El dolor de lo negativo

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“La Escuela de Frankfurt y la ilustración de  la Razón”

Lo fundamental en la Dialéctica, eso desde Heráclito y Platón, es la negatividad, la capacidad de lo real y la psique de desenvolverse mutuamente en su conexión a partir de la contradicción. La creencia moderna de que en la ciencia se trata de aniquilar y mutilar la subjetividad para alcanzar el mayor grado de objetividad es ideología, producto de la sociedad que pretende hacer de la propia subjetividad un engranaje pasivo de su propia reproducción; pensar es así auto-conservación y adaptación. Para el pensamiento crítico, el concepto, pensar, es por el contrario, un rescate del sujeto; de dotar a la subjetividad de un elemento capaz de irse contra la sociedad al irse contra sí misma en el interior de su pensamiento.  Lo negativo es  la experiencia espiritual de la desalienación. 



“…La sustancia viva es, además, el ser que es en verdad sujeto o , lo que tanto vale, que es en verdad real, pero solo en cuanto es el movimiento de ponerse a sí misma o la mediación en su devenir otro consigo misma. Es, en cuanto sujeto, la pura y simple negatividad, y es, cabalmente por ello, el desdoblamiento de lo simple o la duplicación que contrapone, que es de nuevo la negación de esta indiferente diversidad y de su contraposición: lo verdadero es solamente esta igualdad que se restaura o la reflexión en el ser otro en sí mismo, y no una unidad originaria en cuanto tal o una unidad inmediata en cuanto tal…”
Georg Wilhelm  Friedrich Hegel





Vale la pena seguir dedicándose a la filosofía, solo porque  no se puede seguir viviendo en un mundo plagado por hechos inhumanos y por las más aberrantes e injustas situaciones y vivencias que experimentas el mayor número de personas en nuestro presente. La verdad de la filosofía radica en su capacidad de penetrar en aquello que tiene de falso la realidad en su propia constitución. Pensar filosóficamente la tarea de la filosofía, no es meramente el ejercicio de revisión de la historia de las ideas y sistemas filosóficos, el trabajo de considerar los principios esenciales que conforman un argumento lógicamente construido o el estudio y contemplación de la belleza  y la estructura  básica general fundamental del «ser», por el contrario, la filosofía como Bio-teoreticos, se funda en la crítica de la sociedad de su «tiempo», en permitir penetrar aquello mismo que estamos siendo en el momento histórico de nuestro propio existir en-el-mundo-con-otros[i]; si  es que realmente  pretende configurarse como filosofía y no como mero conformismo con lo existente.
Los pensadores de la escuela de Frankfurt (Herbert Marcuse, Theodor W. Adorno, Max Horkheimer, Ernst Bloc, Sinfriend Kracauer, etc) se propusieron desde el principio revelar  el dolor y sufrimiento insalvables que la claridad del mundo no deja ver. Hablar de los Frankfortianos como una sociología Negativa, nos remite  considerar que la realidad del sufrimiento de  los hombres es mucho más que su concepto; nos remite a un pensamiento que trata de liberarse de la enfermedad de la Razón y Redimir el pensamiento para  alcanzar una verdadera actividad intelectual; una confianza en el lenguaje más allá del concepto y su búsqueda del mutilación.  Es así, que  la importancia de lo negativo en este grupo de pensadores, radica en mostrar que la ilustración se auto destruye porque desde su origen se consolido como dominio de la naturaleza. Aquel sujeto  y su lógica impecable de dominio, queda subsumido en el proceso de dominio mismo, reducido a mero dato sustrato de ese dominio. El sometimiento de la naturaleza al dominio producto del  despliegue del  Espíritu  humano, se revela  como sometimiento de la naturaleza interna,  como retorno a la antigua servidumbre hacia la naturaleza[ii]. Ahora bien, la sociología (Filosofía) es el esfuerzo práctico para llegar a una humanidad libre, por lo que no se trata de despreciar por completo a la Razón, sino mostrarle su propio fracaso. La idea de la negatividad adquiere sentido concreto  de dar respuesta a esa deuda histórica de reconcilia ese esfuerzo de libertad.
Las cosas no son como lo que parecen, pero aparecen como lo que son; el no-ser se incrusta en el seno mismo del Ser, como el gusano en la manzana, sino como la estructura total que da movimiento al sistema social. Esta es la visión Negativa de la sociedad, que va  hacia lo Esencial,  ni infiriéndolo de una manera inmediata del objeto, sino consagrándose críticamente a él en imágenes dialécticas, por constelaciones conceptuales que no reducen lo real a la hipostasis del concepto.  Esta idea de negatividad, como búsqueda de lo esencial[iii] en la realidad, va mostrar claramente la herencia  Hegeliana de  estos pensadores ; Marcuse[iv], por ejemplo, dedicó su texto más filosófico a demostrar la importancia de Hegel para las ciencias sociales, calificándola de filosofía Negativa, mostrando con ello la diferenciación contundente entre esta forma de ver  y encarar la búsqueda de la verdad, con la forma positivista que se cierra  en  inmediatez de lo dado y lo toma como verdadero (aún más denotada el hegelianismo en la obra de Theodor W. Adorno).  Así,  el carácter Negativo  para los frankfortianos, es al igual que en Hegel:

«[…]la convicción de que los hechos dados que aparecen al sentido común como índice positivo de verdad son en realidad la negación de la verdad, de modo que ésta sólo puede establecerse por medio de su destrucción. La fuerza que impulsa el método dialéctico radica en esta convicción crítica. La dialéctica que encierra está relacionada con la concepción de que todas las formas de ser están penetradas por una negatividad esencial, y que esta negatividad determina su contenido y su movimiento […]»[v]

La creencia común  de que la teoría crítica, remplaza lo concreto por lo meramente abstracto, se desmorona, como un castillo de naipes, cuando se atiende a considerar la noción de negatividad como  manera de llegar a lo esencial. Ahora bien,  la tradicional  crítica a la idea de esencia es tan validad como el llamado de  atender a la “cosa misma”. Cuando se usa el concepto de esencia para comprender el mundo,  como un movimiento hacia consecución de la idea divina, se convierte la historia en teodicea, se  hipostasia la realidad, y este fue el gran error de Hegel.  Tampoco  puede ser una intuición de esencias a partir de los fenómenos dados. La fenomenología hurseliana (también la hermenéutica haideggerana) nos remite a un acto único de la conciencia, su intencionalidad, “el yo que fluye”,  que de pronto, se lanza sobre el objeto, lo aprehende, lo fija , lo determina por una sola visión y capta a si su esencia: “la cosa misma”.  La concepción de esencia que quiere mostrar la teoría crítica con su concepción de lo negativo para la sociología posee una dialéctica interna que dinamiza el pensamiento en crítica y autocrítica; es una meta crítica del conocimiento social.  Lo esencial tiene validez en la medida que se concretice; la realidad efectiva es para una mirada sociológica crítica, la realidad efectiva entre  la dialéctica de esencia y apariencia, lo cual le da solución a la discusión entre la sociología teórica o abstracta y la empírica investigativa, sin unilateralizar la mirada sociológica, sino antes bien, dinamizándola con argumentos dialecticos. El momento empirista de la sociología, es el llamado a lo esencial a  aparecer en  los fenómenos concretos y su interpretación.
         Pero lo Esencial también,  como movimiento negativo, tiene un momento ético. Cómo elige el objeto de estudio  una sociología crítica? Lo hace determinado por lo Esencial; y lo  Esencial en la sociología es que la barbarie – Auschwitz- no se repita, es decir,  el interés de la  Escuela de Frankfurt por  cuestiones esenciales,   tiene el objetivo práctico por  la supervivencia y  la libertad de la especie humana.  Los frankfurtianos al igual que en la tradición griega de la filosofía han pensado que la tarea fundamental de  la Razón es aclarar que debe ser lo político y lo social, pues, lo político y social son el marco dentro del cual se desarrolla todas las aptitudes y disposiciones de los seres humanos[vi].  Lo negativo implica  para la  sociología  un carácter crítico; implica buscar una comprensión sobre el mejor modo  de vida en común, el bien mayor para una sociedad, sobre la justicia o el mejor régimen de gobierno; para poder dar claridad – conceptual- sobre las posibilidades fundamentales de la vida humana en sociedad.
Lo anterior, sólo puede concebido si se tiene como trasfondo las posibilidades sociales y capacidades individuales reprimidas y atrofiadas por la sociedad existente; es decir, a partir de una concepción negativa de  la vida. Con palabras de Horkheimer “podemos señalar el mal, pero no el bien absoluto” (citado por Escobar, (2004/2014:16). Por ello, la idea de lo  negativo deja  la apariencia y hace de lo disonante  en  el pensamiento de esta escuela, el dolor elevado a concepto[vii]. La dialéctica negativa, la sociología dialéctica muestra como la realidad es un verdadero simulacro de la verdad o, para ser más exactos, es lo verdadero de la falso (como en el Sofista de Platón), la verdad de la existencia del no-Ser del mundo material.







[i] La filosofía ya desde sus primeros pasos en occidente, manifiesta que la Antropología filosófica es una de sus pilares fundamentales. Véase en el pensamiento crítico de Heráclito De Stob., Floril., IV, 40, 23:   «Ήθος  ἀνθροπῳ  δαίμον».  Trad.: «[Dijo Heráclito que] para el hombre, el ethos (hábito o índole) es su daimon (genio divino» ; los orígenes de todo pensamiento hay que buscarlos en el contexto humano más interno que los creo. Para una consideración más profunda sobre el carácter antropológico de Heráclito de Éfesos véase las obras de: Jaeger, Werner. Paidéia: a formação do homem grego. São Paulo: Martins Fontes, 1995; y Hülsz, Piconne, Enrrique. Logos: Heráclito y los Orígenes de la Filosofía. Ed.  Facultad de Filosofía y Letras Dirección General de Asuntos del Personal Académico. Universidad Nacional Autónoma de México. 2011.
[ii] Sanchéz, J. Introducción Dialéctica del Iluminismo. En H. Adorno, Dialectica del Iluminismo. Trotta. 1994 p 34.
[iii] Véase las clase número 2 y 3 del curso de sociología de 1968 de Theodor W. Adorno en donde enuncia: “[…] Esencial son las leyes objetivas del movimiento social, que deciden sobre el destino de la humanidad, que son al mismo tiempo […] su fatalidad, y que, por otro lado, contienen las potencialidades de que esto cambie […]” En: Adorno, Th. W. Introducción a la Sociología.trad. Eduardo Ribera López. Barcelona: Gedinsa Editora. 1996 p 38.
[iv] Marcuse, H. Razón y Revolución: Hegel y el surgimiento de la Teoría social. Trad. J. sucre, Trad. Barcelona: Altaya. 1994 p. 32
[v]
[vi] Escobar, M. J. Mediación y Conocimiento: Sobre algunos motivos de Dialéctica Negativa de Adorno. Estudios de Filosofia U. De A. 2004.
[vii] Recordemos que en la Ciencia de la Lógica Hegel consideraba al concepto como la esencia, punto donde se encontraba la verdad y el pensamiento.

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