
Polemarco hereda la discusión y, citando al poeta Simónides, propone esta definición más elaborada. Sócrates la desmonta argumentando que, primero, uno puede equivocarse sobre quiénes son sus verdaderos amigos y enemigos. Más importante aún, la justicia, siendo una excelencia (areté) humana, no puede producir su contrario. Perjudicar a un hombre lo vuelve peor, es decir, más injusto. Por tanto, no es función del hombre justo perjudicar a nadie.
Justicia como "Lo que conviene al más fuerte"
Trasímaco, un sofista, irrumpe en la conversación con vehemencia, argumentando que la justicia no es más que una imposición de los gobernantes (los más fuertes) para su propio beneficio. Sócrates refuta esto mediante una analogía con las artes (techné): un médico, en tanto que médico, busca el bien del paciente (el más débil), no su propio beneficio económico. De igual manera, un verdadero gobernante busca el bien de sus gobernados. Trasímaco luego elogia la injusticia a gran escala (la tiranía) como algo sabio y bueno, mientras que la justicia es una "noble simpleza".
La Justicia como Excelencia del Alma
Finalmente, Sócrates argumenta que toda cosa tiene una función (érgon) que le es propia, y una excelencia (areté) que le permite cumplir bien esa función. La función del alma incluye gobernar, deliberar y vivir; su excelencia es la justicia. Por lo tanto, un alma justa vivirá bien y será feliz, mientras que un alma injusta vivirá mal y será desdichada, demostrando que la justicia es intrínsecamente más provechosa.
Libro II
El Desafío de Glaucón y Adimanto
Insatisfechos con la refutación a Trasímaco, los hermanos de Platón revitalizan el debate. Glaucón divide los bienes en tres clases: los que se desean por sí mismos, los que se desean por sus consecuencias, y los que se desean por ambos. Sostiene que la mayoría de la gente considera la justicia como un bien penoso, practicado solo por las recompensas y la buena reputación que conlleva.
El Mito de Giges
Para demostrar que la justicia no se cultiva voluntariamente, Glaucón narra el mito de Giges, un pastor que encuentra un anillo que lo vuelve invisible. Con este poder, Giges seduce a la reina, asesina al rey y se apodera del trono. La conclusión es que cualquier hombre, justo o injusto, cometería injusticias si tuviera la garantía de la impunidad.
El Argumento de Adimanto
Adimanto refuerza el desafío, argumentando que la educación se centra en alabar las consecuencias de la justicia (buena fama, favor de los dioses) y no la justicia en sí misma. Además, los poetas enseñan que los injustos, si son ricos, pueden apaciguar a los dioses con sacrificios, haciendo que la injusticia sea más ventajosa tanto en esta vida como en la otra. Piden a Sócrates que demuestre que la justicia es un bien por sí misma, por el efecto que tiene en el alma de quien la posee.
El Origen del Estado: El Estado Sano y el Enfermo
Para responder, Sócrates propone buscar la justicia "en letras grandes" en un Estado (polis) para luego encontrarla "en letras pequeñas" en el individuo. El Estado nace porque nadie es autosuficiente. Esto da lugar a un "Estado sano", una comunidad simple donde cada artesano se especializa en una tarea para satisfacer las necesidades básicas. Glaucón lo llama despectivamente "una ciudad de cerdos". Para satisfacer el deseo de lujos, Sócrates introduce el "Estado enfermo o lujoso", que requiere más profesiones (músicos, poetas, cocineros), más territorio y, consecuentemente, un ejército profesional para la guerra: los guardianes.
Libro III
La Educación Musical y Literaria
La formación de los guardianes comienza con una rigurosa censura de la literatura. Se deben eliminar los mitos de Homero y Hesíodo que presenten a los dioses como inmorales o a los héroes (como Aquiles) lamentándose o mostrando miedo a la muerte, para no fomentar la cobardía. La dicción también importa: los guardianes no deben ser imitadores (actores), ya que la imitación de múltiples caracteres debilita el propio. Solo se les permite imitar caracteres nobles. Musicalmente, se restringen las armonías a la doria y la frigia, por ser las únicas que evocan coraje y moderación, y se prohíben los instrumentos de muchas cuerdas como la flauta.
La Educación Física y la Medicina
La gimnasia debe ser simple y enfocada en preparar para la guerra, no en el atletismo de exhibición. Un exceso de cuidado médico es signo de una mala educación y un mal régimen de vida; el artesano no tiene tiempo para estar enfermo, y los guardianes deben ser robustos. Ambas disciplinas, música y gimnasia, no son para el alma y el cuerpo respectivamente, sino que ambas son para el alma: la gimnasia para la parte fogosa (thymos) y la música para la parte filosófica, buscando crear una armonía entre valentía y sabiduría.
Selección de Gobernantes y el Mito Fundacional
De entre los guardianes, se seleccionará a los mejores para ser gobernantes. Estos deben ser probados en el dolor y el placer para asegurar que su lealtad al Estado sea inquebrantable. Para que todos los ciudadanos acepten su lugar en esta estructura jerárquica, Sócrates propone una "mentira noble": el Mito de los Metales. Se les dirá a todos que fueron formados en la tierra y que, aunque son hermanos, Dios mezcló distintos metales en sus almas: oro para los gobernantes, plata para los auxiliares y bronce y hierro para los artesanos y labradores. Este mito busca cimentar la fraternidad y la aceptación de un orden natural en la polis.
Libro IV
La Felicidad y la Riqueza de los Guardianes
Adimanto objeta que los guardianes, sin propiedad privada ni lujos, no serán felices. Sócrates responde que el objetivo de la legislación no es la felicidad de una clase, sino la de la totalidad del Estado. La unidad y el bienestar común son prioritarios. Por ello, es crucial evitar la riqueza y la pobreza extremas en todas las clases, pues la primera conduce a la pereza y la segunda a la vileza, y ambas a la revolución.
Las Cuatro Virtudes en el Estado
Una vez fundado, se buscan en él las cuatro virtudes cardinales. Sabiduría (Sophía): No reside en el conocimiento de los artesanos, sino en el pequeño grupo de los gobernantes perfectos, que poseen la ciencia de cómo gobernar el Estado en su conjunto. Valentía (Andreía): Reside en la clase de los guardianes auxiliares. No es mera audacia, sino la "conservación" de la opinión correcta, inculcada por la educación, sobre qué cosas son de temer y cuáles no. Moderación (Sōphrosýnē): A diferencia de las otras dos, se extiende por todo el Estado. Es una armonía o acuerdo entre las distintas clases sobre quién debe gobernar y quién debe ser gobernado. Justicia (Dikaiosýnē): Es la virtud restante, el principio que hace posibles a las demás. Consiste en que cada clase y cada ciudadano se ocupe de su propia función, aquella para la que la naturaleza lo ha dotado, sin interferir en las de los otros.
La Justicia en el Alma Individual
Para demostrar que la justicia es la misma en el individuo, Sócrates aplica el Principio de Contradicción. El alma no puede desear y no desear algo al mismo tiempo y en el mismo sentido. Si una persona tiene sed pero decide no beber, debe haber dos principios en acción. Así, distingue tres partes en el alma, análogas a las clases del Estado: 1. La Parte Racional (logistikón): Calcula y razona, su función es gobernar. 2. La Parte Apetitiva (epithymētikón): Desea los placeres y satisfacciones físicas. 3. La Parte Irascible (thymós): Es la fuente del coraje, la ira y la ambición. Actúa como aliada natural de la razón contra los apetitos desordenados. La justicia en el individuo, por tanto, es la armonía interna donde la razón, ayudada por la parte irascible, gobierna sobre los apetitos.
Libro V
La Igualdad de las Mujeres
Sócrates es forzado a desarrollar tres "olas" de argumentos polémicos. La primera es la igualdad de funciones para hombres y mujeres en la clase guardiana. Argumenta que las diferencias naturales entre sexos no son relevantes para la aptitud de gobernar o defender el Estado; solo la fuerza física es una diferencia consistente. Por tanto, las mujeres con la naturaleza adecuada deben recibir la misma educación musical, gimnástica y militar que los hombres y compartir las mismas tareas.
Comunidad de Mujeres e Hijos
La segunda ola es la abolición de la familia privada para los guardianes. Las mujeres y los hijos serán comunes. Los gobernantes organizarán "matrimonios sagrados" temporales, manipulados mediante sorteos fraudulentos, para asegurar que los mejores individuos procreen entre sí. Los niños serán llevados a una guardería común inmediatamente después de nacer, sin que padres e hijos se conozcan. El objetivo es erradicar el egoísmo familiar y crear una unidad total en la clase gobernante, donde todos se consideren padres, hijos o hermanos, generando una comunidad de placer y dolor.
La Posibilidad del Estado Ideal: El Filósofo-Rey
La tercera y mayor ola es la respuesta a si este Estado puede llegar a existir. Sócrates afirma que solo hay una condición para ello: "A menos que los filósofos reinen en los Estados, o los que ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado... no habrá fin de los males para los Estados ni para el género humano".
Conocimiento, Opinión y los Dos Mundos
Para definir al verdadero filósofo, se establece una distinción fundamental. El filósofo no es un mero curioso, sino un amante de la sabiduría que busca contemplar la verdad. Esto lleva a una división ontológica y epistemológica. El Conocimiento (episteme) se ocupa de lo que es real y permanente: las Formas o Ideas (la Belleza en sí, la Justicia en sí). La Opinión (doxa), en cambio, se ocupa del mundo sensible, de las muchas cosas bellas y justas que cambian y que participan de las Ideas, un ámbito intermedio entre el ser y el no-ser. El filósofo es aquel capaz de ascender de la opinión al conocimiento, de las apariencias a la realidad.
Libro VI
La Naturaleza del Verdadero Filósofo
Se describe el carácter del filósofo. Su amor por la verdad lo inclina naturalmente hacia todas las demás virtudes: es moderado, valiente, de espíritu elevado, justo, con buena memoria y facilidad para aprender. No teme a la muerte, pues considera la vida humana como algo pequeño en comparación con la totalidad del tiempo y del ser.
Por qué los Filósofos son Corrompidos o Considerados Inútiles
Adimanto objeta que, en la práctica, los filósofos son vistos como excéntricos o inútiles para la política. Sócrates está de acuerdo y lo explica con la Alegoría del Navío: un Estado es como un barco cuyo dueño es fuerte pero corto de vista y oído (el pueblo). Los marineros (los políticos y sofistas) luchan entre sí por el timón, sin saber nada de navegación, y drogan al dueño para tomar el control. Al verdadero piloto, que estudia los astros y los vientos (el filósofo que contempla las Formas), lo consideran un inútil "observador de estrellas". Las mejores naturalezas son las más propensas a corromperse por una mala educación y la presión de la opinión pública.
El Estudio Supremo: La Idea del Bien
El conocimiento más importante para el filósofo-gobernante, y el objeto de estudio supremo, es la Idea del Bien. Es esta Idea la que otorga a la justicia y a las demás virtudes su utilidad y valor. Sin conocer el Bien, ningún otro conocimiento sirve de nada.
La Alegoría del Sol
Como no puede describir el Bien directamente, Sócrates usa una analogía. El Bien es en el mundo inteligible lo que el Sol es en el mundo visible. Así como el Sol no solo proporciona la luz que hace posible la vista, sino que también es la causa del crecimiento y la vida de los objetos visibles, la Idea del Bien no solo proporciona la verdad que hace posible el conocimiento (inteligencia), sino que también es la causa del ser y la esencia de las demás Ideas. El Bien está, por tanto, "más allá de la esencia en dignidad y poder".
Libro VII
La Alegoría de la Caverna
Esta es la alegoría más famosa de Platón y sintetiza su metafísica, epistemología y teoría de la educación. La condición humana es como la de unos prisioneros encadenados en el fondo de una caverna, forzados a mirar una pared donde se proyectan sombras de objetos transportados detrás de ellos. Toman estas sombras por la única realidad. La educación es el proceso de liberar a uno de estos prisioneros y forzarlo a girarse hacia el fuego y luego a ascender fuera de la caverna. El ascenso es doloroso; primero la luz lo ciega, pero gradualmente se acostumbra a ver los objetos reales (el mundo de las Ideas) y, finalmente, el Sol mismo (la Idea del Bien). Habiendo contemplado la verdad, el filósofo tiene la obligación moral de regresar a la caverna para gobernar e iluminar a los demás prisioneros, aunque estos se burlen de él o intenten matarlo.
El Currículum del Filósofo-Gobernante
El ascenso fuera de la caverna se logra a través de un riguroso programa educativo diseñado para apartar el alma del mundo sensible y dirigirla hacia el inteligible. Las disciplinas preparatorias son: 1. Aritmética: Para aprender a pensar en los números en sí, no en objetos contables. 2. Geometría Plana: Para conocer las formas eternas. 3. Estereometría (Geometría de Sólidos): Para estudiar la tercera dimensión. 4. Astronomía: No la observación de los astros, sino el estudio de sus movimientos matemáticos puros. 5. Armonía: El estudio de las relaciones numéricas de los sonidos.
La Dialéctica
Estas ciencias son solo el preludio de la disciplina suprema: la dialéctica. Es el único método que procede destruyendo las hipótesis de las ciencias inferiores para elevarse hasta el principio no hipotético, la Idea del Bien. Es la capacidad de dar y recibir razón de la esencia de cada cosa. Solo el dialéctico tiene una visión sinóptica de la realidad y está, por tanto, capacitado para gobernar.

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