Foucault y el cristianismo: notas sobre un problema mayor

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Hace unos años intenté abordar desde una perspectiva contemporánea el fenómeno que supuso el cristianismo para el mundo occidental, intentar vincularlo con el pensamiento del filósofo Michel Foucault fue mi tarea siguiendo apenas unas pocas líneas teóricas dejadas por el filósofo francés. Sin embargo el esfuerzo no ha sido del todo satisfactorio. En primer lugar porque Foucault no realiza más que un estudio ¨periférico¨, secundario del cristianismo. Bueno, en realidad, no es tan así, el problema de la confesión, por ejemplo, está presente en sus trabajos de biopolítica desde mediados de los 70´, así: ¨La más desarmada ternura, así como el más sangriento de los poderes, necesitan la confesión¨. También en sus cursos del Collège de France es posible encontrar lecturas incipientes sobre la confesión cristiana dentro una problemática más amplía que incluso se vincula con Platón: el problema de quién está en condiciones de erigirse en pastor de los hombres. Sin embargo: ¨Las confesiones de la carne¨, el tomo cuarto de la historia de la sexualidad no fue publicado por voluntad testamentaria del filósofo. En relación con lo expuesto, no he accedido a muchas de las obras del autor que aquí nos convoca y sin embargo me eran necesarias para lo que mis estudios requerían. Pero…


Ahora bien, podríamos comenzar preguntando: cuál es uno de los rasgos que definirían al cristianismo según lo estudiado: ¨Uno de los rasgos fundamentales del cristianismo es el haber vinculado al individuo con la obligación de buscar en sí mismo la verdad de lo que él es. Esta obligación de buscar la verdad de sí mismo, de descifrarla como una condición de salvación, y de manifestarla a otro, me parece, dice Foucault, que es un tipo de obligación diferente de aquella que vincula al individuo con el dogma, con un texto, con una enseñanza. Y me parece, dice, además, que uno de los grandes problemas históricos del cristianismo. El de haber sido precisamente: el de saber cuál es el tipo de vinculo que puede ser establecido entre una y otra de estas obligaciones, o sea con el sí mismo y con el texto¨. Pág. 30, Foucault, Michel, Mal Faire, dire vrai. Seis conferencias de 1981 en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Texto resumido y traducido por Tomás Abraham en Foucault y la Ética, cuarta edición; digitalizada por el Lic. Alfredo Sieldl, secretario del Colegio Argentino de Filosofía 1985-1992.


Para Foucault la novedad que introduce el cristianismo, no es tanto el desprecio por el cuerpo en pos de un alma inmortal, como tampoco el problema del pecado. De hecho ya hay antecedentes presentes en la tradición pitagórica que luego será retomada por Platón. La novedad no es sino la obligación del sujeto de descifrar en sí mismo la verdad de sí a través de la práctica de la confesión.


Qué entendemos por confesión: La confesión implica una relación de poder a través de un acto verbal en el cual el sujeto que habla debe coincidir con el sujeto del enunciado. Esta supone una relación de poder que se ejerce o la refuerza. Sin embargo está practica no estaba presente en el cristianismo de los primeros tiempos. Es posterior al cristianismo primitivo. Es decir que este acto de veridicción de sí al comienzo no estuvo vinculado a una práctica verbal. ¿Entonces cómo se relaciona esta verdad de sí con la penitencia antes de que surgiera el ritual de la confesión como práctica de veridicción? Foucault menciona como práctica de veridicción de los cristianos del siglo I y II, antes de surgir el ritual de la confesión, a la exomologesis. Exomologesis significa reconocimiento. ¿Pero de qué tipo de reconocimiento estamos hablando? La exomologesis era un rito de reconciliación con Dios; en la cual el sujeto se reconoce como pecador delante de Dios y ante el resto de la comunidad hasta el momento de la reconciliación a través del pastor y el rito de la imposición de las manos. Citemos a Foucault: ¨¿En qué consistía?, Tertuliano en el capítulo 3, parágrafo 5 de la De Pudicitia criticaba la práctica de la penitencia, en la que uno se escondía bajo el silicio, se cubría de cenizas, se prosternaba públicamente, se humillaba, besaba los pies de los otros, imploraba asistencia y ayuda a todo el mundo¨ op. cit. pág. 32.


La exomologesis es una práctica de veridicción que pone en escena, una teatralización en la que el sujeto manifiesta su conciencia pecadora y reconoce haber pecado pero de ningún modo toma forma de una enunciación verbal del pecado. Es una verdad teatralizada que enuncia la condición de pecador pero no se explicita cuáles fueron esos pecados. Foucault considera que la práctica de la exomologesis es el martirio. Quienes practican la exomologesis son aquellos que no estuvieron en condiciones de hacer frente a los perseguidores de los cristianos; es decir de quienes eligieron salvar su vida y rechazaron el martirio. La exomologesis sería una sustitución de aquel martirio. Foucault habla de los rituales en los cuales el sujeto se coloca debajo de una bolsa de cenizas, lo que simboliza la muerte en esta vida en pos de la otra. De esta manera se hace evidente ante la comunidad que se está en condiciones de enfrentar el mundo de la muerte. Veridicción de sí a través de esta teatralización que manifiesta el sacrificio de sí.


Escribe Foucault: ¨La confesión en el ritual de penitencia del primer siglo cristiano es una especie de manifestación simbólica de sí que tiene como característica primera el no tener objeto ni finalidad, y además, el no tener por objetivo el de descubrir en el fondo de sí mismo una verdad oculta; como característica segunda, la de no utilizar como instrumento principal de la penitencia a una expresión verbal¨ op cit. pág. 34. Podemos decir que con la introducción de la práctica de la confesión cristiana opera un quiebre en el mundo antiguo. Pueden apreciarse ciertas prácticas en la antigüedad del tipo examen de conciencia, de cierta economía de los placeres o del hablar franco de la Grecia clásica, por citar algunos ejemplos, pero ninguno de estos procedimientos conduce a la subordinación y menos aún, como si ocurre en el cristianismo, a la salvación del alma.


Ahora bien, podríamos encuadrar el problema de la confesión en el marco de lo que Foucault llama poder pastoral para dar dimensión de los estudios realizados por el filósofo francés. Foucault sostiene que el vinculo que establece la confesión entre un sujeto que debe decir la verdad de sí mismo implica un acto de purificación. Pongamos el ejemplo de una persona que participa del ritual de la eucaristía, antes de acceder a ella debe pasar por el confesionario y decir la verdad de sí mismo a un sacerdote que lo absuelve de todos los pecados y ahora sí, una vez limpio, poder acceder al ritual de la eucaristía. Podemos preguntar entonces: cuándo surge el ritual de la confesión. Foucault rastrea todos sus antecedentes pero no voy a detallar aquí el itinerario marcado por el filósofo; me limitaré por el contrario a su institucionalización formal. Y ella ocurre en el año 1215 d.C en el concilio de Letrán, en el cual se deja constancia de la obligación para todos los cristianos de confesarse por lo menos una vez por año en todas las pascuas. Es una obligación que va más allá de sí hemos pecado o no, la confesión pasa a ser algo así como una obligación que incumbe a todos los cristianos por el hecho de ser parte de la iglesia. Se aplica desde este momento una especie de racionalización, operan dispositivos que tienden a la organización territorial e institucionalización. No es lícito confesarse en cualquier lado y con cualquier representante espiritual. Uno debe hacerlo en la parroquia que le corresponda dependiendo del sitio donde se viva y con su respectivo guía espiritual. Además es también un dispositivo punitivo, según Foucault, para los curas, en tanto están obligados a hacer confesar a sus fieles, como también aquellos que se niegan a ello.  De esta manera, para Foucault, la iglesia incorpora un modelo jurídico y judicial entre la relación de Dios con el hombre. La confesión comporta como una bisagra en la que se articulan dos obligaciones por parte del sujeto: La primera es la de obediencia a la ley, al dogma y la segunda la de decir la verdad de sí. Este tipo de examen posteriormente habrá de ser reproducido por el saber psiquiátrico y psicológico; la dimensión que despliega el acto de la confesión se reproduce en nuestros días de manera secular simultánea a la práctica religiosa. A mi ver aquí radica lo brillante de los análisis de Foucault en uno de sus tantos aspectos.


La práctica de la confesión se hace extensiva a otros ámbitos, seculares. Por un lado será una extensión institucional: de medicina, de justicia, psiquiatría y relaciones interpersonales. Mientras que del lado de lo intra-institucional: la penitencia anual desde el Concilio de Letrán.


Ahora veamos si es posible articular el poder pastoral con la confesión. El poder pastoral debe ser entendido como una relación, relación de poder entre el pastor y su rebaño. El pastor tiene la tarea de hacerse cargo del cuidado de su rebaño, es un poder que se hace extensivo a la totalidad del rebaño pero simultáneamente, es individualizante: ¨La iglesia cristiana coaguló todos estos temas del poder pastoral en mecanismos precisos e instituciones definidas. Organizó realmente un poder pastoral a la vez específico y autónomo. Implanto los dispositivos dentro del Imperio Romano y organizó, en el corazón de este, un tipo de poder que no había conocido, creo, en la historia de las otras civilizaciones. (…) Esta forma de poder, tan característica de occidente, tan única, creo, en toda la historia de las civilizaciones, nació o al menos tomó como modelo el pastorado, la política considerada como una cuestión pastoral¨ Foucault, Michel, Seguridad, territorio y población, pp. 133-134 Bs As, FCE 2006 en Castro, Edgardo, Diccionario Foucault, Temas, conceptos y autores, Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2011. Pág. 311.   Para Foucault el poder pastoral es un régimen de las almas y la salvación de ésta la misión del pastor. Cada oveja del rebaño debe dar muestra de obediencia, por un lado a la ley y por el otro al pastor. Lo interesante de todo esto que venimos exponiendo es que el trabajo de Foucault se hace extensivo hasta nuestros días: ¨El pastorado constituye el preludio de la gubernamentalidad por la manera de hacer jugar el principio de salvación, de la ley y de la verdad y por los procedimientos analíticos de constitución de la subjetividad que pone en funcionamiento¨ (las cursivas son mías, salvo que se indique lo contrario) op.cit. pág. 312.


Por constitución de la subjetividad debe entenderse al modo por el cual el sujeto deviene objeto de una relación de conocimiento, podemos incluir aquí al rito de la confesión, y por otro factor de poder, sujeto sometido a un poder pastoral. Habría una articulación entre ambos, en la cual el sujeto deviene por ej.: un sujeto cristiano. Se crean taxonomías: sujeto cuerdo, sano, que trabaja y produce, casado, etc. Como se puede apreciar, los estudios de Foucault, sobre el mundo antiguo cobran tal dimensión que se hacen extensivos hasta el día de hoy y pueden ayudar para entender por qué somos cómo somos como una de sus claves de lectura. Creo que esta es la gran interrogante que atraviesa la obra del pensador francés.


Por todo lo dicho, los análisis sobre el cristianismo en la obra de Foucault son escasos o no han sido publicados aún. Hay un cuarto tomo de la historia de la sexualidad titulado: Las confesiones de la carne pero el autor no llegó a corregirlo y por voluntad testamentaria permanece inédito. Como puede observarse, mi trabajo apenas se ha limado ha rastrear: qué podía decirme Foucault sobre el cristianismo… Por lo tanto mi trabajo debe ser considerado como una mirada parcial, aproximativa a lo que el autor podría decir sobre el cristianismo. Apenas son notas de lectura, que decidí por el carácter expositivo de mis notas, hacer públicas. 

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