Relato, cafetería del puente "Triana"

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No se -nadie puede saber, creo yo- si este viaje es el reflejo de algo pasado, o en cambio, de un camino que esta por llegar. Ciudades viejas hay muchas, con historia y cultura -eso había escuchado, ahora que he conocido a mucha gente culta, caigo en que nunca he vivido entre gente viva, así todo, ¿en Sevilla que pasa?, ¿que la historia vive en los ojos de sus caminantes?, en esta fortuna de paseo no distingo entre un bar u otro, están todos repletos, esto es lo que pensé: Tomare aquí mi desayuno, y entonces entré.


Este artículo fue realizado durante un reciente viaje a la ciudad de Sevilla, y esta fue la primera experiencia de ese tal viaje.
Esteban Higueras Galán - Microfilosofía.com


Me encuentro en la esquina del mismo puente de Isabel II, o como dicen los Trianeros, en su puente. Justo en la esquina, la cafetería, entro y pido un café y un mollete, al entrar veo dos camareros grandes y fuertes, de un metro noventa por lo menos. ¡Un café y un mollete de jamón! grita el camarero, y añade: si te sientas fuera ahora te lo llevo. Me senté fuera, de un salto coloque mi trasero sobre un gran bloque de piedra que hacia de apoya-brazos gigante a una escalera, y esperé.

Después conocí a "El gran Miguel" que me contó historias de famosos, el decía -mientras me señalaba un edificio, que ese era el lugar de residencia de unos famosos humoristas, se refería a Los Morancos, me contó más cosas, como qué autobuses coger para ir a Santa justa. Dos minutos más y ya tenia en las manos mi mollete, el camarero me alcanzó de un solo paso para colocarlo sobre la mesa, y yo me abalancé sobre él, recuerdo que resultó muy crujiente, el jamón suave, y el precio lo mejor; ¡solo dos euros y medio!.

Pensé: pago y me voy, tengo que llegar a calle sagasta en 15 minutos, tras esto crucé el puente, y alcancé para mirar toda la amplitud del río.


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