Aprovecho también para saludarlos a todos y decir que empiezo esta nueva experiencia llena de entusiasmo y no sin cierto pequeño —aunque breve— nerviosismo. Pero en general estoy muy contenta de poder transmitir a través de este sitio mis ideas a los otros (a su vez que recibir las ideas de los demás) y animar con ello —espero— al amor por las palabras, el mundo de las ideas, la ciencia y el pensamiento en general. Creo que nos tocó asistir a un momento en general muy difícil para la transmisión y la preservación del saber en el mundo —moldeado en buena parte por nuestras circunstancias sociales— y que, desde esa perspectiva, al menos para los que estamos genuinamente interesados en el saber por el saber, es decir, el saber per se, al margen de cualquier sentido instrumental, nos interesa también la creación de espacios en los que quede garantizada la función no instrumental del saber. Es debido a ello en parte a que decidí participar activamente en Microfilosofía y por lo que en mi fuero interno he decidido erigirme, a menos el tiempo que dure mi participación aquí, en una especie de activista del saber, activista de las ideas y del pensamiento. No sé, quizá la idea es ambiciosa y superflua, pero al menos creo que alentará la noción más cotidiana y simple con arreglo a la cual existe una razón por la que hacemos las cosas: el deseo, o más específicamente, la guía de algún páthos espiritual o filosófico que nos impele a actuar.
Mi primer post en Microfilosofía
Aprovecho también para saludarlos a todos y decir que empiezo esta nueva experiencia llena de entusiasmo y no sin cierto pequeño —aunque breve— nerviosismo. Pero en general estoy muy contenta de poder transmitir a través de este sitio mis ideas a los otros (a su vez que recibir las ideas de los demás) y animar con ello —espero— al amor por las palabras, el mundo de las ideas, la ciencia y el pensamiento en general. Creo que nos tocó asistir a un momento en general muy difícil para la transmisión y la preservación del saber en el mundo —moldeado en buena parte por nuestras circunstancias sociales— y que, desde esa perspectiva, al menos para los que estamos genuinamente interesados en el saber por el saber, es decir, el saber per se, al margen de cualquier sentido instrumental, nos interesa también la creación de espacios en los que quede garantizada la función no instrumental del saber. Es debido a ello en parte a que decidí participar activamente en Microfilosofía y por lo que en mi fuero interno he decidido erigirme, a menos el tiempo que dure mi participación aquí, en una especie de activista del saber, activista de las ideas y del pensamiento. No sé, quizá la idea es ambiciosa y superflua, pero al menos creo que alentará la noción más cotidiana y simple con arreglo a la cual existe una razón por la que hacemos las cosas: el deseo, o más específicamente, la guía de algún páthos espiritual o filosófico que nos impele a actuar.
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