A propósito de Nietzsche y Schopenhauer: Algunas notas

Compártelo:
Apuntes sobre una breve contrahistoria de la filosofía

Con frecuencia se analiza a Schopenhauer y Nietzsche bajo una misma óptica, como si ambos representarán una fuerza común dentro de la singladura histórica que compone la sinfonía del pensamiento, y cuyos resortes más clarividentes habrían derrumbado los cimientos de nuestra cultura. A ambos atribuimos el mérito de haber pensado aquello allende a la superficie -el dolor- y de haberlo expresado en términos filosóficamente inteligibles. Decimos de los dos que sus ideas sirvieron para romper con la Ilustración, abriendo un nuevo horizonte que aún está por explorar. Pero ¿es esto realmente así? ¿Es legítimo decir que ambos forman parte de una misma inquietud filosófica?

Desde un punto de vista biográfico, la opulencia que caracterizó la infancia de Schopenhauer nada tiene que ver con la educación humilde, propia de una clase social baja, que pudieron dar los padres de Nietzsche a su hijo. No en vano, el padre de Nietzsche se ganaba la vida como predicador luterano. Por otra parte, la motivación principal de Schopenhauer siempre fue el éxito; concretamente, aspiraba a ser el profesor de filosofía más admirado de toda Alemania. Para su desgracia, ese puesto lo ocupaba Hegel, a quien Schopenhuer envidiaba con toda su alma. Frente a esto, Nietzsche no perseguía mayor aprobación que la de sí mismo; de hecho, no dedicó a la docencia más de 10 años de su vida, y, aun siendo el catedrático más joven de toda Europa, ello nunca supuso un mérito reseñable a ojos del resto. Otro dato de interés es que el máximo referente de Schopenhauer era Goethe, de quien sentía cierta dependencia paternal para valorarse a sí mismo como intelectual. El modelo de Nietzsche, sin embargo, fue Wagner, con quien rompería más tarde por discrepancias más que conocidas por todos nosotros. 

Desde un punto de vista intelectual, Schopenhauer no llega a crear un nuevo concepto de razón, pues en el fondo sigue siendo un kantiano alevoso. Su mayor esfuerzo se orienta a criticar la moral del deber, y para ello esboza una visión compasiva del ser humano que recuerda mucho al más rancio cristianismo. Todo lo contrario que Nietzsche, excelente psicólogo de la metafísica, gran conocedor de los griegos y posiblemente uno de los mejores escritores de la historia en lengua alemana. En fin, creo que, de no ser por Nietzsche, posiblemente la figura de Schopenhauer hubiese quedado relegada a un segundo plano, del mismo modo que lo hubiese sido Sartre sin Heidegger o Tomás de Aquino sin Aristóteles. Y es que siempre habrá grandes nombres que, en verdad, son sombras y cenizas de nombres de gigantes.



Compártelo:

Publica un comentario: