Objetividad, conocimiento y valores en la ciencia

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Hola mi nombre es Arantxa Serantes. Soy Licenciada en Humanidades y actualmente investigadora en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela.
Quiero mostrar un extracto de mi reciente libro titulado "Objetividad, conocimiento y valores en la Ciencia" este nació como fruto de unas investigaciones, durante una estancia en Oxford, hace algunos años. La Fundación Caja Madrid me había otorgado una beca y en transcurso de ese período de tiempo fui descubriendo el interés que tenía para mí la figura de Ilkka Niiniluoto, un autor conocido en España, tan sólo por especialistas en la materia, y escasamente divulgado en nuestro país.

 Libro editado en Meubook, y puesto a la venta a través de su portal web.


El objetivo del presente trabajo consiste en realizar un análisis del planteamiento filosófico de Ilkka Niiniluoto referido a la objetividad, conocimiento y valores. Atendiendo a estos puntos de vista : el axiológico, el epistemológico y el ontológico. Desde ahí se indagan aspectos de la idea de “progreso” en la Ciencia, así como los procesos y resultados que genera el realismo científico-crítico defendido por el autor en cuestión.

También se proporciona una visión más amplia sobre el desarrollo metodológico que permite la predicción de hechos nuevos o el acceso al conocimiento científico y que, a su vez, tiene una posterior incidencia tanto en la Ciencia Básica como en la Ciencia Aplicada, y en todas las manifestaciones culturales y  sociales humanas en sus diferentes contextos: justificación, transmisión de conocimientos...
Es importante destacar la especial relevancia que deben tener los valores dentro de la actividad científica, tanto a nivel interno como externo, teniendo en cuenta los diversos modos de relación, interpretación y transformación existentes en la realidad. La Ciencia se distingue de otros dominios de la cultura humana por su naturaleza progresiva debido a sus criterios normativos para su mejora que se identifican como avances en la Ciencia. La visión tradicional acumulativa del conocimiento científico fue cuestionada con eficacia entre los años 60 y 70 y así la noción de progreso se llevó a debate desde un punto de vista axiológico sobre los objetivos y el objeto de la Ciencia. La tarea de mi análisis es el de considerar posibles respuestas alternativas a las preguntas metodológicas y conceptuales tales como reconocer acontecimientos progresivos en la Ciencia, las diferentes propuestas existentes y sus límites.

Otra de mis pretensiones es interrelacionar el progreso con el realismo científico, pues la sistematización teórica de Niiniluoto está considerada como una tentativa de describir la realidad más allá de las cosas observables así como sus regularidades declarativas del valor de verdad- lo que supone un incremento de la verosimilitud-.

Como apunta el prof. Murillo en el prólogo, los problemas planteados en el libro son:
“¿Cómo se relaciona la ciencia con el mundo de los valores? ¿Qué papel juegan la ciencia y la tecnología en la sociedad? ¿Tiene sentido preguntarse por la verdad de la ciencia? ¿Qué verdad nos proporciona la ciencia? ¿Tiene la ciencia alguna repercusión sobre la determinación del bien humano y del alcance de la acción humana? En compañía del filósofo finlandés Ilkka Niiniluoto, nacido en Helsinki en 1946, la autora de este libro apunta a esos temas básicos de la filosofía actual de la ciencia: el axiológico, el epistemológico y el ontológico.”

Os dejo una muestra de mi respuesta y un breve fragmento de mi trabajo para que lo leáis y valoréis por vosotros mismos.

1.1 Caracterización teleológica de Ciencia
El conocimiento científico no invalida el conocimiento ordinario del mundo, únicamente lo mejora y lo completa. La Ciencia como tal es una investigación siempre en proceso de avance o autocorrección. A partír de los hechos es como la comunidad científica descubre un problema, es decír, un elemento que no puede ser explicado o predicho desde las teorías aceptadas. Para resolverlos, se elaboran hipótesis las cuales pueden llegar a considerarse como leyes e integrarse en teorías.1Sin embargo, el concepto tradicional de “Ciencia” era el de un conjunto sistemático de teorías acerca de los objetos, pudiendo ser estos entidades ideales (entendidas en las Ciencias formales como hechos) o fenómenos (en Ciencias empíricas). Estas definiciones permiten trazar las líneas básicas de la constante evolución que sufre la Ciencia: “ una institución que se desarrolla y cambia con el tiempo”

El concepto clásico griego o medieval descansa sobre el conocimiento descriptivo con un soporte metafísico, que empleando un método deductivo mediante el cual desarrollar la trama demostrativa. La demostración desde un punto de vista lógico y epistemológico contempla unas dimensiones semántica y pragmática, debido a las proposiciones y relaciones que se dan entre ellas y su disposición cognoscitiva. El orden deductivo lo constituyen los enunciados y significados que corresponden a la estructura del dominio estudiado desde un orden objetivo que mejora o aumenta nuestro conocimiento. .
Frente al concepto clásico, la alternativa moderna reemplaza al esencialismo por otras fundamentaciones del saber científico como el “programa inductivista”.

La Ciencia moderna adopta el método hipotético-deductivo ( que procede de la premisa general a la particular). La forma más perfecta la encontramos en el método axiomático utilizado en la Lógica y en las Matemáticas, pero existe otra tendencia: el método inductivo (legitimado por autores como F. Bacon o W. Whewell). La inducción moderna suele considerarse como una parte del método científico. Su uso puede tener lugar en la vida cotidiana o experiencia en estados precientíficos, de ahí su relación con la probabilidad o la certeza. Así lo explica el prof. Niiniluoto: “muchos empiristas y racionalistas desde el S. XVII reivindicaban que la Ciencia crece continuamente por acumulación infalible de verdades

El enfoque contemporáneo de Ciencia promueve nuevos planteamientos con la llegada del verificacionismo (Círculo de Viena) y el falsacionismo (K. Popper) así también propone una visión de Ciencia como una realidad dinámica, pues la Ciencia no es un proceso de acumulación de conocimientos. Este punto de vista tradicional sobre el proceso acumulativo de conocimiento en la Ciencia llevó a la comunidad científica a interesarse por la noción de “progreso”. Los debates sobre el concepto normativo de progreso afectan a cuestiones de corte axiológico sobre los objetos y objetivos de la Ciencia.

El Progreso es un concepto normativo que debería ser distinguido – a juicio de Niiniluoto- por términos neutros descriptivos, como “cambio” o “desarrollo”. En la Ciencia se concibe como demanda normativa que todas las contribuciones para investigar cedan un beneficio cognoscitivo y que su éxito pueda ser evaluado. La teoría del progreso científico debería dar una especificación de los valores u objetivos que pueden ser usados como criterios constitutivos para nuestra Ciencia.5No hay que olvidar que es la Axiología de la investigación la que trata de llegar al esclarecimiento de la Ciencia como quehacer orientado a fines. Introducen unos valores cognitivos que permiten que el investigador asuma unos valores epistémicos a la hora de ampliar o aplicar el conocimiento científico ya que la Ciencia no está libre de valores y el ser humano no puede negar su universalidad ni renunciar a la ética, la cual permite la actuación y la consecución del fin o fines buscados a través de la autocrítica y la revisión teórica. En este sentido, caben dos orientaciones: la Ética endógena y exógena.

Atendiendo a ambas y teniendo en cuenta que el progreso es un concepto orientado por el resultado acerca del éxito de un producto en relación a un objetivo nos encontramos con una Ciencia cuya empresa cognoscitiva es la búsqueda de conocimiento. Niiniluoto apunta que dicho cometido no debe ser utópico (pues racionalmente no puede ser alcanzado) ya que no se vislumbra progreso alguno en una tentativa por alcanzarlo. Sin embargo no todos los objetivos inaccesibles son utópicos. Un objetivo inalcanzable, puede funcionar como un principio regulativo, en sentido kantiano, si esto dirige nuestro comportamiento para que nosotros seamos capaces de avanzar hacia ello.

“El argumento escéptico clásico es aquel que considera la verdad como una tarea utópica. Peirce, el fundador del pragmatismo americano, argumentó que el acceso a la verdad como el límite ideal de pregunta se destina a un determinado conjunto de investigadores. El punto de vista de Peirce sobre el progreso científico es que hay un número finito de problemas científicos y que estos serán solucionados en un tiempo finito. Sin embargo, a mi juicio, no creo que la verdad pueda ser generalmente accesible en sentido fuerte. La Filosofía parte de unos principios de los que luego obtiene consecuencias implícitas de ellos; Las ideologías son las que parten de valoraciones que luego se justifican mediante una teoría apropiada, donde la voluntad precede a la razón, que queda convertida en medio.

Si la Ciencia es vista como una actividad que busca conocimiento, es natural definir el progreso en términos o condiciones sobre la base del mismo, pues el objetivo cognoscitivo – según Niiniluoto- debe reconocer algo que todavía es desconocido y nuestro progreso verdadero depende de nuestra distancia con respecto a ese destino. Pero como ese objetivo es desconocido para nosotros, nuestras percepciones deben estar fundadas en el pasado conocido”.

Los estudios metodológicos son uno de los mejores caminos para avanzar en los objetivos científicos. La verdad y la verosimilitud juegan un papel fundamental en la explicación racional del éxito en la Ciencia y en el análisis de la racionalidad. El cometido básico para un realista es la información verdadera acerca de la realidad. El realista aprecia el éxito empírico como el empirista, pero, para el realista, la verdad de una teoría es una precondición para la adecuación a una explicación científica. El objetivo cognitivo de la Ciencia incluye a la verdad en el sentido realista de correspondencia con la realidad.
El naturalismo histórico y sociológico sugiere que las cuestiones de origen axiológico sobre la Ciencia deberían ser resueltas estudiando las creencias y opiniones de los científicos, pues muchos debates en Filosofía de la Ciencia afectan a las reglas constitutivas de la propia Ciencia. Más concretamente, a sus objetivos y a sus métodos. Ese tipo de reglas definen lo que la Ciencia es. Debe existir, por tanto, un criterio de demarcación entre Ciencia y no-Ciencia.

Niiniluoto advierte que “investigar bajo un paradigma es un camino particularmente efectivo para inducir el cambio de paradigma”- este es aceptado plenamente y por ello están ligados por elementos comunes para llevar a cabo la resolución de metas y objetivos de su investigación. Los miembros de una comunidad científica participan de una determinada formación sobre la base de una tradición científica determinada. Eso permite una adecuación de juicios que, sin embargo, no excluirá discrepancias. A mi juicio, lo que facilita la Ciencia normal promulgada por Kuhn, es la unión de los hechos y las predicciones de la teoría interpretando la naturaleza de tal forma que el científico debe ser capaz de explicar los fenómenos utilizando la observación y la experimentación y comparando los hechos con las predicciones. No obstante, siempre surgen problemas extraordinarios que no concuerdan con estos presupuestos. Me remito a estas ideas porque es importante valorar si el criterio de demarcación entre Ciencia y no-Ciencia ha de ser concretado por la comunidad científica y aceptado por consenso, a medida que van avanzando los conocimientos sobre un objetivo determinado.

Al igual que Kuhn, concibo que una revolución científica supondrá una incompatibilidad de paradigmas: se asienta un paradigma y los demás quedan superados. Esta elección, según Kuhn, no se hará siguiendo unos criterios objetivos (racionales) cuando se comparan los paradigmas entre sí, pues el criterio para preferir uno u otro es la plena aceptación de un paradigma por la comunidad científica. Este punto de la teoría kuhniana ha provocado discrepancias porque se consideraba que dicha comparación se hacía en base a criterios puramente racionales. De ahí que Kuhn acabe recurriendo a factores psicológicos y sociológicos.. En este sentido Niiniluoto examina cómo las nociones de “paradigma” y “crisis” son aplicables al desarrollo de un mecanismo de investigación. Esto produce una serie de consecuencias desde un punto de vista filosófico por parte de aquellos autores, como es el caso de Laudan, que entienden la Ciencia como una actividad solucionadora de problemas.

Teniendo en cuenta que una de las controversias principales entre los filósofos de la Ciencia está en los puntos de vista instrumentalista y realista.
Para Niiniluoto “el instrumentalista trata de encontrar soluciones a problemas dados pero su aplicación depende del grado de verosimilitud que alcance una teoría. A esto se añade que hay una distinción crucial entre problemas cognitivos (que envuelven hipótesis que conllevan regularidades, hechos pasados (postdicción) o hechos futuros (predicción) o da razones sobre los hechos (explicación).Sólo una solución será potencialmente correcta si la teoría es verdadera. Esta observación es totalmente compatible con la posición realista – el entender que la Ciencia es una actividad solucionadora de problemas- pues si los científicos tratan de dar respuesta a problemas cognitivos, para ambos la verdad es un objetivo de la Ciencia y un factor influyente en el valor instrumental de las teorías”.

El progreso científico no debe verse únicamente desde un prisma reduccionista que valorase únicamente los resultados empíricos pues el proceder tecnológico es distinto del científico. El criterio de validez que propone la racionalidad tecnológica se centra en una función práctica y en aquello que es útil. Su orientación se asienta en la resolución de problemas concretos y en una toma de decisiones que tiene como destinataria a la sociedad. De ahí, que los criterios de verdad o de verosimilitud no sean objeto de preocupación para la Tecnología pues en su lugar se prefiere la eficacia. Niiniluoto es muy claro en este sentido. Aunque la Tecnología trabaja para conseguir resultados, estos serán más satisfactorios en función del grado de verosimilitud teórica de los fenómenos que acote la investigación con respecto a su objeto de estudio.

Es por esto que “la Ciencia está conectada a un tipo de racionalidad diferente a la racionalidad tecnológica porque los objetivos, procesos y resultados con distintos. La racionalidad científica tiene sus objetivos puestos en la esfera cognitiva y son establecidos para incrementar nuestro conocimiento (Ciencia básica) o resolver problemas prácticos en un área concreta (Ciencia aplicada). Mientras que la racionalidad tecnológica se orienta hacia la transformación creativa de la realidad, sea natural o social, acorde con el diseño a lo que seguirá su transformación en el producto final”. Niiniluoto afirma que conceptos como racionalidad o progreso son muchas veces empleados como sinónimos aunque la racionalidad entendida como concepto metodológico es el camino que eligen los científicos para llegar a sus metas. La teoría de la elección racional elaborada por científicos del pasado estudiaba los objetivos, métodos, teorías alternativas... a través de programas de investigación relevantes o de pruebas disponibles avaladas por la comunidad científica. El diseño se convierte entonces en el nexo de la Ciencia con la sociedad que le da forma y contenido racional.

La investigación empírica se plantea en el seno del conocimiento existente, en cuyo contexto se establecen los problemas a investigar, se diseña la investigación y se concretan los objetivos. La incidencia de factores externos influye en el diseño de las investigaciones y la interpretación de los datos obtenidos. Los valores sociopolíticos y económicos pueden ser determinantes para la consecución del objetivo perseguido y las decisiones acerca de qué debe y qué no debe ser estudiado pueden estar conectados a fines prácticos de grupos sociales determinados. Niiniluoto apunta que “ninguna Ciencia ha sido absolutamente autónoma en la sociedad desde que tuvo la necesidad de un soporte financiero proveniente de fuentes `externas´”Es decir, es un concepto de corte axiológico y como tal debe distinguirse de los procesos cualitativos o habilidades específicas.

A su juicio, lo más lógico sería que los propios científicos establecieran los criterios necesarios para la investigación en determinados campos o que fueran libres para elegir los métodos a emplear, aceptando o rechazando hipótesis o publicando resultados sin interferencias de cara al exterior. Aunque sólo cuando se han planteado los problemas y se han especificado las variables, comienza verdaderamente la investigación.

Por otra parte, hay estudios comparativos que pueden versar sobre la transformación en el tiempo de determinados eventos y en tercer lugar está la investigación explicativa Popper entiende que estas son conjeturas acerca del mundo y que no son definitivamente sustentadas por los hechos, pues han de ser puestas a prueba por medio de la contrastación empírica. A mi juicio, aunque las teorías son falibles a través del método crítico se alcanza una mayor verosimilitud. Es por esto que las teorías científicas tienen un papel importante en el proceso de investigación porque contribuye al desarrollo de investigaciones ulteriores. Una teoría debe ofrecer una cuidada descripción que determina las causas que explican los fenómenos sociales. Un ejemplo claro se encuentra en las teorías científicas que están constituidas por leyes o principios que dan una explicación unitaria de los fenómenos.

Lo cierto es que Niiniluoto apunta que las predicciones empíricas más informativas son aquellas derivables de una teoría: no es necesario que muchas de esas predicciones sean estrictamente verdaderas, de hecho muchas de estas podrían ser falsas y no por eso estarían distanciadas de la verdad. Esta noción alude a que las teorías científicas no son consideradas aisladamente, la Ciencia tiene que ver con unidades que constituyen un marco teórico interconectado y permitir examinar las consecuencias. La proposición de estos modelos teóricos es la afirmación de que determinados sistemas de realidad han de ser justificados por los científicos. Es decir, a diferencia de la vida cotidiana, la Ciencia desarrolla nuevos modelos y los justifica críticamente, mientras que en la propia vida cotidiana no somos conscientes de los modelos adquiridos y ,por tanto, deben estar sujetos a examen crítico.

En este sentido, el conocimiento científico opera sobre unidades amplias que no se limitan a la mera evaluación teórica en función de su capacidad de predecir hechos nuevos o de la resolución de problemas en términos de logro de los fines planteados. Si se tienen en cuenta los procedimientos, resultados y objetivos que mantienen aquellos profesionales que trabajan en un mismo ámbito sea cual sea su tradición investigadora esto supone, como mínimo, que los investigadores sobre esos problemas y sus resultados supongan un incremento desde un punto de vista cuantitativo aunque existan discrepancias interpretativas. Tales debates redundan en el perfilamiento de teorías e hipótesis. Niiniluoto afirma que por esta razón: “ el conocimiento humano es visto desde una perspectiva dinámica”- es decir- es un proceso.

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