Heráclito volumen II: Los contrarios, el fuego y el alma.

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Hoy seguimos con el apasionante e hipnótico presocrático del cambio: Heráclito de Efeso (VI a.c. – V a.c.). Este es el segundo artículo que dedico a su filosofía ya que su doctrina es como un poliedro de diversas caras que no se puede abarcar con un solo vistazo. 

Anteriormente vimos los apartados del cambio y del logos y ahora nos ocuparemos de la teoría de los contrarios, del fuego y del alma. Todo ello condimentado con algunos fragmentos que se conservan de su obra. Nada como acercarse a un autor de forma cercana y sencilla lejos de esnobismos a los que por desgracia tienden algunos escritos filosóficos. 
¡Sin más prolegómenos vamos al lío!

LA TEORÍA DE LOS CONTRARIOS


La unidad de los opuestos es un tema ya manoseado antes de la aparición de la filosofías en Grecia y es que por aquel entonces ya se coqueteaba con la idea de que los opuestos constituían el mundo. Heráclito sigue esta idea defendiendo que la fricción que genera dicha oposición desemboca en un acto dialéctico que les proporciona unidad y cambio (¡Toma!, ¡Toma!, ¡Qué la dialéctica existía antes de Hegel!). 

Entender la doctrina de los opuestos es clave para entender la filosofía de Heráclito y por ello no hemos de caer en el error de pensar que los opuestos son la misma cosa, es decir oscuridad y claridad no son lo mismo pero sí que son interdependientes, la noche no puede existir sin el día. La lucha entre los opuestos genera una harmonía cósmica reflejada en la naturaleza y por ende en los seres humanos. Como buen filósofo, Heráclito era un friki de conceptualizar y clasificar, por ello, nos da ejemplos claros de esta unión de los opuestos, agrupándolos de varias maneras:

1) Opuestos que se encuentran en una misma cosa.

Fragmento 33

“Camino arriba, camino abajo, uno y el mismo”
En este fragmento vemos como los contrarios arriba y abajo dan lugar a un camino con dos direcciones. De la misma manera que el día y la noche conforman un mismo cielo.

2) Opuestos procedentes de los diferentes puntos de vista al observar un mismo elemento.

Fragmento 35 

“Mar: agua la más pura y la más impura: para los peces potable y salvadora; para los hombres impotable y mortal”
El  mundo está plagado de opuestos que se engendran por diferentes perspectivas. El mismo lodazal es sucio para las personas y un paraíso para los cerdos. Como decía mi abuelo: Para gustos colores.

3) Otro grupo de contrarios son aquellos que se transforman mutuamente el uno en el otro y el otro en el uno, como muerte-vida o despierto-dormido o joven-viejo. Son contrarios mutables, convertibles. Son capaces de cambiar su estado. Los transformes de la naturaleza.

Fragmento 44

“Como a una misma cosa se da en nosotros vivo y muerto, despierto y dormido, joven y viejo. Pues lo uno, convertido, es lo otro, y lo otro convertido, es lo uno a su vez”

Heráclito con su teoría de los contrarios da salida a un problema filosófico de gran calibre discutido en la antigüedad y es el problema de la unida y la multiplicidad. De cómo lo uno se puede transformar en muchos. En este caso lo uno está se mantiene tensionado por los opuestos (múltiples).

EL FUEGO


El fuego es un elemento interesantísimo y controvertido a más no poder en la filosofía del de Efeso. El fuego representa el orden material del mundo que siempre ha sido, es y será. Dicho fuego no es creación ni divina ni humana, es increado y no tiene ni principio ni fin, es eterno. Esta claro que ni hartas de vino podemos conocer que es eso de la eternidad, ya que des de nuestra finita vida, la concepción del tiempo que tenemos es lineal, con su principio y su fin.

Fragmento 51
“Este orden del mundo, el mismo para todos, no lo hizo Dios ni hombre alguno, sino que fue siempre, es y será; fuego siempre vivo, prendido según medida y apagado según medidas.”

Para captar el fuego de Heráclito nos hemos de imaginarnos una moneda con 2 caras: Por un lado está el fuego, que es el constituyente material del Universo y por el otro lado está el  Logos, que es el constituyente racional, algo así como las reglas del juego del Universo. Materia y razón, fuego y logos, en una misma moneda que es el Cosmos. Pero ¿Cómo el fuego que es un solo elemento da paso a la variedad de elementos que encontramos en el mundo? Heráclito nos dirá que este fuego fluctúa, se enciende y se apaga y así da lugar a diferentes transformaciones que se materializan en otros elementos. Siempre con la medida de la razón (las normas del juego ya comentadas).

Este fuego se ha interpretado y se puede interpretar de dos maneras distintas (me encantan las peleas filosóficas): Como arjé, como constitutivo físico del que están hechas todas las cosas. Por ejemplo para Tales de Mileto el arjé es el agua. O de una manera más simbólica, también se puede entender el fuego como la representación del cambio constante de lo sensible, representación de un cambio que nunca cesa. Por ejemplo nuestro cuerpo des de que nace hasta que muere no para de cambiar. 

EL ALMA


La doctrina del alma está estrechamente ligada a la doctrina del fuego. El alma es del fuego, proviene del fuego y como este sufre sus transformaciones. Al venir del fuego el alma se apaga con el elemento líquido, por ello se debilita con los placeres alcohólicos, ya que la humedece. Una alma fuerte es para Heráclito una alma seca. Vamos que para Heráclito una persona que se quiera dedicar a la filosofía mejor que no se dedique a hincar el codo, pero digo yo también que a veces una copilla con moderación te libera la mente y te suelta la lengua.

El alma seca es el alma sabia. Por ello imagino que debió ser muy pero que muy duro para Heráclito sufrir una enfermedad llamada hidropesía que se caracteriza por grandes retenciones de líquido asociadas a otras enfermedades en el aparato digestivo, o en los riñones, o en otros órganos. Imagino que el filósofo lo interpretaría como símbolo de una alma menos sabia. 
Por otro lado se puede interpretar por sus escritos que el alma sobrevivía a la muerte del cuerpo.

Fragmento 74

“A los hombres, tras la muerte, les esperan cosas que ni esperan ni imaginan”

Esta alma que fluctúa como el fuego la hemos de mantener seca y sabia con la esperanza de un más allá inimaginable.

En conclusión, tras ver varias caras de la filosofía heraclitiana (logos, cambio, contrarios, fuego y alma) me da hasta pena acabar el escrito. Para mí es uno de esos autores que revisionas a lo largo de los años y cuya concepción va variando. Su filosofía del cambio me ha servido a nivel personal para sofocar alguna encrucijada filosófica en la que me he encontrado y por ello le guardo especial cariño. No descarto que tras unos meses y otra relectura estos dos artículos se conviertan en trilogía, o quien sabe quizás una saga, solo el tiempo lo dirá.










  

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